Las ventajas de tener una mentora de 55 años cuando estás en tus 30
Una mañana cualquiera de un día cualquiera de trabajo Malena llegó a su escritorio en la multinacional de servicios financieros en la que trabaja hace cuatro años y a la que entró justo la fecha en que cumplió 26. "Abrí la compu y apoyé la taza de café, como siempre. Entre los mails sin abrir vi uno que me inquietó un poco cuando me di cuenta de que venía de Recursos Humanos. El asunto del mail decía Nuevo Proyecto. Podía ser algo interesante, o algo para nada interesante que sólo sumara más burocracia, porque en este tipo de empresas hay que completar cada vez más indicadores para que evalúen tu desempeño". Malena respiró profundo tres veces y lo abrió.
Sonrió cuando vio de qué se trataba. Desde hacía un tiempo que sentía que le faltaba encontrar foco en su crecimiento laboral. Iba tomando los puestos que le asignaban, e incluso al último, el de gerente de sucursales, llegó luego de que varios compañeros se postularan pero sin que le resultara especialmente desafiante. "Lo hice sin mucho convencimiento, pensando ‘Y bueno, si se postulan todos los del área que tienen más o menos mi jerarquía, yo también". Así que cuando leyó sobre el proyecto del que hablaba el mail de Recursos Humanos se puso contenta: desde la casa matriz en Europa, estaban promoviendo en Argentina y otros países de América Latina un proyecto piloto de mentoreo entre ejecutivos de la empresa, y Malena había sido seleccionada para ser una de las mentoreadas.
"La mentora que me asignaron era la Directora de Compras de México; María, de unos 55 años. La verdad es que al principio pensé ‘Qué buena idea tuvieron con este proyecto pero qué bajón a quién me pusieron de mentora’. Es que (me doy cuenta ahora) tuve una mirada muy corta de lo que significaba la relación de mentoreo. No solo porque se me ocurría que hubiera sido mucho mejor alguien de mi propia área sino porque pensaba que me iba a servir para cosas que finalmente fueron nada que ver".
Malena había decidido que lo primero que iba a hacer era pedirle a la mentora que le negociara el financiamiento, por parte de la empresa, de un máster en negocios. "Pero cuando tuve la primera reunión vía Skype con María me di cuenta de lo equivocada que estaba. Al plantearle el tema del financiamiento del máster ella me respondió, con una sonrisa: ‘Malena, yo no estoy aquí para negociar nada; no soy tu representante. Cuenta conmigo, en cambio, para ayudarte a pensar en tu trabajo. Podemos ver hacia dónde te estás encaminando, y de qué dispones y qué te falta para ese rumbo que estás definiendo, si es que ya lo has definido’. Yo me morí de vergüenza por haber arrancado para cualquier lado, y además ella dio en la tecla cuando habló del tema del rumbo: yo le dije que era una incomodidad que tenía hacía un tiempo, esto de la falta claridad sobre el camino que estaba haciendo. Así que el primer encuentro estuvimos conversando sobre eso. Ahí también me di cuenta de que estaba bueno que ella no fuera de mi propia área porque me hacía preguntas más desde el sentido común que desde el conocimiento técnico de los temas que yo manejo: tenía la distancia justa".
Malena y María armaron una relación sólida, que perdura más allá de que el proyecto piloto terminó, y que empezó a ser más recíproca cuando María le pidió a Malena que le ayudara a darle a su CV un estilo más moderno y actualizarlo en LinkedIn, y que le diera algunos consejos sobre cómo motivar a los más jóvenes del área de Compras. Convirtieron el mentoreo en una relación de ida y vuelta.
Una mirada que suma
En la relación de mentoreo, empleados con distinto nivel de experiencia se relacionan para abordar temas de proyección laboral y diversas situaciones que se presentan en el trabajo. Mercedes Korin, asesora en desarrollo profesional, explica que, si bien este tipo de relaciones se dan en el marco formal de un programa específico cuando son promovidas por las empresas (generalmente grandes, y más las multinacionales que las nacionales) también pueden surgir por parte de alguien que sencillamente tenga interés en generar una relación así. "Es una alianza entre dos personas, que no tiene necesidad de ser rotulada con un nombre determinado, aunque sí es importante que las reglas sean claras, que ninguna de las dos partes sienta que es tironeada por la otra. Este tironeo puede sentirse por el nivel de demanda de una de las personas como por el nivel de intensidad con el que la otra puede querer imponer su opinión sobre algún tema."
El mentoreo es nutritivo cuando los criterios están definidos y los intereses de una de las personas no solapan a los de la otra, dice Mercedes. "El principal objetivo del mentoreo es evolucionar acompañados por la mirada de otra persona, que nos suma. Aún cuando no estemos de acuerdo con su punto de vista, si al acercarnos su parecer nos hace revisar nuestras certezas y, así, reafirmarlas o modificarlas, eso es algo vital que solos es muy difícil de lograr."
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