La relación entre literatura y naturaleza es antigua y vasta, sin embargo, durante el 2019 esta temática engordó más de un anaquel. La campaña de Greta, la ominosa golpiza al pueblo vegano, y el ojo comercial que todo lo ve, pueden ser causa-consecuencia o al menos excusa para pensar en una sintonía: la necesidad de bajar del pedestal al ser (y estar) humano y recostarlo ahí nomás en una comunidad de vivientes más amplia.
Para lectores con estas cosquillas éticas, dos joyitas: Naturaleza moderna (Caja Negra), el diario que Derek Jarman –cineasta experimental fallecido en 1994– escribió a propósito de su jardín de grava en Gran Bretaña, y Loa a la Tierra (Herder), del surcoreano Byung-Chul Han, quien describe de este lado del milenio su novísima actividad como jardinero para abordar reflexiones sobre lo bello y lo bueno.
Eruditos y confesionales, ambos diarios demuestran que ver crecer un lirio o una amapola es una experiencia que no se corresponde de igual manera en el lenguaje; al contrario, cada uno está a la caza de lo singular.
Naturaleza moderna
Prospect Cottage se llama la cabaña renegrida en la que Derek Jarman (1942-1994) reside mientras escribe su diario y filma sus últimas películas. "Cultivar un jardín fue la respuesta enérgica y productiva que Jarman dio a lo que, antes de la terapia combinatoria, era una sentencia de muerte casi segura", entiende Olivia Lang en el prólogo a Naturaleza moderna.
Acompañado por HB, su leal compañero y amante, Jarman –tres años después de serle diagnosticado VIH– decide crear un jardín silvestre, reutilizando rocas y objetos que escupe el frío mar de Kent, en 1989. Especies botánicas, consejos y citas de la abundante tradición inglesa en artes y jardinería se conjugan con una exquisita capacidad cromática para describir nubes, estados de la neblina, variedad de rosas. Este Edén conceptual es también el punto de partida para abordar una autobiografía que irrumpe como los vientos costeros: sus primeras experiencias homoeróticas a hurtadillas de maestros, militares y en una Inglaterra bajo el conocido "artículo 28" que iba contra la "promoción intencional de la homosexualidad".
Por ello, es posible comprender el espesor de los videos de Pet Shop Boys (o por qué nos gustaban tanto): los dirigidos por Jarman eran primerísimas experimentaciones audiovisuales además de decididos manifiestos. "El jardinero cava en otro tiempo, sin pasado ni futuro, principio ni fin", sentencia, y también: "Tengo un exquisito anillo medieval de 1340, cubierto de oro falso, que encontré aquí en el río", pequeños ejemplos de lo irreductible, exuberante y moderno de su naturaleza.
Misantropía a la berlinesa
"La digitalización del mundo, que equivale a una humanización y una subjetivación totales, hace que la Tierra desaparezca por completo. Recubrimos la Tierra con nuestra propia retina, y al hacer eso nos volvemos ciegos para lo distinto".
Contra el tiempo del trabajo, el turismo y la explotación sin fin, y a favor de lo bello, el bien, lo misterioso y lo sublime, Byung-Chul Han (Seúl, 1959) se dedica por primera vez al cuidado de un jardín, como atendiendo a un llamado místico. La llegada de las estaciones, las negociaciones permanentes entre la vida y la muerte, la aparición delicada de una flor azul entre la nieve: el filósofo no se cansa de señalar que en esas actividades de la Tierra podemos encontrar una fuente de dicha. "Constantemente trato de sumirme en aquel extraño estado de ánimo del jardín [...] mi jardín es para mí realidad recuperada".