Locos por las plantas
Lejos de su antiguo lugar ligado al mundo doméstico y femenino, el cultivo se transforma en el nuevo hobby moderno que cautiva a cada vez más hombres
Cuando Martín Domínguez se mudó al PH con patio donde hoy vive, en Villa Crespo, lo primero que pensó fue: "¡Plantas!". "Es una forma de darle vida y calidez a una casa", explica el joven de 28 años que se dedica al diseño audiovisual y a cuidar en persona del ficus y la Santa Rita del patio, y también de las suculentas que dejó en el baño. "Pero sobre todo me hace sentir bien, me gusta, me relaja." Como él, cada vez más varones sub 40 adoptan el cultivo como hobby , por razones tan diversas como genuinas.
"Al irte a vivir solo querés que tu espacio sea cómodo, cálido y que te represente", opina Marcelo Vitale, un empleado bancario de 32 años que mezcló plantas exóticas con macetas de diseño a la hora de decorar su casa. Aprendió de su madre, de amigos y a través Google cómo regarlas, trasplantarlas, mirar el color de las hojas y la relación del tamaño de la maceta con el crecimiento. "Además, cuidarlas genera conciencia sobre la naturaleza", agrega.
En cambio, Axel Cherniasvky, 33 años, profesor de filosofía, se ocupa de las casi 40 especies de crasas de su patio sólo por el placer de observarlas, como serpientes en un estanque. "Me relaja, son como esculturas vegetales, tienen mucha personalidad", dice de sus favoritas, Aeonium y Sedum , y detalla que aprendió lo que sabe en conversaciones con los productores de los grandes viveros que suele visitar.
"El actual interés de la gente joven por las plantas se inicia con diferentes tendencias mundiales que vinculan conceptos como slow life , la vuelta hacia el interior y la valorización de conceptos japoneses como el wabi-sabi, que integra la naturaleza, la simplicidad, la imperfección y el minimalismo", explica María Florencia Carella, dueña de Herbario, que provee de terrarios a Paraná Vivero y a otros locales en alianzas creativas. "Rodearnos de plantas crea un ambiente mejor oxigenado, estéticamente bello", argumenta la diseñadora, que cuenta entre sus clientes a una mayoría de jóvenes, de los cuales al menos la mitad son hombres. Según describe, muchos de ellos tejen lazos de amistad a través de las plantas. Al intercambio de gajos, información y terrarios como regalo de cumpleaños, se suma una práctica frecuente entre las chicas: regar las plantas durante las vacaciones de otros. "Los hombres nos relajamos con algunas cosas que antes eran consideradas sólo para mujeres -admite Martín Domínguez-. Yo lo relaciono con una sociedad cada vez menos prejuiciosa respecto de tareas, gustos o actividades. Hay que relajarse: plantar, cuidar y regalar plantas, en definitiva, es un acto de amor."
"Las nuevas generaciones eligen vivir en los grandes centros urbanos, pero deciden hacerlo de una forma más saludable, natural y consciente, sin dejar de lado el disfrute y la estética", define Adrián Montesoro, creador de Green Vivant, una guía integral y actualizada de recursos online para los que buscan una vida sustentable sin mudarse al campo. Como el caso de Jorge "Willy" Gugliermo, de 32 años, psicólogo y amo y señor de unos 25 ejemplares diseminados entre el balcón y el interior de su departamento de Palermo, donde también funciona su consultorio. "Son vida a tu cargo y la posibilidad de conectar con la tierra, pero también tienen una carga simbólica: la semilla germina, crece... y se trata de mostrar cómo ir haciendo procesos en la vida de cada uno". Además de las violetas africanas, las begonias y las palmeras -otra especie "de moda"- en casa del psicólogo se llevan todas las miradas las macetas de cerámica que le compró a Ale "Poroto" Yáñez, socio de Andrea Villarino en Paraná Vivero, un influyente promotor de la jardinería urbana más estetizada. El vivero ocupa un local vidriado del entrepiso de El Patio del Liceo, ese reducto cooptado por jóvenes artistas, diseñadores y emprendedores, donde plantas y macetas conviven con discos de vinilo. De sus proveedores estrella, Paraná Vivero exhibe y vende además suculentas de arquitectura alienígena, cactus con flores efímeras de colores vibrantes, kokedamas (técnica de cultivo japonesa) y terrarios.
Daniel Nahmod también eligió la vegetación para hacer una cortina natural en su balcón que le dé privacidad, desde que vive solo. Se informa en foros de Internet y en conversaciones con los vendedores de viveros sobre cómo regar, reproducir y abonar las plantas que enumera: jazmín, cañas, palmeáceas, un limonero, una santa rita, un ficus y una rosa china, entre muchas. A los 31 años y con cinco de guardián de su propio jardín, este ingeniero industrial le imprimió estilo propio. "En mi casa cumplen una función estética, pero estoy con la idea de hacer un riego automatizado", reconoce, y detalla que existe una manera simple de colocar sensores de humedad para riego, y hasta programar que suspenda la tarea si ha llovido.
Hazlo tú mismo
Para Lucía Cané, directora de la revista Jardín, "aunque quieran tener un lindo jardín por estética tienen que aprender a cuidar el suelo, a entender la planta, a esperar la lluvia y el paso de las estaciones". En este sentido, la avidez por el cultivo se manifiesta también en la matrícula de los cursos que cada temporada se dictan en la Facultad de Agronomía de la UBA y el Jardín Botánico. Internet, a su vez, es fuente inagotable de recursos: tutoriales, videos, información sobre semillas y mercados.
Durante los sábados de la última primavera, inspirados en el poder de reproducción que tienen cactus y suculentas, desde Paraná Vivero lanzaron una convocatoria: intercambio masivo de gajos en El Patio del Liceo. "El club del gajo nació del amor por las plantas que compartimos", cuenta Poroto Yáñez, que aprendió de ver a su mamá hacer terapia en la tierra para descargar el estrés laboral. "Gajo va, gajo viene, descubrimos que éramos muchos los hombres interesados".
Para la última feria itinerante Souvenir, sus coordinadoras eligieron la casa de Saavedra donde funciona Tentables Multitienda, el espacio donde Sebastián Caneda y su pareja, Silvina, encontraron lugar para un taller, oficina, huerta, un vivero y un local que vende macetas, minipaisajes y muebles reciclados. Sebastián también coordina Jardinesasi, su proyecto de paisajismo de enfoque artístico. Él cree que la atracción por cultivar "es una respuesta a tanta artificialidad, para subsanar el mal que le hacemos al ambiente, aunque muchos lo hacemos también para entender qué comemos". Es que la práctica del cultivo no sólo abandonó su imagen desaliñada y su identificación exclusiva con lo femenino y lo doméstico. El fervor por lo orgánico hizo su parte para que cada vez más urbanistas tomen balcones y terrazas para hacer crecer hierbas, flores e incluso verduras. Para el programador Leandro Frías, "vivimos una etapa de desarrollo de una conciencia colectiva más atenta al medio ambiente. Muchas minihuertas crecen en macetones, en las terrazas de la ciudad".
Verde al Cubo se llama el proyecto de Agustín Casalins, 36 años, ingeniero en producción agropecuaria, que instala en cualquier balcón, patio o terraza, huertas con todos los accesorios que requiere la hidroponia, es decir, el cultivo sin tierra donde la planta se alimenta de nutrientes agregados al agua. "Todo el mundo está buscando lo verde, pero no sabe cuántos tomates salen de una planta, por eso quiero rescatar ese conocimiento de una manera gradual", dice y explica que entregan a domicilio la huerta ya cultivada para que cada usuario se ocupe primero de cosechar y, con el resultado sobre la mesa -tomates, pimientos y berenjenas baby, verduras de hoja y especias como albahaca y cilantro-, recomience el ciclo.
"La mayoría de mis amigos aman la naturaleza, siempre hablamos de plantas, flores y si alguno descubre alguna que no conocíamos, compartimos el secreto", revela Alejandro Daniel Falduti, 28 años, productor publicitario y dueño de un "santuario" de 25 ejemplares de bambú, ficus, lavandas y suculentas. "Me mudé a una casa con patio para crear mi propia selva -celebra- me encanta tener un lugar donde relajarme, leer, descansar y compartir cenas con amigos."
Producción de Lila Bendersky