Le dijeron que nadie iba a comprar sus muñecas, siguió con su sueño y obtuvo un inesperado reconocimiento
Se encontró en un nuevo camino lleno de experiencias, obstáculos y mucho crecimiento; le entregó una de sus creaciones al mismísimo Barack Obama; “cambié toda mi vida”, aseguró a LA NACION
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Todo puede cambiar tan solo con un click, virtual o mental. Marjorie Spitalnik es el ejemplo de que eso puede suceder. Su vida transcurría tranquila en Uruguay, donde tenía un trabajo estable en una agencia de publicidad y entre el labor y el cuidado de su hija, pasaba sus días. Sin embargo, aquella calma fue la que anticipó el huracán que significó un cambio de rumbo: el mundo de la imaginación, los juguetes y el gran paso hacia el exterior que hoy la lleva a estar por cerrar un contrato con Disney+.
Ser emprendedora no estaba en los planes de Marjorie, pero su vida cambió rotundamente cuando sintió un profundo cansancio en el trabajo que hacía. En ese entonces, se preguntó qué era lo que verdaderamente quería. El impulso lo encontró en una situación cotidiana con su hija de cinco años que le hizo un dibujo y le expresó el deseo de que ese papel, en realidad, sea un juguete.
Como estaba acostumbrada, en primera instancia pensó en resolverlo digitalmente, pero luego analizó la posibilidad de que la pequeña se alejara de las pantallas. Sin saberlo, en ese instante comenzó a forjar su nuevo camino.
“Se me ocurrió hacer un peluche de su dibujo. Yo no te coso ni una media así que entré en línea, busqué costureras, armé el proyecto y se pudo realizar. Posteé la foto en Facebook y se viralizó”, recordó sobre el preciso momento en el que todo cambió. Aquel click en “Publicar” en 2014 fue el primer paso del camino que recorre hoy en el mundo de los emprendedores.
El alcance de su publicación fue tal que comenzó a tener pedidos de miles de madres que querían plasmar el arte de sus hijos en un juguete. En ese momento, nació su primer emprendimiento: Tedybujo. Desde cero, comenzó a conocer las terminologías del sector, los procesos y la toma de decisiones fueron los puntos claves en los que buscó profesionalizarse. El proyecto ya tenía una amplia clientela y el sabor de un nuevo tipo de trabajo le dio a Marjorie otra perspectiva.
Entre risas, admitió que el uso Facebook le brindó muchísimas posibilidades que la acompañaron en su camino a la hora de emprender. En 2016, husmeó por la red y encontró una convocatoria en nombre de Barack Obama, para la formación de personas que se encuentren en el mundo del emprendedurismo. “Para mi sorpresa fui una de las cinco uruguayas seleccionadas y estuve un mes y medio en Estados Unidos”. El empresario y multimillonario Richard Branson fue uno de sus mentores en aquel entonces.
La vuelta a Uruguay tuvo un broche de oro: quedó seleccionada como una de las asistentes al programa que tuvieron la posibilidad de conocer al entonces presidente de Estados Unidos. Para ello viajó a Perú donde el mandatario realizó una de sus últimas charlas, ya que había perdido las elecciones contra Donald Trump. Antes de que cediera el poder, Marjorie le dio a Obama el muñeco que diseñó para él.
“A partir de ahí, mi vida tomó un rumbo totalmente distinto al que tenía. De hecho, volví y me divorcié. Fue tal el impacto que viví en esa experiencia que literal cambié toda mi vida. Ahí arranqué este camino emprendedor, empecé a profesionalizarme, a estudiar y a hacer un Máster en Uruguay”, recordó.
Instalada nuevamente en su país, con un nuevo plan de vida con un gran futuro, ya que sus productos tenían buena aceptación, sabía que aún tenía mucho camino por recorrer. Y de nuevo fue Tedybujo lo que la llevó a un lugar que nunca imaginó: recibió beca en la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos.
En 2018 comenzó la cursada a distancia y presencial. Mientras ella estudiaba, ayudaba en las tareas escolares a su hija y eso la llevó a descubrir algo que la asombró: cuando le hablaba a la pequeña acerca de grandes mujeres que hicieron historia, ella no las reconocía.
“No sabía quien era Marie Curie, Malala, que yo sé porque siempre me gustó mucho y leí por las mías, pero después me puse a observar y ni sus compañeritas sabían nada. Googleé para ver si había material para enseñarle, compré todos los libros para estar al tanto, pero no había nada que fuera lúdico y que pudiera llevar consigo como un juguete”. Nuevamente puso en juego a su mente emprendedora y pensó en cómo suplir esa necesidad.
Pequeñas Rebeldes ya contaba con un proyecto y con una idea de los parámetros que podría tener una muñeca que cualquier niño podría sostener en sus brazos. Esa idea estaba cargada de historia, poder femenino y mucho trabajo. El entusiasmo que esto generaba en Marjorie la llevó a nombrar este plan en una entrevista a un medio uruguayo. Al momento de la publicación de la nota, ella estaba rumbo a Nueva York. Cuando recuperó la señal de su teléfono notó que tenía el WhatsApp colapsado. ¿El motivo? Sus muñecas.
Al recordar esta situación, la sonrisa no se le borra. Nuevamente, había generado gran repercusión con su idea. “El primer mensaje que leo era del departamento de Estado de Estados Unidos diciendo que habían leído una nota en el diario sobre mi emprendimiento y querían saber si tenía suficiente inventario para vender”. En este entonces, no existía nada de lo que le pedían como un inventario, sino que solo tenía una muestra de una de las muñecas.
La revolución de su idea la llevó a plantearle a su profesor de Columbia poder dar un giro en su proyecto y cambiar Tedybujo por Pequeñas Rebeldes. Con una respuesta positiva y mucho entusiasmo, sus muñecas comenzaron a ser una realidad. Rápidamente dejó fuera aquel modelo tradicional y artesanal de su proyecto anterior y pasó a pensar una producción a gran escala. Guiada por reconocidos profesionales y avalada por su director, tuvo grandes avances, entre ellos cerró un acuerdo con Malala Fund.
Cómo son las Pequeñas Rebeldes
Actualmente, Marie Curie, Amelia Earhart, Malala Yousafzai y Mary Jackson son las grandes mujeres que forman parte de esta colección de muñecas de esta emprendedora y sin dudas la lista crecerá más. Todas ellas fueron elegidas por lo que significaron en la historia, muchas veces olvidadas.
“Me fijo en la historia profesional y personal para no dar mensajes cruzados”, asegura su creadora, quien además destaca que al ser un emprendimiento internacional deben ser mujeres conocidas mundialmente y no solo de forma local. Los acuerdos por el uso de imágenes de estas protagonistas también forman parte del aprendizaje que Marjorie debió atravesar. Actualmente, busca concretar acuerdos en colaboración con un fin específico: parte de las ganancias de las ventas de Malala van dirigidas a su fundación que busca darle educación a niñas.
En cuanto al aspectos de las muñecas Pequeñas Rebeldes, Marjorie tuvo en claro que quería que sean de un tamaño transportable y de tela, similar un peluche. Además, buscó representarlas en un aspecto de niña con una caracterización sobre el eje de donde se destacaron. Por ejemplo, Amelia Earhart lleva su traje de aviadora.
Actualmente, el gran mercado de su emprendimiento se encuentra en Uruguay, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, las muñecas llegan a todas partes del mundo mediante la compra online en su web.
El avance del proyecto...y el derrumbe
Pequeñas Rebeldes ya contaba con una estructura que bien podría haber sido el último paso para lanzar el emprendimiento al mercado. Con las ilusiones intactas en que este sea el proyecto que le daría el broche de oro a su recorrido por Columbia, presentó todos los avances al director del Máster y tuvo una respuesta que la dejó atónita.
“Esto es una mier..., no te lo va a comprar nadie, ni el nombre es original. Es una porquería, si venís con esto en enero no te recibís”, escuchó del otro lado de la pantalla. El mismo hombre que la impulsó en un primer momento, le pedía ahora que lo deje al proyecto y continúe con el anterior si quería recibir su diploma. Aún hoy no tiene claro el motivo por el cual recibió esas palabras.
Si bien le hizo caso y todo salió bien, tras la finalización de su recorrido con Tedybujo nombró su proyecto innovador, que proponía con Pequeñas Rebeldes.
Llegó el día de la graduación y una hora antes de que empiece, el director la citó. Cara a cara le dijo que no podía graduarse ya que no alcanzó las expectativas que él esperaba: “Como no podía poner el logo de Tedybujo en la web de Columbia no me iba a poder dar el diploma que estaba a mi nombre, no a nombre del emprendimiento. Fui a la ceremonia de graduación y lloraba, veía a todos mis compañeros recibiéndose y yo no”.
En su vuelta a Uruguay, la tristeza y la desilusión no escapaban de sus pensamientos. Fue el instante justo en el que dimensionó lo ocurrido: “Caí en una gran depresión, estuve tres meses que no me levantaba del sillón. Necesité ayuda terapéutica, estuve en un pozo muy feo. Lo único que me movilizaba era el hecho de tener que alimentar a mi hija y llevarla a la escuela. Yo ni comía”. El acompañamiento de un especialista la ayudó a salir de ese lugar donde la oscuridad tapaba aquella alegría que ella transmitió a través de su proyecto.
Después de un momento muy oscuro, encontró una salida. En Facebook, nuevamente, halló una convocatoria en la que llamaban a emprendedores a presentar su proyecto y no dudó en anotarse. Fue seleccionada por Pequeñas Rebeldes. Viajó a Dallas a presentar su trabajo frente a grandes empresas de la industria del juguete como son Mattel, Hasbrok y Waltmark, y todos le dieron una respuesta positiva.
“Les encantó. Ahí empecé conversaciones con Mattel y me eché para atrás porque me iban a comprar para sacarme del mercado, no para hacerlo crecer”, rememoró. Con la firme convicción en que tendría otras oportunidades, continuó con la presentación de sus muñecas. Allí recibió la propuesta de acompañar el proyecto con un soporte que pudiera contar quiénes fueron las mujeres. De inmediato descartó a un libro -debido a que el mercado era amplio- y pensó en una app.
Seis meses más tarde el proyecto estaba completo con la aplicación. En febrero del 2020 llegó su primera premiación. “Ganamos los Taggi, que son los Grammys de la industria del juguete, y fuimos finalistas para los ‘Oscar’, que son los Totti compitiendo mano a mano con Baby Yoda. Era obvio que iban a ganar, pero ya estar ahí era todo”, señaló.
Un gran salto para Pequeñas Rebeldes
La llegada de la pandemia, como a muchos trabajadores, cambió la vida de Marjorie. Sin embargo, pudo terminar con la primera producción grande de muñecas que en menos de un año se distribuyeron por todo el mundo. La cuarentena también trajo consigo el comienzo de un nuevo sueño: Pequeñas Rebeldes llegarían a la pantalla, de la mano de la empresa líder si de contenido infantil se habla: Disney.
“Estoy esperando cerrar un contrato con Disney para que Pequeñas Rebeldes tenga su serie en Disney+”, afirma la emprendedora, que también destaca que está en tratativas para cerrar un acuerdo con la cadena de tiendas estadounidenses Macy’s.
El camino de Marjorie fue rico en crecimiento y conocimientos. El apoyo que recibió desde el primer momento en que decidió cambiar de rumbo en su vida fue muy grande, combinado con su espíritu alegre y sus ganas de alzar la voz. Pero, no fue todo color de rosas ya que se encontró con personas que no querían que avance. “Hace poco me enteré que en muchos casos no invierten en mí porque estoy sola, dicen ‘¿por qué? ¿tiene problemas para relacionarse?”.
Ella demostró que puede trabajar por su sueño, que el camino es largo y que se van a cumplir, pero a su ritmo y muy a pesar de lo que los demás piensen.
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