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La mayoría de los seres humanos (famosos y anónimos también) no ventilan sus verdaderos problemas en las redes sociales. Al contrario, vendemos humo de felicidad, sobreactuamos situaciones y momentos quizá para convencernos a nosotros mismos de que no somos ningún patito feo sino seres dignos de amor. Dime de lo que hablas y te diré de lo que careces, dice el refrán.
Por esa razón es que tan mal le ha caído a tanta gente la ruptura de Rosalía y Rauw Alejandro, noticia que esta semana llenó las redes de mensajes y memes entre sus miles de seguidores, en todo el mundo. No se hablaba de otra cosa. En la verdulería, en la oficina. Nos habían convencido de que el suyo era un romance extraordinario, eso significa fuera de lo común, o al menos creíamos que entre ellos no había desacuerdos, discusiones, días sin hablarse, enojos, mentiras, deslealtades… es decir, la vida misma pasándoles, como a la gente común.
Sin embargo los fans se sintieron traicionados, y sabemos que la traición entre personajes públicos significa haters y cancelaciosnes masivas, razón por la que el supuesto infiel debió postear un descargo en su defensa aclarando que no hubo terceros en discordia. Es más, Rauw asegura que la pareja llevaba rota “meses”, aunque las fechas de las fotos juntos y los mensajes no coinciden. Sin embargo la frustración contagió a quienes viven relaciones parasociales, un trastorno descrito por Donald Horton y R. Richard Wohl en 1956 y que, curiosamente, ha cobrado nueva dimensión en la era de las redes sociales. Estar pendientes de las celebridades puede llevarnos a creer que somos parte de su círculo cercano, razón por la que indefectiblemente terminamos padeciendo sus éxitos y fracasos, y lo peor es que en función de sus éxitos medimos los nuestros, señalaba una investigación reciente - Perceptions of infidelity: A comparison of sexual, emotional, cyber and parasocial behaviors.
¿El amor no existe?
No sólo sufrimos la decepción de Rosalía, sino que al sentirnos defraudados caemos en aquel tópico de que el amor no existe, y lo grave es que probablemente todo ese acting haya sido parte de una gran estrategia de publicidad, como sucede el 90% de las veces con los famosos. En un artículo de El País de Madrid, Silvia Llop, autora del libro Mándalo a la mierda, explicaba precisamente que, como en las plataformas de diseño, en el amor usamos a los famosos como plantilla. “Por eso, si se separan, ya no creemos en amor. Lo que hay que comprender es que es gente normal que deja sus relaciones, como lo hacemos todos, pero en las redes sociales no van a vender sus peleas ni incompatibilidades. Sólo vemos la parte fantástica, sus viajes, esos videoclips que hacían juntos y esas entrevistas tan bonitas, por lo que cuando lo dejan, nos sentimos estafados, cuando lo cierto es que no estábamos dentro de la relación. ¡No te están enganchando! Lo que están haciendo es vivir su vida”, aseguraba.
A fin de cuentas flameaban varias banderas rojas en esas demostraciones de amor que se hacían Rosalía y Rauw: era verdad o eran un caso de mutuo love bombing, ese trastorno que se manifiesta mediante la constante demostración de afecto y la demanda de atención, un fenómeno que intenta justificar el mensaje “Es para que veas lo mucho que te quiero”, describe la autora del artículo. La situación era algo confusa porque cierto es que, cuando la química une a dos personas, la intoxicación de hormonas nos hace vivir en una suerte de hechizo que casi siempre termina en calabaza, porque lo que une no es amor sino atracción física, algo tan o más poderoso, y que bien puede haberle pasado a Rauw ante una belleza como Rosalía. Al cabo de un tiempo es probable que haya comprendido que, si bien había buen sexo, no eran compatibles emocionalmente. “Lo que he ido descubriendo con el paso de los años y la experiencia, porque me dedico sólo a esto, es que hay que diferenciar el love bombing del atracón de química. Un atracón de química es algo que se siente genuinamente, una idealización que ha despertado algo en ti. Es algo irreal, porque no tiene base, pero lo sientes de verdad. Por ello puede pasar que cuando vayas conociendo a esa persona, se termine el atracón y descubras que no te gusta tanto. Sin embargo, no estabas mintiendo. Otra cosa es el love bombing, detrás del cual hay una actitud manipuladora. Es algo que se exagera para enamorar a una persona y conseguir así su atención”, explicaba Llop, conocida como “la psicóloga del amor”.
“Yo tenía la fe perdida en la masculinidad, y fue conocerte y me cambió un poco la situación”, confesó la cantante a Rauw en el canal de YouTube del streamer Ibai Llanos, admitiendo públicamente que venía de varias decepciones amorosas. “Como hemos idealizado esas relaciones y hemos estructurando una idea del amor a partir de las relaciones que vemos, cogiéndolas como ejemplo, hacemos de los famosos sujetos a los que acogernos. Si tienes también a tu mejor amiga y a su pareja como paradigma del amor y rompen, te sentirás igualmente desolada, pero es posible que tu íntima te haya ido mandando mensajes en las últimas semanas o meses comentando cosas que no eran del todo perfectas” agrega Llop. “Sin embargo, ni los famosos ni los anónimos contamos en nuestras redes sociales los problemas que tenemos. Lo que hay que tener claro es que no es que nos hayan engañado, sino que han obviado lo que no querían contar”.
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