Las peores cosas de los 10 destinos más lindos del mundo
Es cierto que viajar es una de las cosas más espectaculares del universo y que apenas ponemos un pie en Ezeiza sentimos que todos nuestros problemas y angustias quedan depositados en modo stop en Buenos Aires (o la ciudad en la que vivamos). También es cierto que los destinos clásicos, esos que son considerados los más bellos del mundo por la mayoría de la gente, nunca suelen fallar y son una opción segura para combinar con algo más novedoso o extravagante. Pero lo que nadie dice, o al menos no muestran en Instagram cuando se sacan fotos posadas en Londres o París, es lo complicados que pueden resultar estos lugares a la hora de vacacionar.
París
En la ciudad de la luz es realmente imposible ir al baño, además de la mala onda de la gente cuando les pedís entrar, está la barrera idiomática que te impide comunicarte (intentar pedir algo en inglés es tomado, casi siempre, como una falta de respeto). Hace poco estaba en París con una baguette en la mano y una gaseosa en la otra cuando me entraron unas ganas desesperantes de eliminar todo el líquido que había tomado en mis largas caminatas por el Senna. Finalmente encontré un shopping, pensando aliviado que ahí estaría mi salvación. Pero no. En la puerta del baño había una señora malhumorada que me explicó en un francés incomprensible para mí algo que entendí después: para entrar al baño del shopping había que pagar, solo con monedas, una suma que yo no tenía pues no cargaba efectivo.
Tip: llevar monedas y calcular que no siempre podremos andar por la calle comiendo baguettes sin un baño para refrescarnos.
Los Ángeles
Es el destino perfecto para creernos una de las Kardashians y sentir por un ratito que estamos dentro de un reality hollywoodense. Pero las distancias son tan largas y las calles están tan atestadas de autos que debemos pensar dos veces antes de trasladarnos de un barrio a otro. Alquilar un auto parece genial, aunque hay que tener en cuenta varios factores. Además del tráfico pesado, resulta muy fácil perdernos en las autopistas y hay mil reglas de tránsito o de estacionamiento que parecen obvias pero nosotros, como argentinos, desconocemos por completo. Esto puede llevar a multas descabelladas, sobre todo si las pasamos a pesos.
Tip: no pretender conocer todas las áreas de California, desde San Diego a Malibú, en un lapso de tres días. Mejor quedarse cual celebrity entre West Hollywood y Beverly Hills y moverse en Uber si tenemos pocos días.
Estambul
¿Quién dijo que el famoso mercado es espectacular? Los vendedores te acosan para que les compres a un nivel medio violento y todos ofrecen las mismas chucherías que parecen más productos manufacturados en serie que originales de la cultura árabe. Además, el regateo es condición -cosa que a mí me produce cierta violencia- y es fácil perderse entre las multitudes de turistas que no nos dejan ni caminar.
Tip: ir al mercado de especias, que es más chico y pintoresco y garpa más en Instagram.
Las Vegas
Se supone que Las Vegas es divertido pero el clima es tan seco que la piel se te hace pelota, los ojos se te irritan y no podes respirar bien. Además, la comida es tan grasosa que resulta imposible no sentirse mal si estamos acostumbrados a una alimentación saludable.
Tip: llevar humidificador al hotel y andar todo el día con cremas, colirios y manteca de cacao en la cartera.
Miami
Huir a sus playas en el invierno porteño parece soñado, pero en esa época realmente no se puede caminar por el calor que hace y ya no es tan genial pasarse el día entero en el shopping pues con el cambio no nos favorece ni para el outlet. En esos meses hace tanto calor y hay tanta humedad que no se soporta ni estando en la orilla del mar.
Tip: abstenerce de ir en julio y agosto salvo que te puedas alojar en un hotel espectacular con varias piletas y humidificadores helados en los cuartos.
Islas griegas
Fuera de la foto engañosa de Instagram, hay que decir que llegar a una playa virgen de arenas rosadas y botes tipo las de Mamma Mía requiere de un recorrido previo muy lejano a la postal de película: micros llenos de turistas, cada uno con la banderita de su país bloqueando la vista; griegos que gritan por cualquier cosa; mucha gente con reposeras y heladeritas; hordas de visitantes con el guía chocándose entre ellos; y precios a la altura de Mónaco.
Tip: ir con todo muy armado y algo de plata para imprevistos, que siempre surgen en estas islas tan particulares.
Madrid
Cuando estuve en la capital española hace poco, realmente no se podía caminar por la Gran Vía. El exceso de turistas de todo el mundo está haciendo la ciudad intransitable.
Tip: buscar un Airbnb tranquilo por Lavapiés o La Latina y visitar –con mucha paciencia- los spots turísticos tradicionales solo en caso de necesidad extrema (esto mismo aplica para cualquier ciudad grande de Europa).
Auckland
Llegué pensando que todo sería espectacular como en Sidney y resulta que es la ciudad más aburrida del mundo. Todo cierra muy temprano y no pasa absolutamente nada. Es cierto que Nueva Zelanda es una destino maravilloso por sus paisajes de película, pero la ciudad a la que todos llegamos con vuelo directo pensando que vamos a vivir algo similar a lo que pasa en Australia, es un fiasco. Sobre todo si buscamos algo de vida social, nocturna, inspiraciones de moda y un poco de shopping. Auckland, en ese sentido, es más una hermosa y tranquila ciudad de la Patagonia que una gay parade australiana encabezada por Kylie Minogue.
Tip: ir solo un día y seguir camino al sur de Nueva Zelanda , donde se filmó El Señor de los Anillos y hay unas postales para morirse.
Nueva York
New York es fantástica, todos lo sabemos. ¿Pero nadie se preguntó por qué casi todas las temporadas de Sex and the city fueron grabadas en verano? Porque el invierno ahí puede ser muy cruel. El año pasado fui con dos amigas en marzo y hacía tanto frío que ni pudimos sentarnos a comer un cupcake en la placita frente a Magnolia. Además, nos agarró una tormenta de nieve y quedamos casi atrapados tres días en el hotel.
Tip: directamente no ir entre enero y marzo.
Londres
Todos los alojamientos son chiquitos y están llenos de recovecos, y aún así, a veces resulta imposible conseguir hoteles decentes a precios razonables. Una vez, hace tres años, reservé un Airbnb en Notting Hill pensando que me pasarían las mismas cosas que a Julia Roberts y Hugh Grant en esa película que hasta el día de hoy siguen pasando en continuado en el cable. Pero no. Cuando llegué al edificio con mis dos valijas gigantes cargadas de ofertas de Primark me encontré con que había que subir cinco pisos por una escalera empinada y finita. Cuando logré llegar vivo con las valijas al piso quinto, me encontré con el cuarto más pequeño del mundo, por el que había pagado 70 libras (unos 3300 pesos argentinos) la noche. Otra vez, en Londres, me quedaron dos noches colgadas en las que pensaba improvisar y terminé, literalmente, sin hotel, hostel o Airbnb disponible por menos de 150 libras. Desesperé por no tener a donde dormir, hasta que me conecté a la app de citas Grindr y todos mis problemas se solucionaron.
Tip: buscar una cita y confiar que tenga final feliz.
Temas
Otras noticias de Experiencias
Más leídas de Lifestyle
Revolucionario. Buscaba tener dinero y descubrió una fórmula que cambió al mundo para siempre
Superalimento. La semilla que regula el azúcar en sangre, reduce el estrés y ayuda a dormir mejor
No falla. El método para eliminar las chinches con ingredientes naturales
A tener en cuenta. El valor normal de colesterol después de los 60 años