La solución de los muebles nómades para los que se mudan seguido
En un departamento de un ambiente, la practicidad de contar con muebles que ocupan poco espacio y son fácilmente trasladables es vital. Por eso, varios creadores argentinos diseñaron propuestas que permiten múltiples usos y resultan ideales para los que se mudan a menudo, ya sea porque alquilan un lugar que saben que no será su casa para siempre o porque pasan sus días en constante movimiento y precisan hacer equilibrio en un mismo ámbito entre el home office y la vida hogareña.
La mayoría de estos objetos nómades como sus dueños están pensados por arquitectos jóvenes con ideas innovadoras. Es el caso de Natalia Géci, diseñadora, escenógrafa y también arquitecta. Asegura que esta propuesta "se basa en simplificar la cotidianeidad e incorporar los principios de un viajero frugal y austero, más centrado en la experiencia que en las posesiones". La clave está en poseer solo lo esencial, lo preciso y necesario para andar por la vida livianos de equipaje, pero también con el máximo confort y funcionalidad. Con estas premisas, creó el escritorio Caterpillar con patas rebatibles, llamadas butterfly, que se guardan en un bolso junto a un lapicero de cuero. Cuando el escritorio se arma, el bolso se dobla en dos y se cuelga en las patas mediante correas. Así se convierte en un espacio para guardar papeles, libros y la imprescindible notebook o tablet.
Estudió en Buenos Aires y vivió en París y Londres. Regresó a la Argentina y se instaló en San Antonio de Areco, aunque aclara que no sabe por cuánto tiempo. Participó en el Salón del Mueble de Milán con su innovadora propuesta: el sistema Linko estructuras portables, que se transforman en percheros, paneles de oficina o pantallas divisorias. Esta idea le permitió ganar el Design Award de Platino.
Algunos críticos señalan una contradicción en poseer muebles que duren para siempre para usar en casas que serán lugares de paso. Pero en lo que parece una paradoja está uno de los secretos que hacen valiosa esta propuesta. Géci afirma que la idea de un mueble permanente y una casa transitoria no es contradictoria porque responde a una necesidad inherente al ser humano: la de pertenencia e identidad. El hecho de cambiar de vivienda o de país pero transportando los objetos queridos es una forma de armar el hogar a partir de ellos. Son un referente estable entre tanto movimiento. "En un planeta globalizado y de constantes cambios –explica– es tranquilizador tener un pequeño mundo que siempre y a todas partes podemos llevar con nosotros".
Sin soldaduras
Laura Del Piccolo, por su parte, desarrolló un novedoso sistema constructivo. La estructura de hierro no está soldada sino que se corta con láser y pliega. De esta forma no se observa ningún tipo de imperfección porque no hay soldaduras y es completamente resistente. Todo el sistema está imantado, con lo que se prescinde de herrajes, herramientas para armar o tornillos de sujeción. El armado y desarmado se resuelve con las propias manos y como se lo puede fijar sin dificultad todo el proceso es una actividad rápida y sencilla.
Estos muebles "son versátiles, fáciles de transportar, se desarman, pliegan, agrupan, apilan y no llevan demasiados herrajes", dice. La idea es simplificar lo cotidiano ofreciendo un mobiliario que acompañe a sus dueños en viajes y mudanzas.
Esta profesional santafesina está al frente de su estudio y con Esteban, su hermano, dirige una fábrica de muebles de diseño contemporáneo en Cañada de Gómez. Es otra de las arquitectas que mostró el talento argentino en la Semana del Diseño en Milán. También es joyera, y por eso cada vez que crea un mueble lo piensa como un pequeño tesoro, elegante y único.
Ahorrar espacio
El mercado actual ofrece propuestas de muebles plegables y provisorios como caballetes y percheros desmontables, pero en general son de baja calidad y de una estética dudosa ya que fueron diseñados para un uso puntual y, sobre todo, temporal. En cambio, los muebles nómades están pensados para ser utilizados de forma permanente y conservados por sus dueños en las distintas mudanzas. Por eso, se proponen objetos nobles con un delicado equilibrio entre diseño y funcionalidad. El sistema constructivo, las proporciones, los materiales y hasta la paleta de colores están concebidos en sintonía.
Federico Pellegrini, otro de los jóvenes arquitectos que crea estos diseños, asegura que "la idea de este moblaje es dar la posibilidad de ahorrar espacio, cambiar de función, transformarse en otra cosa o permitir ser trasladado con facilidad" y afirma que "en la actualidad el concepto de ´lo estable´ se desmorona; atravesamos una revolución tecnológica en un mundo absolutamente globalizado. El modo en que la gente vive, trabaja, come, se viste, duerme y se comunica, cambia constantemente y el mobiliario también empieza a sentir la necesidad de dar respuestas".
Este creativo rosarino radicado en Buenos Aires desarrolló el banquito Ten, construido con multilaminado de guatambú y soga de polipropileno. Sus medidas (57 cm de alto por 37 de ancho), y sobre todo su sistema de plegado, lo convierten en un objeto fácil de trasladar pero también muy cómodo y placentero al momento de sentarse.
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