Las revistas para adultos, tras un erotismo de culto
Adult, en Estados Unidos y Odiseo, en Barcelona, renuevan las porno magazines con una mirada femenina e inteligente
MADRID.- La revelación le llegó viendo porno en casa. Cuenta Sarah Nicole Prickett que decidió ponerse a editar la revista Adult la última Navidad. Fue cuando se dio cuenta de que quizá debería estar viendo algo más intelectual, con menos machotes en escena. Y recordó las ganas que tenía de editar una revista.
"Pero no una de esas de bonito diseño, fotografías preciosistas y textos huecos que acaban decorando tu mesita del salón o acaban perdidas en tu tote bag . Una revista que fuese un banquete para tus ojos y tu cerebro. Densidad con erótica inteligente. Y que los lectores guardasen cada número celosamente", explica vía correo electrónico. Esta periodista, colaboradora, entre otros, del New Inquiry, decidió unir fuerzas con su amiga Berkeley Poole (diseñadora de la revista V), el editor fotográfico Jai Lennard y el escritor Noah Wunch para editar una publicación "de experiencias y erótica contemporánea".
Una revista con "perspectiva femenina" y cuyo primer número (disponible en Amazon) está repleto de "profundidad: escritos que se tatúan en el cuerpo y fotos en las que las mujeres son personajes y sujetos, no objetos".
Hay un ensayo sobre el sexo en las novelas de Gordon Merrick, un robo a los mails de la escritora, y crítica puntual de The New York Times, Rachel Kushner; un exhaustivo análisis sobre la industria de juguetes eróticos y la decadencia sexual de Florida, cocina erótica (receta de tortilla de ostras) o perfiles de los cineastas Ryan Coogler y David Cronenberg. Y desnudos femeninos. Muchos desnudos.
Prickett, que leyó "mucho a Eileen Myles, Renata Adler, Susan Sontag o Virginia Woolf durante la puesta a punto de Adult", considera "esencial" poder publicar una revista para todos, pero que desprenda que está hecha por mujeres.
"Es lo que somos Berkeley y yo, no podemos ser de otra manera", bromea esta aguda escritora, que carga de ironía sus respuestas y que defiende el consumo de porno ("del duro") y obviar, personalmente, la corriente de porno feminista. "Sé que hay porno feminista hardcore , pero no lo busco. Es posible hacer porno misógino, por ejemplo, maltratando a las estrellas del género, y por supuesto estoy en contra de ello. Pero no creo que ver porno por sí mismo sea misógino."
Lo dice una editora que afirma "no dedicar ni un segundo en su cabeza" a esas revistas de pechos estratosféricos que pueblan las estaciones de servicio y consciente de "haber abusado" en el lanzamiento de Adult del desnudo femenino (es "más atractivo", dice). ¿Por qué cuesta más enseñar el cuerpo masculino? "El problema es que ellos están aterrorizados por su atracción infantil hacia su cuerpo, y percibieron la incapacidad de conquistarlo. Los hombres son débiles. ¿Qué quieres que diga? Vamos a poner a muchos más hombres en el segundo número, les guste o no." ¿Y cómo lo hará? "Con piercings en el pene y muchas velas", bromea. O no.
Quien también ha decidido rectificar sobre la marcha es Albert Folch, fundador del multipremiado estudio de diseño con sede en Barcelona Folch Studio, creador de esa referencia editorial que es Apartamento y director creativo de Odiseo, un bookzine de carácter semestral que ya va por su tercer número.
Si en sus inicios se publicitaba, inspirándose en los inicios de Playboy, como "una publicación para entretenimiento adulto apelando al hombre seguro de sí mismo e inteligente", el viraje conceptual ha sido clave en su evolución.
"Sólo fue en el primer número y es algo de lo que no nos sentimos nada orgullosos y cambiamos de cara al segundo volumen. Reconceptualizamos todo el proyecto para huir de la etiqueta «público masculino» y ofrecer una visión más transversal del erotismo, alejándonos de géneros. Abandonamos formatos revisteros y ahora podemos decir orgullosos que Odiseo no es sólo para hombres."
Bajo la coordinación de un nuevo editor, Oriol Mogas (junto a Pol Pérez) y con Carlota Santamaría como directora creativa, desde el segundo número de Odiseo se cuida su imagen (se han publicado desde los autorretratos intimistas de Lina Scheunius hasta el trabajo de Akila Berjaoui, Jo Schwab o Jonathan Leder) y se cuidan sus textos. Hay ensayos sobre el hipsterismo (firmado por Eugenia Lapteva), entrevistas a artistas como Yuri Zuzuki o textos del investigador australiano Francis Melville. "Nuestra erótica no es literaria, es única y voluntariamente visual", aclara Folch.
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