La AU3 iba a ser una autopista urbana moderna y ampulosa, en altura, que conectaría el barrio de Saavedra en su extremo norte con el de Nueva Pompeya en el sur. No se trataba de un proyecto aislado sino de un eslabón dentro de un marco más abarcador de 74 kilómetros totales ideado en 1976..La AU3 nunca se concretó, pero sus huellas aún hoy se pueden percibir en la ciudad. Se comenzó por el tramo de la zona norte. El primer paso del proyecto fue la expropiación de la edificación que ocupaba las manzanas que serían afectadas por la nueva ruta. Los barrios de Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza, Villa Ortúzar y Chacarita fueron víctimas de una herida que atravesó sus calles residenciales. Durante dos décadas, terrenos baldíos y propiedades usurpadas se erigieron como el rastro de aquello que no fue. Hoy, buena parte de ese cierre relámpago ya fue reconvertido. Incluso, sobre las calles Holmberg y Donado se emplazó uno de los nuevos polos gastronómicos de la ciudad, dando por concluida aquella iniciativa faraónica, excesiva, de un lustre que se contradecía con las oscuridades acontecidas en el país en aquellos tiempos. Los costos enormes de semejantes obras hicieron que se tomara deuda en el exterior y las consecuencias sociales sobre el territorio fueron tan trágicas como injustificadas.
El proyecto
El plan de nueve autopistas urbanas que atravesarían, en altura, a la ciudad de Buenos Aires sonaba descomunal. El proyecto solo fue realizado en un porcentaje ínfimo. De esa red, que se convertiría en un tejido ampuloso, se concretaron las autopistas 25 de Mayo y Perito Moreno. El entramado de vías rápidas contemplaba el cobro de peaje en cada circuito y tenía tres fines específicos: alivianar el flujo de vehículos de avenidas y calles; que el tránsito pesado atravesase la ciudad sin generar complicaciones en la vida cotidiana de la gente; y que la comunicación del conurbano norte con el sur fuese más directa y demandase menos tiempo. La intendencia de la ciudad, tal el rango de entonces en tiempos de la dictadura militar que gobernaba el país, estaba a cargo del brigadier Osvaldo Cacciatore, quien caracterizó su gestión por la implementación de proyectos de gran envergadura y desproporcionados para el contexto nacional. En muchos casos, las iniciativas no llegaban a concretarse. Tal el caso de la fallida AU3.
Los años ´70 y ´80 no parecían ser los mejores escenarios para la ejecución de un plan vial de la envergadura que se pensó. A la luz del tiempo, aquella iniciativa se lleva a contrapelo con las actuales concepciones de movilidad urbana. Hoy, las grandes capitales del mundo no fomentan este tipo de vías rápidas debido a las consecuencias irreparables que tienen sobre la zona afectada, la contaminación atmosférica y visual, y porque se convierten en un incentivo para la utilización de vehículos, algo que se contradice con las actuales políticas de transporte de las personas en los centros urbanos.
En épocas de la realización del Mundial de Fútbol de 1978 en Argentina, la ciudad de Buenos Aires experimentó varias transformaciones. Se buscaba exhibir una urbe pujante ante el turismo internacional que llegaría durante la realización del evento deportivo y en los años siguientes debido a la difusión masiva que significa ser país anfitrión de una Copa del Mundo. Ante eso, se pensó una ciudad engalanada, principal puerta de ingreso a la Argentina desde el exterior, que se mostrase con la concepción de las grandes capitales internacionales. Para la ocasión, se llevó a cabo la remodelación de los estadios de River Plate y Vélez Sarsfield, y el corrimiento de algunos barrios de emergencia hacia el Gran Buenos Aires, tal el caso de las poblaciones vulnerables asentadas en la avenida Dorrego a la altura de la calle Conde y sobre la calle La Pampa en el Bajo Belgrano, donde también se construyeron algunos edificios monoblock para albergar a los vecinos que vivían en situación de indigencia. En ese contexto se desarrolla el plan de autopistas urbanas del gobierno de facto.
La autopista 25 de Mayo era la AU1 y la Perito Moreno, la AU6. A la hora de ejecutarse la AU3, el plan ya mostraba signos de fatiga. La AU1 y la AU6 fueron inauguradas el 6 de diciembre de 1980. Estas vías, que además conectan con las autopistas Del Oeste y Dellepiane-Ricchieri siempre fueron muy utilizadas. A pesar del tiempo transcurrido, buena parte de los espacios que quedaron debajo de las mismas se muestran en estado de abandono y desprotección.
La fallida AU3 sería una de las más importantes dado que vincularía zonas muy alejadas y se convertiría en un puente entre localidades como Pilar, Escobar, Don Torcuato, Tigre y San Isidro, en el norte, con Lanús y Lomas de Zamora, en el sur. Esta vía formaba parte de esas nueve pensadas para conformar un tejido vial en toda la ciudad. También, se buscaba incluir a la Avenida Perito Moreno, la 9 de Julio, la Costanera Rafael Obligado y la circunvalación de la General Paz.
De norte a sur
La AU3 comenzaba en Donado y General Paz, en el barrio de Saavedra, como una continuación natural de la Panamericana. Desde allí se introduciría en la manzana abrazada por Donado y Holmberg para avanzar hacia Villa Urquiza, Coghlan, Villa Ortuzar, Chacarita, Palermo, Almagro, Villa Crespo, Balvanera, Parque Patricios y Nueva Pompeya donde, a través del Puente Alsina, cruzaría el Riachuelo y conectaría con la localidad de Valentín Alsina en el Partido de Lanús. La traza, luego de su trayecto por la calle Donado, hubiese seguido por Giribone, Córdoba, Jufré, Humahuaca, Sánchez de Loria, Lavarden. Un proyecto hermanado indicaba que la AU3 podría conectar, en el tramo sur, con otra autopista que llegaría hasta la costanera. Nada de todo esto se concretó.
La zona inicial, en el norte, fue la más perjudicada dado que no solo no contó con esa nueva vía de ingreso, sino que se vio diezmada a partir del proceso de expropiación de viviendas. Unas 600 propiedades fueron desalojadas y sus dueños no fueron indemnizados con la cifra de valor de mercado de los inmuebles. Se buscaba liberar la traza para comenzar con la obra, pero todo quedó trunco, desde 1982, con manzanas que parecían imágenes de una película bélica. Terrenos baldíos, chalets a medio derrumbar y otras viviendas aún intactas con sus moradores legítimos resistiendo el despojo. Todo convivía de manera disfuncional en plena Capital Federal.
Unas 600 propiedades fueron desalojadas y sus dueños no fueron indemnizados con la cifra de valor de mercado de los inmuebles
Con los años, y ya con el gobierno de Raúl Alfonsín en el Poder Ejecutivo, el plan no se reactivó.Esto significó el crecimiento de una verdadera herida transversal en la ciudad. Aquellas casas a medio demoler fueron intrusadas. Los terrenos baldíos se llenaron de basura o vegetación, en el mejor de los casos. La zona mutó en un foco de infección, roedores incluidos, para aquellos vecinos que aún conservaban sus viviendas en medio de esa tierra arrasada. La oscuridad de las calles y el poco tránsito convertía a la zona en lugar propicio para que se cometieran delitos, aparecieran autos robados abandonados y hasta se diera cuenta de acontecimientos criminales en la vía pública. Los inmuebles cercanos, a dos cuadras a la redonda, también vieron decrecer su valor. La falta de urbanidad hizo lo suyo para convertir a esos barrios, otrora residenciales, en una zona liberada a todo. Casi el mapeo ideal para una novela de Leonard Cohen de heridas tangibles y de las otras. Era habitual ver a los viejos habitantes despojados de sus viviendas, recorrer Holmberg o Donado llorando y escudriñando, entre los esqueletos de mampostería, aquellas siluetas en las paredes al desnudo de los cuadros de familia o un espejo que, casi como un acto de rebeldía, pendía de una medianera en lo que se supone había sido una sala de estar. Desgarrador. Surrealista. Radiografía de la desidia.
Renacimiento
En 1994, el tramo entre General Paz y Congreso estaba totalmente despejado. Ante la evidencia, algo había que hacer. Así nació la Avenida Parque Donado que se convirtió en una buena vía de ingreso al Acceso Norte. Rodeada de parques, el espacio es un pulmón verde y de recreación para los vecinos de Saavedra. Desde Congreso hacia el sur, hoy la postal también es otra. La paleta de colores mutó de aquellos valores cromáticos en blanco y negro a una gama más luminosa.
Entre Congreso y la calle Carbajal, el rectángulo conformado por Holmberg y Donado modificó radicalmente su fisonomía. Muchos de los habitantes de las casas tomadas fueron mudados a viviendas sociales que forman parte del novedoso barrio. La construcción de las mismas fueron responsabilidad de la Subsecretaría de Planeamiento, que depende del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño.
Esas viviendas se alternan con otros edificios relucientes, de media densidad, que permitieron la llegada de nuevos vecinos, en general jóvenes, debido a la funcionalidad de estas viviendas que cuentan con amenities como solárium, gym, piscinas y quinchos. El corredor cambió de cara. Rodeados de verdes, los edificios no solo albergan viviendas sino oficinas y studios. Sobre el nivel de la calle, bares y restaurantes convirtieron a la zona en un polo gastronómico de moda. Desde ya, el metro cuadrado cotiza en valores similares a varias zonas de Villa Urquiza, Belgrano y Palermo. La mejor cotización, considerablemente superior, también se desparramó en las cuadras cercanas. Además, este sector de la ciudad es lindante con Belgrano R y con la zona comercial de Villa Urquiza, lugares muy codiciados hoy. Para preservar el perfil de la zona, las construcciones respetan una distancia de quince metros entre la medianera y la calle. De esta forma, las 14 manzanas se convierten en un parque lineal de 1500 metros.
La pandemia del Covid-19 transformó la dinámica gastronómica de la zona desde el 19 de marzo en el que se implementó la cuarentena obligatoria en Argentina. Hoy, el take away es la modalidad que define a los comercios del lugar. Sus propietarios sueñan con una primavera liberada del confinamiento, una pandemia con menor grado de injerencia en la ciudad, y la posibilidad de volver a convertir el espacio público del corredor Donado-Holmeberg en una zona de recreación.
Archivado para siempre, atrás quedó aquel proyecto de la AU3. Otro tipo de concepción de la modalidad define estos tiempos. Aquella grieta, esa herida en medio de la ciudad, hoy está en vías de cicatrizar. Como toda marca en la piel, se transforma en un recuerdo del dolor atravesado. Muchas familias añoran esas casas en las que criaron a hijos y nietos de las que ya no quedan rastros. Hoy, la zona se convirtió en un polo pujante y de clima celebratorio. Quizás para anular aquellos dolores que la atravesaron en el pasado.
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