Ayer a las cinco de la tarde, los pobladores de la localidad de Trevelin, en Chubut, alzaron la vista al cielo para ver un espectáculo inusual: vieron caer, sobre ellos, miles de pétalos de tulipanes. Se trató de una acción privada, organizada por un productor local de flores y el dueño de un avioneta, que a modo de celebración por el fin de la cosecha, decidieron arrojar pétalos desde el aire sobre la plaza principal del pueblo.
La idea empezó en tierra: primero dibujaron sobre el campo de cultivo un corazón gigante, que formaron cortando las flores de alrededor. Eso fue capturado con una cámara desde un dron y fue posteado en las redes sociales de la firma con un "Gracias" que acompañaba el posteo.
"Todo empezó porque quisimos hacer cosas diferentes, compartir mensajes esperanzadores motivados por la cuarentena. Pensando en toda la gente que está dentro de sus departamentos, sin poder estar en contacto con la naturaleza. Nosotros somos unos privilegiados", contó a Revista Jardín desde Trevelin Juan Carlos Ledesma (51), floricultor y dueño de la firma Tulipanes Patagonia.
Al corazón lo realizaron con la ayuda de Panchi Bubua , un estudiante de cine que puso a disposición el dron. La lluvia de pétalos desde el aire, contó Ledesma, fue una propuesta de otro amigo, instructor de vuelo. "Estábamos terminando el corazón y me llamó para decirme que a su mujer le gustaría hacer una lluvia de tulipanes desde el avión. Y yo dije que sí, a mí me dan media vuelta de manija y ya quedo regulando", dijo.
"Primera lluvia de tulipanes", decía el posteo de Instagram, e incluía la fecha del evento. Así, desde la redes sociales, Tulipanes Patagonia convocó a los vecinos a la plaza principal del pueblo. Desde el cielo, Ledesma y su amigo piloto, dueño del avión en Patagonia Bush Pilots, concretaron el lanzamiento.
"Estuvimos buscando y no encontramos antecedentes lanzamiento de pétalos en el mundo, ni siquiera en Holanda -dijo Ledesma-. Me extraña muchísimo, deben estar tan concentrados en el trabajo que esto se les pasó por alto". Si bien él estuvo en el aire y no pudo ver de cerca la cara y las reacciones de la gente, sí recibió comentarios después de concretar la acción. "Fue de alegría total, la gente en la plaza corría buscando pétalos", dijo.
"Desde arriba lo vivimos con mucha adrenalina, el viento iba cambiando y nosotros debíamos hacer llegar las flores al centro de la plaza. Hicimos seis lanzamientos, el último cayó sobre el dragón galés que está en la plaza. Fue el último y nos dijeron que fue increíble. Pura emoción".
La acción fue parte del festejo del fin de la cosecha y, a la vez, una acción de marketing. La repetirán el martes 10 de noviembre pero esta vez harán llover pétalos sobre la avenida principal de Esquel, ciudad vecina a Trevelin.
Como cada año al final de la cosecha, la firma -dedicada a la producción de tulipanes en la zona desde hace 27 años- se dedica a cortar la flor en la parte superior de la planta para que el bulbo crezca con más fuerza la temporada siguiente. Habitualmente, se usan unos pocos pétalos para hacer un blend de té, otros se utilizan para teñir tela y el resto se descarta. Este año, ese descarte fue utilizado para arrojarlo desde el aire.
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