El género diario íntimo nos acostumbró a ciertos caminos de lectura. Están los que vienen a desentrañar la vida de alguien consagrado. Otros testimonian una época, viajes a otras ciudades, la infancia. También existe una variante relativamente nueva: aquellos que varios escritores han encarado durante estadías en el exterior garantizadas por alguna beca para artistas, tradición a la que Mercedes Halfon (Buenos Aires, 1980) se arrima con la vocación decidida de una outsider en Diario pinchado (Entropía).
Primera pinchadura. El diario es ficción, habita el género para construir una nouvelle que pueda detenerse en ese único personaje: una joven escritora que viaja a Berlín sin el financiamiento de ninguna institución. Va al reencuentro de su pareja, que reside allí hace tres meses, un becario sumamente concentrado, como dice Alan Pauls en la contratapa, "en sus cositas de poeta". El diario es, entonces, no del escritor sino de este personaje subalterno: segunda pinchadura. A lo Scarlett Johansson en Lost in Translation, esta compañera amorosa empieza a ser un estorbo para la eficiencia indolente de ese poeta en vías de profesionalización, y paulatinamente se va quedando sola en una ciudad un tanto inaccesible. Pero, a diferencia del personaje de la película de Sofia Coppola, esta protagonista escribe y se ocupa de hacerse las preguntas necesarias que la guíen en ese paisaje-pasaje adverso.
"Todos lanzaban risas sonoras, graves, de aprobación, fraternidad entre becarios de ayer y hoy. Escuché un poco las conversaciones sin lograr conectar con ninguna. Vos tampoco hiciste ningún esfuerzo por integrarme, al punto de darme ligeramente la espalda. Me fui a caminar por la casa con una copa de vino blanco en la mano. Husmeé los lomos de los libros en la enorme biblioteca. Me sorprendió encontrar algunos libritos de argentinos. También Heine, Novalis, Brecht. Pensé en robarme alguno pero lo descarté; por mi actitud altanera, iba a ser la principal sospechosa".
A la manera de los DJ, este diario sabe pinchar glosas y citas de buena literatura y arte. Vienen a la mente de la protagonista a cuento de forjar certidumbres, tanto para ella como para los lectores. La mención de la crónica de Ulrico Schmidl –Derrotero y viaje a España y las Indias– que da cuenta del fracaso de la expedición inicial al Río de la Plata forma las primeras nubes agoreras que se ciernen sobre su viaje a Berlín. Luego aparecen los cuadros de Friedrich, con sus personajes que dan la espalda y se enfrentan a horizontes brumosos. Adorno, Brecht y un muy amado Benjamin, que otorga una clave central de lectura, en la entrada escrita durante una madrugada sobre el colchón desinflado donde la pareja duerme.
Mercedes Halfon es escritora, periodista cultural y curadora escénica. Publicó, entre otros textos de narrativa y poesía, El trabajo de los ojos (Entropía, 2018), libro que ya cuenta con ediciones en España y Chile. Recientemente se estrenó el film Las poetas visitan a Juana Bignozzi, que dirigió junto a Laura Citarella. Este intenso trabajo dentro del campo cultural reverbera aquí, con cartografías de lecturas que generosamente comparte, preguntas sobre el peso de las palabras en la poesía y, sobre todo, en el deseo de escribir sin concluir. Evita cerrar sentidos –como Benjamin manda– para que se ramifiquen o aprendan a perderse en cualquier ciudad como en un bosque.