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Lo habían encontrado en la calle en un día de frío intenso. Sin los recursos económicos para poder ayudarlo, entraron al local que Daiana Salvador tiene en la localidad de El Palomar de la zona oeste del Gran Buenos Aires y allí lo dejaron. “Nosotros vendemos alimento para perros, gatos y aves y, por ende, estamos acostumbrados a este tipo de situaciones. En la mayoría de los casos difícil mirar para otro lado”, recuerda la joven. “Lastimosamente no contamos con los medios económicos para asistir a los animales cuando es necesario. Somos gente de trabajo y en Argentina está muy difícil ser emprendedor. A nosotros nos complica mucho que la gente tenga esa actitud”, reflexiona.
Esa tarde de mayo, destrozada por la reciente muerte de su gato, Daiana sintió que se le estrujaba el corazón cuando advirtió que el pequeño felino de pelaje naranja que allí habían dejado, estaba en problemas. “Cuando lo alcé y le levanté la cola para ver si era hembra o macho me dio muchísima impresión lo que vi: tenía una gran parte del recto afuera. Dejé el negocio y me crucé al veterinario de enfrente”.
“No sabíamos cuál era su pronóstico”
El médico pudo acomodar el segmento en su lugar, pero todavía había riesgo de que se produjera un prolapso nuevamente. “Esa noche fue muy difícil. Naranjú, como lo bauticé, estaba con mucho mucho frío. No sabíamos cuál era su pronóstico y cuando estaba por amanecer, una masa rosada en forma de tubo volvió a aparecer. Corrí de nuevo al veterinario y, mientras tanto, mi sobrina subió su historia a TikTok y algunas donaciones nos ayudaron a costear el tratamiento y las próximas visitas al veterinario. Gracias a la gente empática y llena de amor, pudimos ayudar a Naranjú”.
Ya en la clínica veterinaria, Daiana pudo saber que el prolapso rectal en gatos cachorros es un problema frecuente asociado a diarreas severas producidas por la presencia de parásitos en el sistema gastrointestinal. La evacuación constante y repetida puede provocar irritación anal y, en los casos más graves, prolapsos como el que le ocurrió a Naranjú.
“Fue imposible darlo en adopción”
“Fue necesaria una pequeña intervención y algunas suturas. ¡Pobre bebito pesaba 600 gramos! Luego de eso siguieron controles y le sacaron los puntitos. Al haber vivido toda situación, fue imposible darlo en adopción. No nos llevó ni dos días enamorarnos de él. Los gatos naranjas son especiales. Naranjú es súper dulce, travieso y lleno de amor. Desde el primer día amó el calorcito de la estufa. Creo que está totalmente agradecido”.
Ya pasaron dos meses del día en que Naranjú comenzó su nueva vida. Vive con Daiana, su familia, dos gatas y dos perros. “Es importante que estas historias nos ayuden a tomar conciencia. Si hubiera más castraciones, no habría cachorros en situación de calle o hembras desnutridas, enfermas y expuestas a miles de peligros pariendo todo el tiempo. Todos podemos poner nuestro granito de arena. Naranjú no para de sorprendernos. Llegó para cambiarnos la vida. Nos agradece todos los días haberlo salvado. Creo que hay amores de cuatro patas que vienen de otras vidas. Él es mi bebé especial pero hay miles de animales necesitados en las calles y nosotros tenemos la posibilidad de cambiarles esa triste vida”.
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