Los hermanos que crecieron sin Internet y fundaron una empresa de US$95.000 millones
Crearon una empresa de pagos electrónicos que es la más valiosa de Silicon Valley
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Los Collinson son dos hermanos irlandeses que crecieron y se criaron en un humilde pueblo rural donde no llegaba la señal de Internet. Sin embargo, hoy son los fundadores y accionistas de una empresa de tecnología valuada en unos 60.000 millones de libras -unos US$95.000 millones-.
Patrick y John, de 32 y 30 años respectivamente, pasaron la primera década de su vida sin conocer la existencia de la red de redes. Pero fueron los cofundadores, en 2010, de la empresa de pagos digitales Stripe que, con su cotización actual, se convirtió en la compañía de tecnología privada más valiosa de Silicon Valley, en California, Estados Unidos, el lugar que es el epicentro mundial de este tipo de emprendimientos tecnológicos.
Los jóvenes crecieron en un pueblo muy pequeño llamado Dromineer, en Irlanda y, según un comentario gráfico realizado por el diario británico Daily Mail, en su niñez y adolescencia, “solo tuvieron la compañía de las vacas del lugar”.
“Con frecuencia me pregunto si es deseable crecer en un lugar aburrido, porque eso te obliga a encontrar tus propios intereses”, decía John Collinson en una entrevista realizada en Financial Times, en el año 2014.
Un pueblo sin conexión pero con muchos libros
El pueblo de Dromineer tenía una ubicación tan remota que acceder al teléfono -mediante el cual se conectaba entonces la Internet- era una utopía. A falta de una conexión tecnológica con el mundo, los pequeños Collinson buscaron desarrollar sus conocimientos en varias áreas leyendo libros.
Además de ir a la escuela, todos los días John y Patrick sacaban un par de volúmenes de la biblioteca local y los devolvían al día siguiente. Un día dieron con un libro que les cambiaría la vida. Uno que hablaba de computadoras, programación e Internet.
A partir de ahí, como no tenían acceso a la red, leyeron sobre ella todo lo que pudieron. Hasta que cuando tenían 13 y 11 años, Patrick y John elaboraron un complejo y contundente discurso para convencer a sus padres de que conectaran para su hogar un sistema satelital alemán para tener acceso a la Web.
Los padres accedieron a su pedido, y desde entonces, cada segundo de la vida de los adolescentes estuvo dedicado a perfeccionar sus conocimientos en programación, codificación y seguridad informática.
Una muestra de cómo su formación avanzaba a pasos agigantados fue el hecho de que Patrick fuera coronado como “Joven Científico del Año“ en 2005 por desarrollar un lenguaje de programación y un sistema de inteligencia artificial.
La primera compañía de Patrick y John
En 2007, la inquietud de los hermanos por aplicar sus conocimientos en una empresa práctica dio sus frutos: ellos lanzaron su primera empresa de tecnología, llamada Shuppa. Aún no se habían mudado a San Francisco, la ciudad estadounidense en cuya área se encuentra Silicon Valley.
Solo un año más tarde, los dos hermanos se convirtieron en millonarios después de vender su primera compañía, que cambió de nombre a Auctomatic, por US$5 millones. Patrick tenía 19 años. Y John, 17.
Los Collinson se mudaron a los Estados Unidos con la intención de formarse en el área que los apasionaba, tecnología y redes. Y lo hicieron en importantes centros de estudio: Patrick fue al MIT, y su hermano John, a Harvard, donde pudieron entrar gracias a su talento y tras haber adelantado su educación secundaria rindiendo exámenes libres.
Así fue como Patrick ingresó al MIT a los 16 años y John, a Harvard dos años más tarde, también a los 16.
Pero a pesar de concurrir a esas prestigiosas universidades estadounidenses, ninguno de los dos terminó sus estudios. Abandonaron para establecer su propio negocio.
Nace Stripe
Así fue como se empeñaron en crear otro emprendimiento y nació la compañía Stripe, que es un proveedor de pagos online, algo que les permite a las diferentes empresas acceder rápidamente a los pagos de sus clientes.
Si bien Patrick le dijo al Daily Mail que no se propusieron construir una gran empresa, solo con resolver un problema, que era la falta de un mecanismo de pago global para las empresas de comercio de Internet, Stripe había superado con creces todas las expectativas y pronto se convirtió en una compañía de referencia, que fue promocionada por muchos promotores de Silicon Valley como la empresa a seguir.
Gracias a la pandemia de coronavirus y a la cuarentena que se estableció en diversos estados de los Estados Unidos, Stripe experimentó un auge descomunal. El emprendimiento de los jóvenes vio triplicar su valor en 2020 y, según John, ahora es más grande -por los volúmenes de pago que maneja- que todo el mercado del comercio electrónico cuando ellos comenzaron a trabajar en él.
En términos personales, John y Patrick han visto crecer su fortuna. Los dos poseen en total un 12% de la empresa, lo que quiere decir que su riqueza el año pasado aumentó a más de 11.500 millones de dólares, lo que ubica a los hermanos Collinson en la lista que engloba a las 200 personas más ricas del mundo.
Además de su interés por el mundo de la programación, los dos hermanos tienen aún hoy una insaciable sed de conocimientos, algo que los llevó a contratar profesores y tutores para aprender de todo, desde física hasta política de diferentes países, o el suministro de agua corriente y la filosofía de San Francisco de Asís, entre otras cosas.
También rindieron exámenes para volar y ahora son pilotos calificados. John se destacó además en el piano y la guitarra y ambos hermanos corren en competencias. De hecho, John comenzó a registrar su pasión por el running en sus redes desde 2015, donde señaló que su obsesión era la de correr al menos cinco kilómetros por día y anotar sus tiempos para sus usuarios.
Los dos hermanos que salieron de un pequeño pueblo sin conexión para convertirse en empresarios exitosos y ricos nada menos que de Silicon Valley, viven juntos y tienen un detalle en común: tratan de no desperdiciar ni un segundo de su tiempo.
“No es que no disfrute la televisión. Si tuviera tiempo infinito, la vería. Pero como están las cosas, eso sería a mi criterio una optimización completamente incorrecta de mi tiempo”, señaló Patrick.
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