Los básicos de la ropa interior masculina
Apodados briefs, bóxers, slips o calzoncillos, los básicos de la ropa interior masculina derivan del taparrabo de piel –o loincloth– que veneraron los hombres de las cavernas, Tarzán y, según relataron los arqueólogos, Tutankamón. El underwear contemporáneo tiene su origen en los triángulos que se ataban en las caderas cual pañales de uso habitual en los gladiadores y atletas romanos. En Roma se los denominó subligaculum, y en Japón, etchu fundoshi y se replicaron en cerámicas y bajorrelieves. En el libro Mi filosofía de A a B y de B a A, Andy Warhol elogió “por la durabilidad de sus materiales y sus cualidades antirroce” a los calzoncillos Jockey que adquiría por cinco dólares en la tienda Macy’s. Con el transcurso de los años su devoción lo llevó
a pintar un modelo con un billete de un dólar que se conserva en el acervo de la firma norteamericana.
Los Jockey surgieron en 1934 e innovaron en la ropa interior masculina: un diseñador de la firma con sede en Chicago decidió inspirarse en una postal de la Riviera francesa y donde un grupo de bañistas de la Costa Azul exhibía diminutos slips. Así como el push up femenino puso a los escotes en primer plano, la aparición de los Jockey disparó el uso de pantalones ceñidos. En 1942 y en la Argentina, Carlos Sinigagliesi inventó el calzoncillo anatómico que respondió a las siglas CA-SI, que si bien se inició con fines medicinales su uso se difundió en Europa y en 2017 continúan produciéndose en el atelier del barrio de Liniers.
Las campañas de CA-SI se hicieron eco del ingenio porteño, realizadas sobre metal o cartón reprodujeron escenas de usuarios que se jactaban de la comodidad comparándolo con el descanso sobre una hamaca paraguaya. Otros casos de factura local remiten a los Eyelit, que data de 1963 y que luego de una crisis emergió con locales propios.
La tienda online y narcisista los clasifica, según Lazy Toto, Lazy Beto o Cholo, y los divulga desde videos, pero en las tiendas reales los calzoncillos cubren a maniquíes con miembros encumbrados. Muy lejos de las campañas de ropa interior de Kinosha Klosed Knottch, cuyo manual de estilo pregonaba los modelos todo en uno –camiseta y calzoncillos llamados Union–, una galería de estilos de los devotos del calzoncillo destaca tanto a Elvis Presley fotografiado en 1958 por la revista Life, vistiendo briefs de algodón durante la revisación médica previa a su reclutamiento para el servicio militar (mientras que el soldado que a su lado, llevaba bóxers), como a las campañas de Jean Paul Gaultier fotografiadas por David Seiner, que mostraban al modelo de cuerpo escultural con tiradores sujetando su brief y una lupa a modo de accesorio.
Continúa con Marky Mark en bóxers Calvin Klein junto con la joven modelo Kate Moss, fotografiados por Herb Ritts en 1990 y circa 2010 llevó a los futbolistas a la categoría de supermodelos de la ropa interior. David Beckham y Cristiano Ronaldo modelaron en campañas de Giorgio Armani, Lionel Messi vistió paños menores y barrocos de Dolce&Gabbana. La revolución del underwear comenzó con el uso del lycra y los colores intensos de 1960 y se acentuó con la apropiación de la ropa interior como básico desde los catálogos de Calvin Klein, Dolce&Gabbana y Gucci al trasladar las premisas de cada temporada a la ropa íntima,
Moschino y John Galliano llevaron a la pasarela el imaginario más risqué en ropa interior de la historia de la moda. El debut de Raf Simons en la firma Calvin Klein volvió a acentuar el apogeo del icónico brief CK: las campañas del fotógrafo y cineasta belga Willy Vanderperre sitúan al calzoncillo Calvin como una obra de arte pop: los modelos de la campaña posan en ropa interior desde interiores del museo que cobija la mayor colección de Andy Warhol. Así como antaño, el elástico con el logo asomaba bajo los jeans entre las estrategias de comunicación de la nueva línea de alta costura By Appointment, irrumpe el democrático calzoncillo blanco.