Algunos piensan todavía que se trata de jueguitos. Pero no: el profesionalismo de los juegos electrónicos tiene números de audiencia que impactan, como se vio en el Mundial de LoL que se disputó hasta ayer en Corea
Es la final latinoamericana de LoL (League of Legends). El Movistar Arena de Santiago de Chile explota de público joven, que festeja ante cada show previo a la gran final. Los presentadores de tevé –o, mayormente, de streaming– analizan a los equipos, mientras Nicki Taylor, la chica que canta en inglés, da lugar a un número de magia e ilusionismo, antes del desfile de cosplays relacionado con el juego. Se eligen los ganadores, aunque el primer premio se lo debería llevar una chica con ametralladoras por brazos y un traje de texturas pixeladas, como si perteneciera a otro mundo, con su pelo amarillo, sus botas de látex y su maquillaje irreal, mientras su imagen es difundida por las pantallas que están en el centro del estadio, justo encima de las computadoras. Es la antesala de lo que será el gran juego, la gran final entre los campeones que todos han venido a ver al estadio.
Y entonces entran ellos, los campeones. De un lado, representando a la región Sur, aparece Kaos Latin Gamers, conocidos como los rinocerontes rojos. Su superior es el argentino Damián Nate Rea, pero el espíritu apasionado corre a través de Tierwulf (Sebastián Mateluna) y su agresivo jungla, de quien dependerá en gran parte el éxito. Pero no deberían descuidar al resto de los miembros de esta escuadra, el tirador Nicolás Fix Sayago y especialmente, su mediocampista, Sebastián Plugo Pérez, que cuenta con una amplia experiencia internacional y puede liderar su equipo con su estilo versátil de juego.
Del otro lado, y representando a la región Norte, está nada menos que Infinity eSports, que viene de jugar tres finales regionales seguidas y es liderado por Diego Arce, su experimentada estrella peruana en el rol de apoyo. El equipo tiene un estilo calculado y es posible que brille en la jungla junto con Diego SolidSnake Vallejo.
Los presentadores, en el centro del estadio, anuncian a estos jugadores con caras de nenes; son chicos y están jugando, pero es un juego y es profesional, y la vez los están mirando quinientas mil personas: porque esto se expande, esto es furor. Los jugadores se sientan en sus máquinas. Una hilera de máquinas y monitores enfrentada a la otra. Dos equipos. El que gana será el número uno de Latinoamérica. Las pantallas gigantes exponen lo que pasa en el campo de batalla virtual. Relatores y comentaristas del juego, con sus micrófonos, detallan a los gritos esta nueva era de la virtualidad, con sus nuevas estrellas. Bienvenidos a este mundo. Que empiece el combate.
¿Deporte olímpico?
Los llamados esports están más cerca que nunca de transformarse en un deporte olímpico. Desde hace unos meses, el Comité Olímpico Internacional (COI) está debatiendo si las competiciones de deportes electrónicos, podrían ser incluidas en el programa olímpico de París 2024. Todo parece indicar que se está muy cerca de que la virtualidad sea considerada una disciplina olímpica.
El más reciente Campeonato Mundial de League of Legends acaba de disputarse en Corea del Sur y reunió a los 24 mejores equipos del mundo. Este país asiático tiene una escena de esports de más de 20 años, los jugadores profesionales son reconocidos como celebridades y sus salarios están regulados por el Ministerio del Deporte. La final del mundial se llevó a cabo en la madrugada de ayer, sábado 3 de noviembre, en uno de los estadios construidos para el Mundial de Fútbol de 2002 –el Munhak Stadium de Incheon– frente a 50 mil personas, in situ. En la edición 2017 del Mundial, la partida entre los equipos SKT T1, de Corea, y Royal Never Give Up, de China, había sido vista por 80 millones de espectadores, a través de los canales de streaming de Riot Games; los números de ayer se desconocen al cierre de esta edición, pero las cifras de tres encuentros disputados por los latinoamericanos de Infinity eSports durante el Mundial permiten dar una idea de expansión: versus G2, uno de los equipos más fuertes de Europa, el streaming tuvo 600.000 espectadores (¡en directo!), y los dos encuentros contra el equipo chino Edward Gaming (EDG) tuvieron 39 y 41 millones de visualizaciones, respectivamente.
A niveles de audiencia, las transmisiones en vivo de LoL (League of Legends), por fin de semana y en Latinoamérica, son vistas por 400 mil usuarios. En Brasil, los números son incluso mayores: cada fin de semana, una partida profesional es vista por un millón de personas.
Las últimas dos ediciones de los Juegos Bonaerenses incluyeron al LoL, además del FIFA y el Clash Royale. Se juegan mundiales y se participa por regiones. Hoy los equipos de esports están auspiciados por grandes marcas. Hay gamers de todos los países y cada uno puede jugar en una liga específica de un país, y hasta competir con este equipo internacionalmente, y a la vez puede llegar a desempeñarse a nivel selección. El chileno Santiago Kegevic, director de Esports League of Legends para Latinoamérica, dice que "el fenómeno de los esports ha crecido muy fuerte en los últimos años. Se están empezando a ver a instituciones deportivas que llegan a tener equipo de League of Legends, por ejemplo en Turquía, donde dos equipos de fútbol tienen su homónimo de LOL, al igual que el Paris Saint Germain, el Schalke04 de Alemania y el Flamengo de Brasil". Algunos famosos que invirtieron en esports son Shaquile O'Neal, Fernando Alonso, Jennifer López, Javier Mascherano, Cristiano Ronaldo, Neymar, Gerard Piqué, Ashton Kutcher y Kevin Durant, entre otros. La NBA, FIFA y Fórmula 1 tienen sus torneos oficiales de deportes electrónicos.
En el país, a fines de octubre la Liga de Videojuegos Profesional realizó las finales de los Circuitos Nacionales de League of Leyends y de Clash Royale, en el Teatro Vorterix.
Vivir para ser gamer
Legiones de jugadores se conectan día tras día para competir, de manera profesional, como si fueran jugadores de fútbol o estrellas de TV, aunque para estas generaciones la TV no exista, y el fútbol, si existe, primero existe en la pantalla. Un ejemplo muy claro fue una de las publicidades de la PS4, para el juego FIFA 2018, donde un Ronaldo virtual hacía un gol con una pirueta casi imposible, y ese gol no-real era compartido en redes, posteado y likeado, hasta que, en un momento, ese gol le llegaba al Ronaldo real de carne y hueso, y éste terminaba imitando el gol de su otro Ronaldo.
De eso se trata este mundo donde los gamers viven para entrenar todos los días frente a una máquina, en largas sesiones donde son monitoreados por equipos de coachings y asistentes, pero también de managers, porque esto es un gran negocio donde diferentes marcas patrocinan, ya sea a nivel equipo o de manera individual con cada gamer. Los equipos de gamers por lo general están conformados por jugadores de diferentes países. Por ejemplo, el Kaos Latin Gamer tiene a dos argentinos en su plantilla, y uno de ellos es Fix, que cuenta que su día "comienza a las diez de la mañana, donde cada jugador se toma su tiempo para hacer lo que le plazca. Normalmente, solo entrenamos de manera individual después del desayuno, y hasta más o menos el mediodía, después almorzamos todos juntos, y luego comienza la sesión de práctica, donde jugamos contra otro equipo, que puede ser de Brasil o de Latinoamérica Sur; un bloque de juegos al mejor de tres o de cinco. Pasado ese primer bloque, tenemos un receso de una hora, hasta las cinco, que es cuando comienza el segundo bloque de prácticas hasta las siete. Y luego hacemos un análisis del día, revisando las partidas con el coach/analista hasta las ocho de la noche, que ya nos quedamos libres. Yo ocupo un tiempo para cenar, otro para seguir entrenando solo y otro para estar con mi novia".
Ser capitán tiene mayores responsabilidades. Nicolás Noktse Dávila es el de Isurus Gaming, un equipo poblado de argentinos, pero que tiene su base de operaciones en San Pablo. "Entrenamos todos los días, pero también tenemos tiempo para el ocio. Entonces, miramos también películas todos juntos, vamos al gimnasio o salimos por ahí, pero el volumen de trabajo y entrenamiento lo variamos según la cantidad de torneos que tengamos por delante; la etapa de entrenamiento en la cual nos encontremos y la necesidad que sentimos de hacer distintas cosas. Personalmente, ser capitán significa muchísimo. Me siento responsable del equipo en todo momento, de los jugadores, del proyecto y del juego. Disfruto lo que hago pero al mismo tiempo reconozco que no es fácil la construcción de un equipo y el día a día. Mucho menos ahora que la competencia elevó mucho el nivel y la exigencia, por lo tanto es muy alta. Planear los entrenamientos, las ideas, el estudio de nuestro juego y de los rivales, administrar armonía dentro del grupo, cronogramas, compartir ciertos valores que nos identifiquen, buscar una filosofía de equipo y una ética de trabajo son, entre otras, las tareas que me competen".
La casa del campeón
Los jugadores, el coach y el analista de Infinity eSports, actual campeón de la Liga Norte (a partir de 2019, las ligas Norte y Sur se fusionan en una única Liga Latinoamericana, separada de la brasilera) son de distintas nacionalidades. Los jugadores son peruanos, colombianos, venezolanos y mexicanos, de 18 a 25 años; y tres argentinos, que viven en Costa Rica. El equipo vive en una gaming house en Coyoacán, México, a pocas cuadras de la casa de Frida Kahlo. Cuentan con una cocinera y una rutina diaria que consta de ejercicios físicos en la mañana, desayuno, entrenamiento contra universidades de Estados Unidos, almuerzo, encuentros a la tarde contra algún otro equipo y revisión, diaria, de temas tácticos con el coach y el analista. Antes de las 23, todos los jugadores duermen. Los sábados compiten. Solo el domingo tienen libre, como muchos trabajos.
"Por suerte los resultados acompañaron y al título en la Liga Norte de League of Legends, que es uno de los juegos más jugados en el mundo, se sumó el campeonato v. Kaos Latin Gamer en el Movistar Arena de Chile, de visitantes, ante 8000 fanáticos. Casi 500.000 personas vieron nuestra final online", dice Damián Szafirsztein, director comercial y uno de los argentinos en Costa Roca. Él analiza más fríamente este mundo, desde lo números y desde el marketing. "Tuvimos ahora la oportunidad de jugar el Mundial de Corea. El año pasado, la final de LoL repartió 4 millones de dólares en premios, fue presenciada por 40.000 personas en el estadio Nido de Pájaros de Pekín, China, y fue vista por 75 millones de usuarios únicos online. Son cifras que no pasan de largo. Primero las marcas endémicas, las de tecnología, fueron las que se acercaron, ahora cada vez son más las que ven el potencial, por tratarse de una audiencia joven, que no consume los medios tradicionales".
Entrenar vs. coachear
Una de las particularidades de este mundo gaming es que, por lo general, los equipos profesionales tienen coachs, en vez de entrenadores. El coach "tiene una presencia menos sofocante, y es algo más amistosa que el entrenador –explican desde Isurus Gaming–. La palabra entrenar se liga o asocia mucho más al mundo del deporte y la exigencia física, y no tanto mental. El coach está presente en cada sesión de juego, es como una sombra que siempre está sobre los jugadores, analiza pero no les habla a los chicos durante el juego". Rodrigo Manarino, de Isurus, cuenta que en 2016 los contactaron "de un equipo argentino para ser su coach, antes no había coaches, pero se comenzó a implementar y no había gente con experiencia o que quisiera tomar ese rol. Yo tenía el perfil, porque tenía experiencia compitiendo, mucha experiencia en trabajos que me ayudaron a madurar en muchos aspectos, perfil de liderazgo para trabajar con un grupo y muchas ganas de afrontar ese desafío. Renuncié a mi trabajo y me fui con este equipo a entrenar a una casa en San Pablo, Brasil, para una organización de ese país. Ese equipo duró muy poco tiempo, alrededor de 3 a 4 meses, pero me ayudó a entender cómo es la dinámica de un equipo a diario".
Desde abril, Rodrigo vive en San Pablo, donde se desempeña como coach de Isurus. Cuenta que todos los días tiene trabajo para hacer. "Se requiere de mucha constancia para poder crecer día a día y tener un buen nivel, tanto individual como de equipo. Tenemos una excelente relación y hay un muy buen clima para trabajar, eso ayuda mucho todos los días. Como parte de mi tarea, tengo que estar atento a todo lo que necesite el equipo, ver cómo se desempeña. y ayudar en lo que necesite cada jugador. La organización se preocupa que no nos falte nada, para que solo nos preocupemos de nuestro trabajo. Las tareas se dan dependiendo de si tenemos partidos competitivos o no, pero habitualmente siempre se está trabajando, si no es en equipo, individualmente. Estoy en todo momento con los chicos, para asegurarme que esté todo en el camino correcto".
Matías Canale, también de Isurus, cuenta: "Un día, estando en mi casa, un excompañero de equipo me habla para preguntarme si quería jugar en su equipo de preselecciones argentinas. El ganador de esos equipos iba a ser el que representaría la Selección Argentina de CSGO (Counter Strike Global Ofensive) en las clasificatorias sudamericanas para el mundial de ese juego. Sin pensarlo, acepté, fuimos la preselección ganadora, y no conforme con eso fuimos los campeones de Sudamérica; así nos ganamos la clasificación al Mundial, en Serbia. Iba a representar a mi país y jugar contra jugadores de muy alto nivel". Unos meses después, Matías viajaba junto con el equipo a cumplir su sueño: medirse contra gente que vivía del gaming hacía años. Y la performance fue exitosa, porque se volvieron del Mundial con lo que para ellos fue un glorioso segundo puesto, a muy poco de ganar la final contra Turquía. Después, Matías volvió a la Argentina y le surgió de inmediato su primera propuesta profesional para CSGO: la proponían irse a vivir a Estados Unidos, con un sueldo, una casa con un equipo, competir en las mejores ligas, jugar muchos más torneos. No lo dudó y habló con su familia y lo entendieron. Lo que había empezado como el pasatiempo de cualquier chico, todas esas horas jugando, solo él sabía que no eran para nada. Tenía un sueño, quería llegar a jugar, a vivir de eso. Jugaba de lunes a lunes, muchas horas, y nadie lo entendía. Pero iba más allá de un juego, él lo sabía, lo sabían sus ojos, sus manos, tenía un sueño, que era suyo y de nadie más.
- League of Legends Las partidas son online y enfrentan a dos equipos de cinco jugadores. Cada jugador elige a un campeón, que son los personajes (hay más de 140). Un campeón puede tener más de un rol: tirador, mago, asesino, tanque o apoyo.
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