Al observar historias pasadas podemos descubrir la manera en la que los tiempos cambian y las emociones humanas son más universales
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El estadounidense Mark Twain escribió: “No existe tal cosa como una idea nueva. Simplemente, tomamos muchas ideas antiguas y las colocamos en una especie de caleidoscopio mental. Les damos un giro y hacen combinaciones nuevas y curiosas”.
Esta afirmación es particularmente cierta en la narración de historias. Soy novelista y enseño escritura creativa. En esta disciplina, prevalece la premisa de que hay siete tramas básicas (como se describe en un libro del mismo nombre de Christopher Booker).
Las historias que contamos reflejan quiénes somos, tanto como individuos como sociedades, en un momento dado. Al leer historias de siglos pasados, es reconfortante descubrir que mientras los tiempos cambian, los instintos y las emociones humanas son más constantes y universales.
El placer de leer es estar en comunión con otras personas a través de las historias que han dejado atrás, pero reconocer en sus mundos algo propio. Un nuevo libro, The Norse Myths that Shape the Way We Think (el título podría traducirse en español como Los mitos nórdicos que moldean la forma en la que pensamos, de Carolyne Larrington, profesora de la Universidad de Oxford (Reino Unido), explora las resonancias contemporáneas de las leyendas nórdicas y examina su reinvención en la cultura popular.
“Los mitos nórdicos son importantes porque tienen lugar en un paisaje que la gente de Reino Unido y del mundo de habla inglesa reconocemos como propio”, dijo Larrington a BBC Culture.
“A diferencia de los mitos griegos y romanos, retratan un mundo que es finito. Sus habitantes marchan hacia el final de los tiempos. Por eso tienen una nota de pesimismo que resuena en un mundo más secular”, agregó. Estos son algunos de los antiguos mitos nórdicos que sustentan muchas de las formas en que pensamos hoy.
1. El mito verde
Donde los textos bíblicos y otras leyendas atribuyeron inundaciones, plagas y pestilencias a la ira de Dios o de los dioses, la historia de Yggdrasill resuena más en un mundo que está alerta por el impacto del hombre.
El árbol Yggdrasill se encuentra en el centro del universo nórdico antiguo. Sus ramas llegan hasta los cielos; sus raíces descienden al mundo de los gigantes muertos y helados. Los animales que viven en él prosperan y lo dañan. Cuando llega el fin del mundo, el árbol gime y se tambalea, pero no se nos dice si caerá.
“Yggdrasill es un modelo para nuestro entorno en el que haríamos bien en pensar”, dice Carolyne Larrington. “Representa un mundo natural que existe, pero que no se puede dar por sentado: un sistema simbiótico que puede o no resistir todas las depredaciones que la humanidad le inflige”, apunta la académica.
La advertencia implícita es especialmente pertinente ahora, dado que Yggdrasill no es un árbol cualquiera sino un fresno. “Era gris plateado”, escribió Neil Gaiman en su novela de 2001 American Gods (el título podría traducirse como “Dioses americanos”), la cual está llena de mitos.
Uno solo tiene que caminar a través de uno de los muchos bosques en todo el mundo recientemente devastados por la llamada enfermedad de la muerte regresiva del fresno, para ver grandes espacios vacíos donde recientemente se alzaban árboles de color gris plateado.
2. El mito de la fama eterna
Valhalla (o Valhǫll) es un salón magnífico, gobernado por el dios Odín, donde los guerreros fallecidos viven junto a reyes y otras figuras legendarias.
Cuando llegue el Ragnarök (el fin del mundo), los guerreros serán llamados a luchar contra los Jotnar (gigantes). Es un salón de la fama para una sociedad heroica, un lugar donde viven aquellos que han muerto en la batalla. El mito de Valhalla también ha sobrevivido a lo largo de los siglos.
En 1830, el príncipe heredero Luis de Baviera encargó la construcción de un templo Valhalla cerca de Ratisbona, Alemania. Allí, los héroes pangermanos fueron celebrados para fortalecer el proyecto de unificación alemán.
Aproximadamente al mismo tiempo, August Smith creó un museo dedicado al Valhalla en los Jardines de la Abadía de Tresco, en las Islas Sorlingas (Reino Unido), para albergar los mascarones de proa de los naufragios locales.
El mítico salón también aparece en la ópera “El anillo del nibelungo”, de Richard Wagner, en numerosas pinturas y en los escritos de Hunter S. Thompson.
Elton John, Led Zeppelin y Jethro Tull también hablan de Valhalla en sus canciones. “En las sociedades precristianas, especialmente en las germánicas, la única forma de sobrevivir después de la muerte era alcanzando la fama”, explica Larrington.
“Ahora que hay menos confianza en la idea de la vida después de la muerte, las personas se aferran a la idea de ser famosos e impresionar al mundo de alguna manera. Hoy en día Valhalla son nuestros 15 minutos de fama”, apuntó la experta.
3. El mito del fin
El Ragnarök (la perdición de los dioses) es el fin del mundo nórdico, claramente reflejado en el Armagedón cristiano. En la mitología nórdica, el Ragnarök culmina en una batalla final entre dioses y demonios y gigantes, que termina con la muerte de los dioses. El mundo es consumido por el fuego y el hielo.
Es el famoso “el invierno está llegando” de “Juego de Tronos”. Es una advertencia general de que sucederán cosas malas. Y el Ragnarök también es un tema popular en el Death Metal escandinavo o el Viking Metal, que se basa en la mitología nórdica.
En el Ragnarök, la generación anterior de dioses será destruida. “Esto es inevitable”, escribió Carolyne Larrington en su libro. “Incluso los guerreros en Valhalla no pueden derrotar a las fuerzas cósmicas. Después de este final mítico, el mundo se levantará nuevamente. Pero, la duda es, ¿será este nuevo mundo mejor que el anterior?
4. El mito del vagabundo en busca de sabiduría
Odín, el padre de Thor y creador del mundo nórdico, es también el dios de la guerra, de la poesía, de las runas, de la magia y de los muertos.
Pero está deidad no es omnisciente y deambula tanto por el mundo humano como por el divino en busca de sabiduría y esto tiene un precio. Cuando llega al Pozo de Urd, se le dice que para sorber el agua de la sabiduría debe sacrificar un ojo.
Odín el vagabundo inspiró al mago Gandalf de J.R.R. Tolkien. También prestó su nombre a Merlina (Wednesday), del inglés antiguo “wōdnesdæg”, que se originó de “Woden” (Odín). En el universo Marvel, siempre se le representa sin el ojo derecho y como una figura sabia, con un punto ciego.
“Odín da forma a la manera en la que pensamos acerca de seguir aprendiendo, pero al mismo tiempo se lo ve como una fuerza patriarcal que finalmente debe hacerse a un lado, y vemos mucho esta dicotomía en la política contemporánea”, analizó Carolyn Larrington.
“Al final del mundo nórdico, vendrá una nueva generación de dioses, con nuevas ideas no probadas. Pero existe la sensación de que prevalecerán”, agregó.
5. El mito de la masculinidad
Hay una paradoja de la masculinidad en el mundo nórdico. Por un lado, está el héroe vikingo atlético de cabello rubio, aventurero, que comercia, escribe poesía y talla runas. Y por el otro está el Berserker, que viola, saquea y lo destruye todo a su paso.
Algunas reinterpretaciones incluso han otorgado a los vikingos unas cualidades casi tiernas o los han parodiado. Sin embargo, probablemente el mito que prevalece es el de un heroico y aventurero grupo de hermanos que confían en su lugar en el mundo.
No obstante, es un mito que está abierto a inquietantes reinterpretaciones. “A mediados del siglo XIX, la figura del vikingo aventurero se utilizó para sustentar las doctrinas de la superioridad aria”, rememoró Larrington.
“Hoy en día, el mito parece guiar a los hombres que ejercen poder sobre las mujeres y que forman parte de grupos blancos de extrema derecha, los cuales quieren que las mujeres ‘conozcan su lugar´. Y por ello no se puede considerar ese mito como irrelevante”, argumenta Larrington.
La figura del guerrero vikingo siempre ha representado una lucha y una necesidad de equilibrio entre la rabia heroica, el honor personal, el coraje y la apertura al amor. Y ese conflicto entre la idea de los valores masculinos tradicionales y los hombres que habitan en un mundo de mujeres resuena tanto hoy como antes.
6. El mito del superhéroe
Thor (del antiguo nórdico Þórr) es un dios prominente asociado con la protección de la humanidad y un modelo para los superhéroes.
Reinventado por la empresa Marvel Comics como “El poderoso Thor”, el héroe que empuña un martillo, patrulla las fronteras del mundo humano y mantiene alejados a los gigantes, ha servido de inspiración para Superman, Hulk y otros Vengadores.
“Lo que es interesante es que de los antiguos mitos nórdicos lo que ha quedado es un tonto que primero golpea a la gente con su martillo y luego hace preguntas”, dice Larrington.
“Lo que Marvel hizo fue darle una curva de aprendizaje al ponerlo en una familia en la que tiene relaciones con un hermano y un padre adoptivos, y en la que se enamora, de modo que sus fortalezas sobrehumanas se ven atenuadas por sus defectos humanos”, dice la académica.
En el mundo nórdico, una sociedad oral sin contratos escritos, Thor representa los valores de defender a los débiles y mantener tu palabra. Y en el mundo actual mayoritariamente secular, no se trata de buscar peleas, sino de estar listo para enfrentarlas cuando surjan. No pone la otra mejilla, sino que tiene el coraje de denunciar las injusticias.
*Por Lizzie Enfield
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