Laos: la perla del sudesteasiático
Un viaje por las aldeas que orillan el río Mekong, donde la exótica belleza del paisaje convive con la incipiente afluencia de turismo
Al dejar atrás las tierras tailandesas, cruzando la frontera para ingresar en Laos, uno cae en la cuenta de que algo cambió. Apenas un río, el Mekong, y cien metros separan al viajero de Tailandia en el extremo norte de Huay Xai. No hay carteles ni banderas.
Allí, el sello en el pasaporte es casi optativo. Frente a una ventana hay una fotocopia en blanco y negro: "Thai Bath" y "US dollars", dice. Es el banco. Laos es el país menos desarrollado del sudeste asiático.
Con dos días más de viaje se llega a 10 km del límite con China, en Muang Sing. En esa región, las minorías étnicas de las tierras altas (hill tribes) son, junto a la tranquilidad y el paisaje imponente, de los mayores atractivos de esos parajes.
Las aldeas que se ven a lo largo de todo el norte del país parecen planeadas por el mismo urbanista. Las chozas, siempre de bambú y pilotes, son habitadas por gente curiosa, aunque por momentos reservada, que lleva una vida simple y tranquila.
Con sus bolsos enormes en la espalda, a las mujeres se las ve caminando por los senderos de las terrazas de arroz y en los que surcan las tierras cultivadas, procesando el arroz, cocinando o alimentando a los animales. A las niñas se las ve jugando o cargando a sus hermanitos en los brazos o en la espalda. Los mayores suelen estar sentados contemplando el horizonte, en la boca la pipa que destila el aroma dulzón del opio. Que no es ilegal y se consume desde hace cientos de años. Ellos lo consideran una medicina que les permite sobrellevar la vida en estos lugares inhóspitos.
La gente es amable: invita a pasar a su casa, a tomar un té, a comer algo a base de arroz y, eventualmente, a compartir una pipa. También se asiste al desfile de un elenco estable de chanchos, patos, perros, gallinas y gallos, a toda hora. A los búfalos de agua (son como grandes vacas con piel de hipopótamo) se los utiliza para transportar carga o arar la tierra, y se los puede ver rodeados de chicos jugando o montados sobre su lomo. Estos animales tienen gran importancia económica. Son moneda de cambio, índice de riqueza y compensación de la familia del novio a la de la novia por la cesión de los derechos de tenencia de la futura esposa.
Muang Noi, la maravilla
Hacia el Sur, después de otro par de días de viaje a través de lugares espectaculares y de una inolvidable travesía en un barquito por un afluente del Mekong, se llega a Muang Noi, un paraje rodeado por enormes formaciones de roca caliza de casi cien metros: uno de los paisajes más imponentes del país.
En Muang Noi se deja de ser un visitante para formar parte de la pequeña comunidad, participando en casi todas las actividades cotidianas: cocinar junto a la familia, cargar a los chicos, compartir la pesca o pasear con el propio casco cónico de bambú que sirve, entre otras cosas, de protección anticoco (es elevado el número de muertes provocadas por traumatismos causados por los cocos cuando caen de la planta).
Las paredes de piedra caliza caen abruptamente sobre una pequeña jungla y unos bosquecitos habitados por animales trepadores. Las formaciones rocosas crean cuevas con lagos y arroyos interiores que se pueden recorrer e investigar durante horas.
Y por la noche, una fiesta: las velitas iluminan de a retazos la alegría de los ojos y las sonrisas de los chicos, grandes y viejos que bailan, se abrazan, festejan. Todos están allí. Miles de estrellas aclaran el cielo nocturno. Las luciérnagas vuelan en medio de la magia.
Van Vieng
En Vang Vieng se pone en práctica por menos de un dólar una de las mejores maneras de disfrutar del ocio: el tubbing. Consiste en subirse a una cámara de neumático e ir flotando por el bendito río varios kilómetros, mientras la corriente arrastra libremente a través de paisajes inenarrables al turista extasiado. Los compañeros de la parsimoniosa flotación pasan por los costados y saludan mientras se respira el aroma fresco del río. El cielo azul balancea el alma.
Van Vieng queda a sólo tres horas de Vientianne, la capital del país y la frontera más transitada hacia Tailandia. Estas ciudades son, con Luang Prabang, los lugares más visitados por el turismo y, por eso, los más preparados para recibirlo. Una calle principal que bordea el río y un par de callecitas que la cortan forman el mapa de este tranquilo paraje. Hay bares sobre el río, ideales para disfrutar de una cervecita o de un café lao con leche azucarada. Y ver girar la Tierra. Y contemplar el paso del sol entre las montañas, derramando su luz suave sobre los arrozales.
Geopolítica
En la región noroeste de Indochina, Laos fue, junto con Vietnam y Camboya, administrada por Francia durante largos años.
El 60% de la población es budista. El resto es animista. Fue el país más bombardeado en la Guerra de Vietnam. Este triste récord se registró entre 1963 y 1969, cuando el ejército norteamericano trataba de atacar al Pathet Lao (ejército del norte de Laos aliado a las tropas norvietnamitas) descargando sus bombas sobre estas tierras. Los aldeanos tuvieron que buscar refugio en las distintas cuevas que ofrecía esta extraña topografía.
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