Los cetáceos parecen haber inventado un nuevo juego arriesgado: consiste en perseguir veleros y empujar los timones hasta romperlos
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En el verano de 2022, Andrea Fantini y sus compañeros de tripulación navegaban rumbo a Tánger, en la costa marroquí, al inicio de la regata mundial Globe40, cuando uno de ellos gritó de repente: “¡Orca! ¡Orca!”.
Fantini vio una cola a lo lejos. Luego una enorme orca que se dirigía directamente hacia ellos. “Vimos venir la primera orca, luego la segunda, luego la tercera, y luego estábamos rodeados de orcas”, recuerda. “Había siete orcas a nuestro alrededor que comenzaron a atacar el timón. Fue muy extraño y un poco aterrador”.
Las orcas son conocidas en inglés ballenas asesinas, pero en realidad son parte de la familia de los delfines y no suelen ser agresivas con los humanos en la naturaleza. Sin embargo, desde 2020, el nuevo y extraño comportamiento que un grupo de ellas viene teniendo alrededor de la Península Ibérica, en el suroeste de Europa, desconcertó a marineros y científicos.
Los cetáceos parecen haber inventado un nuevo juego arriesgado: consiste en perseguir veleros y empujar los timones hasta romperlos.
Hace unas semanas se informó ampliamente de que una orca había embestido un barco en el Mar del Norte. Hace unos días, una manada de orcas “atacó” a barcos de carreras cerca del Estrecho de Gibraltar.
Los científicos prefieren llamar a estos choques “interacciones”, ya que pueden responder a un comportamiento más lúdico que hostil. Es un fenómeno sin precedentes, dice Alfredo López Fernández, investigador de orcas en el Atlantic Orca Working Group (GTOA), que está monitoreando a las orcas ibéricas.
Históricamente, ha habido algunos informes de orcas que se sumergen debajo de los barcos o chocan contra ellos, haciendo que se hundan. Pero López dice que esos casos tendían a ser aislados y atados a una situación específica: “No son casos similares a lo que está pasando ahora”.
Este nuevo comportamiento implica que la orca toca, empuja e incluso hace girar a los botes, según un análisis de las interacciones reportadas en 2020. López advierte que nuestra propia percepción de esto puede estar sesgada. Lo que se siente como una embestida puede ser simplemente que la orca mueva el bote o el timón con la cabeza y el cuerpo “porque no pueden sostener cosas con los dedos”.
Nuevos descubrimientos
Un nuevo proyecto de investigación del especialista en orcas Renaud de Stephanis -que implica exponer a las orcas salvajes a timones ficticios y filmarlos- ha revelado nueva información sobre estos encuentros.
En lugar de morder los timones, las orcas los empujan con sus narices hasta romperlos. “Están empujando, empujando, empujando, ¡boom! Es un juego. Imagina a un niño de 6 o 7 años, con un peso de tres toneladas. Eso es todo, nada menos, nada más”, le dice De Stephanis a la BBC. “Si quisieran destruir el barco, lo romperían en 10 minutos”.
De Stephanis ha estado estudiando las orcas ibéricas desde la década de 1990 y es el coordinador y presidente de Conservación, Información e Investigación sobre Cetáceos (CIRCE), una organización de conservación marina.
El juego parece estar extendiéndose. En 2022, hubo 207 interacciones, según mostraron los datos del grupo de trabajo, frente a 197 en 2021 y 52 en 2020.
Originalmente, ocurrieron principalmente en y alrededor del Estrecho de Gibraltar, en las costas de Portugal, España y Gibraltar, pero el campo de juego se ha ampliado hasta incluir las costas de Marruecos y Francia. “Las interacciones siguen las rutas migratorias de las orcas”, dice López.
Solo se identificaron unas 35 orcas ibéricas, y se cree que la población total es inferior a 50. De ellas, se sabe que 15 están involucradas en los encuentros con botes; siempre es el mismo grupo, dice López.
Según la Asociación de Cruceros, entre 2022-23 se hundieron tres yates por la interacción con las orcas. Fantini explica que romper el timón por completo puede abrir un agujero y el agua puede entrar hasta hundir el barco. Incluso aquellos que navegan en grandes botes de carreras, con timones de respaldo y servicios de rescate cerca, pueden encontrar la experiencia aterradora.
“Hace 20 minutos nos chocaron unas orcas”, cuenta Jelmer van Beek, patrón del equipo de vela holandés JAJO, en un vídeo grabado este verano en el océano Atlántico, al oeste de Gibraltar, durante una etapa de The Ocean Race.
“Tres orcas vinieron hacia nosotros, directamente hacia nosotros, y comenzaron a golpear el timón. Impresionante ver a las orcas, primero que nada, hermosos animales, pero también un momento peligroso para nosotros y el equipo”.
En el encuentro de Fantini durante la carrera Globe40 del año pasado, la cámara subacuática del equipo capturó a las orcas nadando hacia el timón. “Parece que realmente tienen un modus operandi, tienen un proyecto, saben qué hacer. Estaban muy bien organizadas”, dice.
Como parte de un proyecto apoyado por CIRCE y el Ministerio de Medio Ambiente de España, Renaud de Stephanis ha estado monitoreando intensamente a este grupo de orcas. Junto a su equipo ha utilizado una multitud de cámaras, bajo el agua, sobre el agua e incluso adheridas a la orca, para comprender qué es exactamente lo que sucede entre ellas y los timones ficticios.
“Descubrimos lo que pasa: las orcas empujan el timón con la nariz, esto hace que el timón se rompa por el efecto palanca”, dice. Los resultados detallados aún no se han publicado, pero espera compartirlos públicamente pronto.
La explicación del nombre Gladis
En el cuarto verano desde que empezó a registrarse este comportamiento, no se ha sabido cómo responder al problema, pero los científicos se están acercando a encontrar algún tipo de solución.
Incluso antes de 2020, las comunidades de orcas en el Estrecho de Gibraltar y sus alrededores habían desarrollado una estrategia de alimentación que consistía en nadar hasta los barcos de pesca de atún para arrebatar los peces enganchados en las líneas.
En 2020, nueve orcas comenzaron a acercarse a los veleros, empujando, golpeando y, en ocasiones, rompiendo el timón. Había tres “cabecillas” que estaban más involucrados en estas interacciones: una orca adulta llamada Gladis Blanca y dos jóvenes, Gladis Negra y Gladis Gris.
Los científicos eligieron un nombre para todas las orcas que interactúan: “Gladis”, que está basado en uno de los nombres antiguos de la especie, la “orca gladiadora”. Con los años, más orcas se han unido a ellas, centrándose sobre todo en los veleros, en lugar de otro tipo de embarcaciones, dice López.
López advierte que está en contra describir el comportamiento como ataques: “Están siendo juzgados socialmente antes de que entendamos lo que están haciendo”.
En su opinión, su intención no es hostil. “Las orcas no están mostrando una actitud agresiva en todo esto, aunque pueden romper algo”, le dice a la BBC en un correo electrónico.
“Sabemos que es un comportamiento complejo que no tiene nada que ver con la agresión (no quieren comerse a nadie, ni hacer daño a los humanos) ni la venganza (las orcas no son resentidas)”.
Una vez que se rompe el timón, las orcas se alejan nadando, como hicieron en el caso de Fantini, cuyo barco tenía dos timones: “Por suerte, rompieron solo uno. Y luego se fueron. Desaparecieron”, dice Fantini.
Cuál es su motivación
El grupo de trabajo ha planteado dos hipótesis, según López. Una podría llamarse la “hipótesis de la diversión o la moda”. Como dice López, es la idea de que las orcas “han inventado algo nuevo y lo están repitiendo”. Este comportamiento sería más típico de las orcas jóvenes, dice.
En un informe de 2021, el grupo de trabajo señala que ocasionalmente se observaron orcas jóvenes acercándose a los barcos, mirándolos, siguiendo sus estelas y saltando sobre las olas que provocan.
La otra podría llamarse la “hipótesis del trauma”. Según esta explicación, “una o más de ellas tuvieron una mala experiencia y están tratando de detener el barco para evitar que se repita”, dice. En su opinión, esto estaría más en línea con el comportamiento de las orcas adultas.
“No sabemos cuál de estas dos es la correcta, y aunque sea la segunda, no sabemos cuál pudo haber sido el evento que la desencadenó”, dice López. De cualquier modo, enumera algunos puntos que respaldan la segunda explicación.
En primer lugar, Gladis Blanca, una adulta, probablemente fue quien inició las interacciones. En ese momento, en 2020, ella era la única adulta que hacía esto, en medio de un grupo de jóvenes orcas.
En segundo lugar, en 2021 continuó las interacciones a pesar de que tenía a su hija recién nacida con ella, lo que en su opinión sugiere que “su impulso para interactuar es incluso más fuerte que su instinto maternal protector”.
En cuanto a lo que podría haber sido esta experiencia traumática, señala que muchos barcos de pesca que colocan su sedal en la popa del barco, lo que atrae a las orcas, que vienen a inspeccionar y capturar algunos peces. Ha habido casos de orcas que se enredaron y lesionaron con estos trozos de hilo fino para la pesca.
Él cree que es posible que algo así le haya pasado a Gladis Blanca. Mientras tanto, Gladis Negra tenía lesiones que podrían haber sido causadas por humanos, y “sabemos que Gladis Gris fue testigo de cómo un amigo se enredaba en las líneas de pesca en 2018″, dice López.
“Todo esto nos hace pensar que las actividades humanas están en el origen de estos comportamientos, aunque sea de forma indirecta”, dice López. Lo que podemos aprender de su nuevo hábito es “que son muy inteligentes y que las estamos molestando mucho”.
Lori Marino, neurocientífica experta en cetáceos y presidenta del Whale Sanctuary Project, dice que la teoría “divertida” tiene más sentido para ella. “Estos son animales muy inteligentes e inquisitivos, y parecen sentirse atraídos por la parte inferior de los barcos y las partes que sobresalen. Las orcas son seres culturales y, a menudo, comienzan una moda y esa moda se propaga entre el grupo”.
Tales tradiciones culturales incluyen tipos de llamadas distintivos, que se han descrito como dialectos, así como diferentes estrategias de alimentación.
Estos diferentes comportamientos “comienzan como modas pasajeras”, dice Marino. “La moda, si continúa, puede convertirse en parte de su cultura y transmitirse de una generación a la siguiente”, agrega. Su capacidad para trabajar en grupo ayuda a desarrollar tendencias y tradiciones complejas.
“Por ejemplo, pueden coordinar su comportamiento para sacar a una foca de un témpano de hielo o entrar en diferentes patrones de nado defensivo si son perseguidas por un depredador... Así que la capacidad está ahí. Las orcas muestran niveles impresionantes de organización en muchas otras actividades”, dice.
Qué hacer para detenerlas
Los marineros y los expertos en orcas coinciden en que lo mejor sería detenerlas. Pero desafortunadamente no parece haber una forma segura de prevenir o incluso reducir las interacciones. El Orca Working Group recomienda evitar a las orcas consultando mapas actualizados periódicamente de sus movimientos.
La principal recomendación de Renaud de Stephanis también es evitar las áreas donde se encuentran las orcas, con la ayuda de mapas actualizados basados en el seguimiento satelital de las orcas; esto está comenzando a ayudar a reducir las interacciones, dice.
Los marineros también han intentado asustarlas golpeando cosas. Sin embargo, esto no parece hacer mucha diferencia. Tratar de escapar de ellas es inútil.
Según un informe de 2021 del grupo de trabajo, las orcas suelen nadar a velocidades de entre 8 y 11 nudos, pero pueden alcanzar velocidades de hasta 29 nudos, lo que dificulta que se las quiten de encima.
No hay evidencia de que otros trucos utilizados por algunos marineros, como arrojar arena sobre las orcas para confundirlas, funcionen. Además, arrojarles cosas no es una buena idea dado que las orcas ibéricas están en peligro de extinción.
Abandonar el área rápidamente ayuda, dice Stephanis. No porque uno pueda superar en velocidad a una orca, sino porque es menos probable que sigan al bote una vez que está fuera de su área preferida.
En el caso de Fantini, las orcas se quedaron unos 30 o 40 minutos: “Parecía una eternidad”. El equipo esperó hasta que las orcas rompieron el timón y se fueron. Sabían que no tenía sentido tratar de alejarse a toda velocidad.
“Eran muy rápidos. Incluso si tratas de ir lo más rápido que puedas con el bote, siempre serán más rápidos. Así que ir rápido no es una solución. Yo no sé realmente cuál sería la solución. En este momento, si tengo que ir de nuevo, no sé qué haré”.
*Por Sophie Hardach
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