Leonardo da Vinci, el artista más contemporáneo
"Queremos terminar con el criterio de que lo joven es lo contemporáneo", advierte Santiago Bengolea, coordinador general de PROA21. La flamante institución, que se inaugurará en los próximos días en La Boca como anexo experimental de Fundación Proa, demuestra estar muy a tono con el aire de los tiempos.
¿Qué es hoy lo contemporáneo? Mientras continúe abriendo preguntas sobre el presente, puede serlo una pintura creada hace más de 500 años. Así lo demostró meses atrás Salvator Mundi, la última obra de Leonardo Da Vinci (1452-1519) que quedaba en manos privadas, convertida en la más cara de la historia al venderse por 450 millones de dólares... en una subasta de arte contemporáneo.
"El trabajo de Leonardo influye tanto sobre el arte que está siendo creado hoy como lo hizo en los siglos XV y XVI. Creemos que ofrecer esta pintura en nuestra subasta de arte de posguerra y contemporáneo es un testimonio de la perdurable relevancia de esta obra", señaló entonces Loic Gouzer, uno de los máximos responsables de Christie’s en Nueva York. "Nadie podrá captar jamás del todo la maravilla de las pinturas de Leonardo, así como nadie podrá conocer totalmente cuál es el origen del universo", agregó el experto al referirse al legado de este "maestro del enigma".
¿Quién puede explicar por ejemplo el misterio de la sonrisa de La Gioconda, el cuadro más famoso? Se dice que este genio del Renacimiento, adelantado a su época en múltiples disciplinas, procuró que siempre hubiera alguien cantando, tocando música o bromeando para mantener de buen humor a Lisa Gherardini mientras posaba para él a pedido de su marido, el comerciante textil Francesco del Giocondo.
Famoso por su dificultad para terminar lo que había comenzado, Leonardo nunca entregó el encargo. Pintada entre 1503 y 1506, la obra permaneció en su taller durante más de una década hasta su muerte y fue conservada durante otros cincuenta años por Francesco Melzi, su discípulo preferido. Además de inspirar cuentos, novelas y óperas, tres siglos y medio más tarde se transformaría en uno de los célebres ready-mades de Marcel Duchamp, quien dibujó un bigote y una barba sobre su reproducción en una postal. La tituló con las siglas L.H.O.O.Q., que al pronunciarse en francés forman la frase "ella tiene el culo caliente".
No se queda atrás otra de las obras más famosas de Da Vinci, La última cena. Pintado a fines del siglo XV, el fresco que muestra las reacciones de los apóstoles cuando Jesús anunció que sería traicionado por uno de ellos fue recreado en clave surrealista por Salvador Dalí y llevado al pop por Andy Warhol, David LaChapelle y Marcos López. El artista santafesino evocó la sagrada reunión al retratar un asado con amigos en la localidad cordobesa de Mendiolaza.
Cuando se pensaba que Leonardo ya había sido citado hasta el hartazgo, llegó Dan Brown. Hasta entonces desconocido, el escritor se convirtió en un fenómeno editorial con la publicación de El código Da Vinci (Random House, 2003), novela que vendió más de 80 millones de ejemplares y fue traducida a 44 idiomas. Protagonizada en el cine por Tom Hanks y Audrey Tautou, presenta al artista como miembro de una orden masónica que ocultaba evidencias que la Iglesia quería destruir. Por ejemplo, la supuesta relación de Cristo con María Magdalena, sobre la cual Da Vinci habría dejado indicios en La última cena, y el verdadero significado del Santo Grial.
El gran misterio, sin embargo, sigue siendo la amplitud de conocimientos alcanzada por este genio autodidacta de ortografía caótica e inconstancia crónica. Bill Gates, uno de los hombres más poderosos del planeta, pagó 30,8 millones de dólares en 1994 por el Códice Leicester, un conjunto de folios con observaciones de Leonardo sobre astronomía, fósiles y propiedades del agua. Su profundo conocimiento de la anatomía de los hombres y de los animales podrá comprobarse desde el 27 de este mes cuando el Museo Nacional de Bellas Artes exhiba el Guerrero a caballo (1500-1550), escultura que pertenece al Museo de Bellas Artes de Budapest, atribuida a un artista que nunca dejó de ser contemporáneo.