Lavado de dinero: los diputados que investigan
Gustavo Gutiérrez, ideológicamente opuesto a Elisa Carrió, se llama a sí mismo "un liberal ofendido por otros supuestos liberales, ultraderechistas que están más cerca del fascismo que de la práctica democrática"
Desde su partido y desde su provincia, el demócrata de Mendoza Gustavo Eduardo Gutiérrez, de 49 años, casado, cuatro hijos, contador, empresario, especialista en transporte, industria y finanzas, ex diputado y ex senador provincial, ex candidato a vicegobernador, llevó adelante la más férrea investigación sobre la suerte de los dos bancos oficiales de su provincia, las privatizaciones de esas entidades y la entrega -licitación mediante- del Banco Mendoza al Banco República, de Raúl Moneta.
Gutiérrez, diputado nacional con mandato hasta 2003, es la otra cara, junto con la radical Elisa Carrió, en la investigación sobre el lavado de dinero ilícito en la Argentina.
-¿Qué lo llevó a investigar las sospechas por lavado de dinero en la Argentina?
-Durante el gobierno de José Octavio Bordón en Mendoza, me tocó ser el cartero de las malas noticias acerca de la muy mala situación de los dos bancos oficiales de la provincia cuando la propaganda oficial decía que eran muy fuertes y con respaldo del Estado provincial. Esto se continuó con el gobierno de Francisco Gabrielli, y ahí el impacto del efecto tequila fue fulminante para Mendoza, arrastrando a las dos entidades oficiales. Esto fue en 1995, y los integrantes del directorio fueron procesados. Posteriormente, los bancos entraron en proceso de privatización, y ahí me tocó advertir de nuevo que se estaba actuando incorrectamente al dirigir la licitación hacia el grupo del Banco República, porque ese banco no tenía la solvencia ni la experiencia necesarias para tomar los dos bancos oficiales de Mendoza. Bancos que ya habían sido saneados por la provincia, endeudándose en más de mil millones de dólares. Además, a ese grupo se le dio carácter de agente financiero, con lo cual por cinco años iba a manejar la caja de la provincia de Mendoza. Ahí hubo otro capítulo fuerte con el gobernador justicialista Arturo Lafalla, que fue el que llevó adelante las privatizaciones.
En ese momento, Moneta era una especie de mecenas que llegó a Mendoza con sus caballos criollos y generaba espectáculos impresionantes, pero era evidentemente un cascarón financiado por el Estado provincial y nacional.
-Ya se sabía lo de las auditorías del Banco Central.
-En 1998, cuando se inicia el proceso de privatización, ya se conocían los informes del Banco Central sobre las debilidades que tenía en su estructura patrimonial y de depósito el Banco República. Lo advertimos, pero no fuimos escuchados. Durante los dos años que estuvo el Banco República controlando al Banco Mendoza, advertimos que el República utilizó al banco Mendoza y a la provincia, que era su depositante, para tomar operaciones de call money diarios y operaciones de pases para financiar el banco República. Este, a la vez, formaba parte del consorcio CEI Citicorp, que estaba en la compra de medios de comunicación y en acciones de las compañías privatizadas. Para decirlo en otras palabras: el banco salvador de dos bancos fundidos de la provincia de Mendoza terminó siendo el banco salvado por estos dos bancos que actuaban como agentes oficiales de la provincia de Mendoza. Fue una maniobra de salvamento no del Banco Mendoza. sino del República. Su crisis final arrastró al Banco Mendoza que, en definitiva, ha sido reestatizado, porque el Banco de la Nación tuvo que poner más de 300 millones de pesos para abrir la mayoría de las sucursales. Fue una aventura tremenda. Esto me llevó a investigar qué era y quiénes eran el Banco República.
-Y se une a Elisa Carrió.
-Lilita Carrió estaba luchando denodadamente desde hacía cuatro años para poder sacar la ley de lavado de dinero, de la cual es autora. Y a su vez ella, también, venía estudiando quién era República Holding ante una sociedad del grupo República con sede en las Bahamas y que aparecía como principal accionista del CEI Citicorp. A su vez, Juan Pablo Cafiero y Darío Alessandro investigaban las operaciones del República y el Edificio República que alquilaba Telefónica de Argentina, que es cuando piden el informe al Banco Central y éste envía una información falsa al Congreso.
Esta confluencia de preocupaciones e investigaciones nos llevó a la decisión de cruzar información -porque no se trata de una denuncia, que quede claro- con el Senado norteamericano.
-¿Con quiénes se contactaron en los Estados Unidos?
-Allá tuvimos la colaboración fundamental de una persona que nos abrió todas las puertas. Absolutamente todas. El nos dijo: "Empiecen acá, porque en la Argentina no van a encontrar nada".
-¿Es Abel Reynoso, el ex jefe de la oficina argentina de la DEA?
-No, no es Reynoso. Aunque hablamos con él en varias oportunidades, no es Reynoso. La persona a que me refiero fue fundamental para nosotros, pero, por el momento, no puedo darle el nombre.
-¿Imaginaba que todo esto iba a alcanzar estas proporciones?
-Cuando nosotros avanzamos en la estructura de depósito del Banco República y vimos que se trataba de sociedades en su mayoría constituidas en Uruguay o que estaba controlado por el grupo CEI Citicorp con sociedades constituidas en las islas Vígenes, o que tenían corresponsabilidad con bancos en las Bahamas, advertimos que era una operación multimillonaria. Tuvimos enormes dificultades para avanzar hasta en los medios de comunicación, porque acá hubo un avance muy importante en la compra de medios. No nos olvidemos de que toda esta operación tenía la exteriorización no solamente de ser los principales socios de Telefónica de Argentina, en su momento, también con una participación de Telecom, sino que además el grupo estaba manejando Telefé, Azul Televisión, Radio Continental, CVN, Editorial Atlántida.
-Fue un escollo importante.
-Si, porque después, cuando se ordena en Mendoza el procesamiento y detención de Moneta -orden que después fue anulada en Buenos Aires por el juez Liporaci, recordemos, antes de comprarse su casa-, estando prófugo el financista hace una transferencia de acciones y se desarticula el grupo. Pero hasta ese momento, la operación financiera estaba montada para tener una fuerte presencia en los medios y, fundamentalmente, en las comunicaciones electrónicas.
-El ex funcionario menemista Alberto Kohan dijo hace poco que esta investigación es conspirativa.
-Yo sumo esa declaración a la de Manuel Sacerdote, de la Asociación de Bancos de la Argentina, que dijo que aquí no se lavaba nada; a las de Carlos Menem y el Consejo Nacional Justicialista, y parcialmente, a lo que han dicho Machinea y Colombo. Si realmente esta investigación tiene carácter conspirativo, o pone en juego la convertibilidad, o la seguridad jurídica, o la posibilidad que vengan inversiones genuinas, significa que a confesión de partes relevo de pruebas, porque, entonces, toda la estructura financiera de la Argentina está pendiente de operaciones de lavado de dinero. Esto es tan peligroso decirlo que no me animaría a repetirlo. Creo que ellos deberían revisar su estrategia de defensa porque esto los incrimina.
-¿Se acercan otros legisladores ofreciéndose a colaborar?
-Hemos recibido la solidaridad de algunos, pero, inicialmente, hay que reconocer que esto lo estamos haciendo en absoluta soledad. A pesar de que algunos legisladores de la Alianza y provinciales ya en los años 98 y 99 pedimos una comisión en el Congreso para que se investigue la caída de los bancos República, Mayo, Patricios, Mendoza, de Previsión Social, no conseguimos ningún apoyo político. En diciembre último, con Carrió, en soledad, presentamos el pedido de una comisión investigadora que estudie las operaciones de sospecha de lavado de dinero, pero tampoco recibimos apoyo político.
-¿Siguen las amenazas?
-Mire, yo me niego a hablar de esto porque es entrar en la política intimidatoria de los que están defendiéndose o escondiéndose de esta investigación y que creen que en la Argentina las personas se dividen entre los que se pueden sobornar y los que se pueden quebrar anímicamente.
-¿Qué lecturas hace de esta investigación? (La respuesta de Gutiérrez, muy extensa y enfervorizada, es para él, el eje por donde pasa la cuestión del lavado de dinero ilícito).
-Mire, a mí me preocupa la relativización y la mala cara que han puesto Machinea y Colombo. Ellos, en noviembre último (en el caso de Machinea con lágrimas en los ojos, y Colombo más sobrio) vinieron al Congreso a pedir ayuda a los partidos provinciales y al grupo de Acción para la República para que aprobemos el despacho de la comisión de Presupuesto, que se hizo a las 12 de la noche de un viernes, para poder llamar a los gobernadores justicialistas y firmar el Pacto Federal Fiscal y de ahí ir a buscar el blindaje. Y lo que Machinea y Colombo dijeron fue que la Argentina había tenido un golpe de mercado, donde capitales altamente especulativos y volátiles habían intentado imponer condiciones a la política soberana en materia financiera, económica y monetaria del país. Y también dijeron que en la Argentina teníamos residentes argentinos con depósitos en el exterior por 90.000 millones de dólares y que esto generaba una gran inseguridad en los inversores genuinos y que dependíamos de los capitales golondrina. Y también nos dijeron que esto es lo que tenía que cambiar en nuestro país. Repito: lo dijeron en noviembre último. Entonces, ahora que aparece con nombre y apellido un ejemplo de lo que ellos explicaban, salen a decir que esta investigación pone en juego la convertibilidad y el blindaje. ¿Cómo es la cosa? O era peligro lo de noviembre o es peligro lo de ahora.
La otra observación es ideológica. Acá se dice que es un ataque ideológico hacia el directorio del Banco Central, de un sesgo ultraliberal, de la izquierda progresista. Y también se ha dicho que es un ataque a la estabilidad del Central. Nada de eso es así. Si quieren que lo aplauda a Pou por su tarea de preservar la salud de la moneda argentina, yo lo aplaudo. Si me dicen que el Central debe tener independencia, autonomía y autarquía, también lo aplaudo. Pero eso no quita que la otra función del Central es la Su-perintendencia de Bancos, la de fiscalizar el funcionamiento de los bancos. Y lo cierto es que el Central no puede explicar la caída del Banco Mendoza y otros que le han costado más de 2000 millones de dólares al Estado argentino. No lo puede explicar por falta de control y fiscalización. Eso no tiene defensa posible. Y tampoco es Pou el único responsable, es todo el directorio del Central. Es el síndico, que se llama Enrique Menem, y cada uno de los directores. En especial, Javier Bolzico, que estuvo al frente de la Superintendencia de Entidades Financieras que, sospechosamente, renunció a su cargo hace veinte días, cuando se conoció el informe de los Estados Unidos, y se fue a trabajar a Patagon.com. No puede un director del Banco Central, con la información privilegiada y soberana que tiene un director, pasar a trabajar a un órgano que hace la actividad financiera dentro del país y en el mundo.
Cuando me dicen que esto es un ataque, yo me ofendo; me ofendo como liberal, porque yo soy liberal, y soy el presidente de un partido político que tiene cien años de historia, de tradición conservadora y razonamiento liberal. Y me ofende que a estos señores les digan liberales, cuando son ultraderechistas que están más cerca del fascismo que de las ideas democráticas.
El delito no tiene ideologías. No se puede desconocer que acá circulan miles de millones de dólares provenientes de la evasión impositiva, del narcotráfico y no sólo del menudeo de billetes, como dice Pou. ¿Y qué pasa con los capitalistas de la droga, con los secuestros extorsivos, con la venta de armas, con el contrabando de oro, de personas, con las operaciones clandestinas de software? Todo esto es una masa impresionante y cada país trata de defenderse para que no vengan a destruir su economía.
-¿Usted cree que la gente tiene en claro todo esto?
-No, para nada. Por eso hemos avanzado con tanta precaución y tanta sobriedad. Carrió y yo no somos estridentes, porque acá pasan cosas delicadas y muy difíciles de probar.
-Durante el gobierno anterior se decía que lo importante era que llegaran capitales, que no importaba cómo ni de dónde.
-Me parece excelente su recordación. Mire, los Estados Unidos pueden darse el lujo de ser severos en la custodia de su sistema financiero porque son excedentarios en el ingreso de capitales. Por eso son tan implacables con sus bancos. Los países emergentes tienen una necesidad de capitales y no podemos ser tan restrictivos con ellos. Pero yo digo: Chile, que es un país que dependió de la inversión extranjera en los últimos 20 años, logró poner una restricción de por lo menos dos años para la salida de capitales. Lo mismo pasa en Australia. Acá, en 24 horas nos podemos quedar sin financiamiento, como nos ha dicho Machinea, o entramos en recesión con sólo una llamada por teléfono que ordene sacar los capitales. Puedo entender las disputas políticas, lo que no se explica es que no prevengan cuál es el verdadero problema de soberanía del país, aun respetando las reglas del libre mercado.
-¿Espera una definición distinta de lo ocurrido en el Senado, con el tema de los sobornos?
-No espero nada. Mire, el proceso judicial que se abrió en mi provincia con lo del Banco Mendoza lo bloquearon acá. El proceso de investigación dentro del Banco Central lo taparon, y ahora hay una ratificación a Pou a libro cerrado. La Comisión Bicameral de Seguimiento a las operaciones del Banco Central sólo ahora se está reuniendo, tardíamente, como consecuencia de este escándalo en los Estados Unidos. Creo que estamos jugando políticas reactivas y, en materia de inteligencia para prevenir el delito internacional a través del tráfico de dinero, hay que tener políticas pro activas. Y yo no veo ninguna.
-¿Discrepa en algo con Carrió?
-A pesar de las diferencias políticas, doctrinarias y hasta filosóficas, hemos podido confluir que desde su perspectiva progresista, o la mía liberal, el país no puede funcionar manejado por bandas. Además, coincidimos en que acá hay una fuerte asociación entre el peronismo y el radicalismo en tapar estas cosas que están saliendo a la luz con esta investigación que, dicho sea de paso, estamos pagando de nuestros bolsillos.
-Hay quienes dicen que actúan como jueces.
-Ninguno de los dos somos cazadores de brujas. De lo contrario, habríamos dado a conocer la lista de depositantes del Federal Bank, que vimos en Bahamas, al Citibank de Nueva York. Una larga lista de argentinos muy conocidos del mundo político, del mundo económico, y algunos funcionarios del gobierno anterior y del actual. Es una lista larga... hay varias cajas con operaciones. Y no lo hicimos público porque a lo mejor son operaciones lícitas. Lo que hacemos es buscar información. Le doy un ejemplo. Si el señor jefe de Gabinete de Ministros, Chrystian Colombo, puede explicar cuál es su verdadera vinculación con el Banco Macro, entidad que compró bancos de provincias privatizados, y que realizaba operaciones cruzadas con el Banco República, que fueron objetadas por el Banco Central, bueno, seguramente nos va a dar más credibilidad cuando nos pide que aportemos la documentación. Es decir, esta investigación hace a la salud de las instituciones, no pretende voltearlas.
Tan molesta, tan necesaria
Tiene esas cosas, la diputada Elisa Carrió, que le hacen decir, con el desenfado propio de una mujer acostumbrada a no ocultar sus sentimientos, "si estoy deprimida, ando en batón en la Cámara" así como "yo digo que (Pou) es un delincuente, y que lo voy a probar, y que quiero que termine preso", si el desenfado se vuelve ira.
Al final, como siempre, remata sus frases con un "está", como para que no quede la menor duda acerca de sus convicciones. Ese "está" es su seña particular más notable; mascarón de proa de su personalidad. El terremoto Lilita -como algunos la llaman-, querida, odiada, molesta, necesaria. Alguien de su partido, en una oportunidad, dijo con el ceño fruncido: "ya no sabemos qué hacer con ella". Cuando la opción es seguir o no con ella, es porque se teme tanto tenerla al lado como dejarla de lado.
La Carrió irrita. Y mucho. "Pero estoy dispuesta a pedir justicia porque aún muchos me ven como un souvenir".
Su manera de pedir justicia habrá que buscarla en sus obsesiones: cuando hubo que acusar a jueces y funcionarios corruptos, cuando hubo que transparentar el PAMI, cuando hubo que sacar de las sombras el lavado de dinero, ahí estuvo ella.
Supo ponerle los pelos de punta a Menem, que en ambos sentidos no es poca cosa. Se le retobó a Alfonsín, en la Constituyente, negándose a votar el Núcleo de Coincidencias Básicas urdido en el Pacto de Olivos, y ahora le clava la mirada al presidente Fernando de la Rúa, como diciéndole: "Chupete... no te confundas".
Los que nada la quieren buscan enmarañarla en el misticismo. De ahí a llamarla esquizofrénica, es cuestión de tiempo.
La diputada Elisa Carrió tiene esas cosas que le han permitido esquivar la condena social. Para salir indemne de esa hoguera, algo hay que tener. Lo que sea, la autoriza, entonces, a reflexionar sin la obligación de pedir turno ni libreto: "Una debe apropiarse del lugar en el que está y finalmente los que vivimos con convicciones, con utopías, no es que seamos generosos, sino que no podemos vivir de otra manera. Yo soy realista, no puedo vender que todo va a cambiar. Lo importante es no callarse".
Es tan difícil que se calle Elisa Carrió como intentar silenciarla.
"Este gobierno, que es mi propio gobierno, el de la Alianza, me pincha los teléfonos y, además, quiere que sea candidata por la Capital en las próximas elecciones".
Así es ella.
Tan molesta, tan necesaria.
Los puntos clave de la investigación
- 1996-1997
Un cuerpo de inspectores del Banco Central de la República Argentina advierte, auditoría mediante, sobre sospechas de lavado de dinero de la corrupción por parte del Banco República. - Abril de 1998
Los diputados frepasistas Darío Alessandro y Juan Pablo Cafiero piden que el presidente del Banco Central de la República Argentina, Pedro Pou, informe acerca de posibles operaciones de blanqueo de dinero por parte de los bancos República, del financista menemista Raúl Moneta, y Federal Bank vinculado con éste. - Abril de 1998
"Ninguna entidad del sistema ha informado con carácter de operación sospechosa alguna transacción efectuada por las personas físicas y jurídicas mencionadas", fue la respuesta recibida. - 10 de octubre de 1999
En un reportaje de La Nacion, Alicia López, gerente de Requerimientos y Control de la Superintendencia de Entidades Financieras (SEF), órgano estratégico del Banco Central que determina las operaciones financieras sospechosas, paso previo a la investigación de los fiscales, expresa: "El lavado de dinero se coloca en un nivel alto; entre expertos locales se calcula que aquí se lavan por año 5000 millones de dólares, aunque la cifra real sería muy superior". Alicia López fue desplazada de su gerencia en septiembre de 2000. - Mayo de 2000
Carrió y Gutiérrez cruzan información con el Subcomité de Investigaciones Permanentes del Senado de los Estados Unidos, presidido por el demócrata Carl Levin. - Diciembre de 2000
Carrió y Gutiérrez solicitan la creación de una comisión especial sobre el lavado de dinero en la Argentina. - 5 de febrero de 2001
El Senado estadounidense da a conocer un informe referido a sus investigaciones sobre el lavado de dinero en aquel país. Involucra también a los bancos República, de Raúl Moneta, y Federal Bank -entidad off shore que Moneta dice desconocer como suya- y la financiera Mercado Abierto, de Aldo Ducler. El Subcomité de Investigaciones revela que el República habría operado con el Federal y con el Citibank Nueva York para triangular dinero supuestamente ilícito. Según Carrió y Gutiérrez, la cantidad de dinero ilegal superaría los 9000 millones de dólares, sacados del país mediante giros de entre 200 y 400 millones por mes. - 10 de febrero de 2001
El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, anuncia la formación de una Unidad de Información Financiera (UIF) que controlará el blanqueo de activos ilegales. - 15 de febrero de 2001
El presidente Fernando de la Rúa menciona el caso. "Yo debo decir que el presidente del Banco Central sigue en funciones y que el Gobierno respeta la autonomía de la autoridad monetaria." - 19 de febrero de 2001
Se pone en marcha la UIF.
Los organismos que están obligados a informar son:
el BCRA, la AFIP, el Mercado de Valores, las AFJP, los Fondos de Inversión, los Registros Públicos, las compañías aseguradoras, las transportadoras, además de funcionarios, contadores y escribanos.
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