Temporada de frutas finas: una guía para conocerlas
El verano es el momento ideal para la cosecha de estas vedettes que por su color y sabor son símbolo de elegancia; un listado con las principales características de cada una
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Muchos esperan el verano porque es la temporada de comer frutas finas que por forma, color y sabor son símbolo de elegancia; reinas de la pastelería, te contamos cuáles son, qué características tienen y a quiénes en Argentina le debemos su siembra y cosecha
Arándano
Es conocida como blueberry, que significa "baya" o "fruto carnoso con semillas rodeadas de pulpa", en este caso de color azul. Sus plantas son nativas del hemisferio norte con más de 13.000 años de antigüedad, y el fruto es una esfera de 1,5 cm, sabor agridulce, jugosa y recubierta de una piel sedosa característica. Se cosecha en verano, se consume fresca o procesada y se destaca por sus cualidades antioxidantes, nutritivas y medicinales. Es fuente de vitamina C, minerales, fibras y fenoles y está libre de colesterol.
Cereza
Según el INTA, están compuestas por un 85% de agua y son ricas en fibras y en vitamina C y A, en forma de betacaroteno, que las vuelve poderosos antioxidantes. Aportan antocianos, compuestos que reducen el riesgo de padecer enfermedades degenerativas y ayudan a prevenir el envejecimiento. De aspecto bello, su sabor es agridulce, y no tan ácidas como sus primas, las guindas; y su cultivo se da muy bien en la provincia de Mendoza porque sus suelos secos y arenosos son los ideales para estas plantas.
Frambuesa
Como las moras, pertenecen a la familia de las rosáceas, pero comercialmente están dentro de las berries. Su fruto es rojizo, rico en vitaminas C y E, carbohidratos, fibras y en componentes antioxidantes. También originaria del hemisferio norte es por lejos la fruta fina más cultivada y comercializada de la Patagonia; el 14% de la producción nacional se exporta, casi exclusivamente como producto congelado; y el resto se utiliza para la elaboración de dulces, productos lácteos y golosinas.
Mora a Zarzamora
Son híbridos resultantes del cruzamiento entre especies del género Rubus, al que pertenece la frambuesa. Su fruto es carnoso, formado por pequeños lóbulos que le dan su característica forma; presenta un color negro o borravino; y de sabor agridulce. Muy ricas en Vitamina A y C, proceden de Asia y América, abundan en Estados Unidos y en el oeste de Europa incluso se la considera una planta invasiva.
Grosella
Las grosellas están agrupadas dentro de la familia del género Ribes y desde el punto de vista comercial sus tres tipos más importantes son el cassis o grosella negra; el corinto o grosella roja; y la grosella o uva espina con una baya de mayor tamaño que las otras y que puede ser de color verde, amarillo, rosa o púrpura. Son de sabor ácido, por eso se las usa para elaborar con ellas productos como jaleas y mermeladas y también para aromatizar vinos.
Frutilla
Solían ser muy caras, pero ahora realmente están a precios accesibles y son de excelente calidad. Se producen en muchas regiones del país pero las de Coronda son las más famosas y fue precisamente la Universidad Nacional del Litoral (UNL) la que realizó un estudio en el que se verificó que las frutillas proveen hasta ocho veces más de ácido elágico que otras frutas, un compuesto que se caracteriza por sus propiedades antioxidantes y posibles efectos anticarcinogénicos. Además, son ricas en ácido fólico, vitamina C (más que la naranja), fibra y potasio.
Las patagónicas
Rosa mosqueta
Es la elegida de los porteños cuando pasean por el sur argentino y se deleitan con ese sabor tan difícil de describir. Pertenece a la familia de las rosáceas y es una rosa bastante exótica de origen europeo traída al país por los polacos, que crece en forma silvestre y en la Patagonia es casi plaga. Con sus frutos se elabora el dulce, pero de las semillas de su fruto se obtiene un aceite que posee pequeñas cantidades de ácido transretinoico, sustancia que permite la recuperación de la piel atrofiada.
Saúco
Arbusto con frutos de color negro, los serbios se casan llevando una rama de él para que la unión sea para siempre. Crece bien en el sur argentino porque sus plantas necesitan sol y sombra, suelos frescos y con cierta humedad. Abundante en Europa, fueron los españoles quienes lo trajeron al nuevo continente. Sus frutos, ricos en betacarotenos y antocianinas, deben estar maduros para su consumo y son tan usados en gastronomía como en la industria cosmética.
Calafate
Es la única de todas las frutas finas que es autóctona de La Patagonia. Es una planta silvestre y su fruto una baya violácea o azulada negra, que los indígenas usaban tanto para teñir y pintarse los rostros como para preparar una bebida similar a la chicha. Sus frutos son agridulces, se los consume frescos o se los utiliza en la elaboración de dulces y licores. Su demanda va en aumento a pedido de los extranjeros y locales. También poseen propiedades antioxidantes.
TIERRAS FÉRTILES
La mayoría de estas frutas son originarias del Hemisferio Norte pero se dan bien en toda La Patagonia porque esta zona tiene la amplitud térmica que estas plantas necesitan: calor durante el día y fresco a la noche.
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