El COVID-19 obligó al mundo entero a parar abruptamente y a tomar conciencia de que la producción y el consumo desmedido a gran velocidad producen daños irreparables en el medio ambiente, en nuestra propia salud y en la capacidad de innovación. "Estamos corriendo en vez de vivir la vida", dice el gurú anti-prisa Carl Honoré. "La lentitud es un superpoder en un mundo multitasking, hiperacelerado". El movimiento slow se puede aplicar a todo: a la comida, a la belleza, a la moda e incluso al periodismo. Relantizar y reflexionar, desconectar con el afuera para conectar con el adentro.
En el universo pre-covid, la moda era la segunda industria más contaminante después del petróleo. Según Redress de Hong Kong, una ONG cuya misión es reducir los desperdicios de la industria, en el mundo se generan 92 millones de toneladas de residuos textiles al año, y se estima que podría llegar a 148 millones hacia 2030. Esto equivale a 175 kg por persona. En este contexto, surge un movimiento Slow que se viene gestando hace tiempo pero que ha encontrado en la pandemia las condiciones ideales para patear el tablero.
¿Qué está pasando en el mundo de la moda?
Es innegable que esta ralentización forzada generó un colapso económico en el sistema. Según Traidcraft Exchange, en marzo se cancelaron pedidos por más de 1.440 millones de dólares sólo en Bangladesh. Hoy, la ilusión está puesta en el cambio de conciencia social y ambiental a largo plazo, a pasar de una economía lineal que presenta 24 colecciones al año a una economía circular que reduce, recicla y reutiliza.
Fashion Revolution es una ONG y movimiento global con base en Londres que moviliza a la comunidad de la moda y se pregunta: ¿Qué mundo queremos que emerja después de esta pandemia? La respuesta está en su manifiesto, que pregona el trabajo sostenible, transparente, digno, equitativo, inclusivo, que revaloriza lo artesanal, la conservación de la naturaleza, sin desechos de recursos, ni polución, ni contaminación de la tierra y del agua, y promueve la reutilización de los recursos. La sostenibilidad implica que como especie estemos en equilibrio con nuestro entorno y nuestros recursos.
Natalia Nupieri, del Departamento de Tecnología de Diseño e Industria de la Moda del INTI, cuenta con un equipo de sustentabilidad autogestionado que surgió en base a las demandas del sector en materia de sustentabilidad. "El mercado de marcas argentinas de moda está siempre muy al tanto de lo que sucede internacionalmente, y es por esa razón que muchas de ellas han incursionado en estrategias de triple impacto, circularidad, reciclaje, conexión con comunidades productivas locales, cambios en el uso de materiales incorporando textiles con mayor porcentaje de fibra reciclada, o regenerados celulósicos con menor impacto."
"Argentina posee un sector de indumentaria/textil amplio y heterogéneo, con muchos eslabones de la cadena que afortunadamente son locales. A eso se suma que como mercado de consumo no llegamos a entrar en el Fast Fashion de una forma tan acelerada como el resto del mundo. Por lo tanto, el volumen de desperdicio del sector es menor que en otras latitudes. Sin embrago nuestra misma situación geográfica nos sitúa lejos de los mercados más interesantes para posicionar productos argentinos, y siendo uno de los temas claves en la sustentabilidad la reducción de la huella de carbono, el traslado de productos es un tema a tener en cuenta, que podría pensarse como un desafío a sortear de maneras ingeniosas."
Y agrega: "por otra parte, el tratamiento de los residuos, tanto los de consumo como desperdicios industriales o scrap, cuenta en Argentina con estrategias que aún están lejos de una gestión a gran escala. Es un camino que lleva mucho tiempo y un cambio estructural a nivel organizacional y operativo, con protocolos e incorporación de nuevos actores como empresas de tratamiento de residuos, recicladoras y clasificadoras".
¿Lo sostenible es el nuevo lujo?
Alessandro Michele, Director Creativo de Gucci, ya declaró que pasará de hacer 5 a 2 colecciones atemporales al año. "Tanta ambición nos hizo descuidar la armonía y el cuidado, la conexión y la pertenencia", declaró. Se valora que la prenda sea ética, inclusiva, artesanal, hecha para mí. Algunas marcas ya empezaron a trabajar con pre-order, lo que implica esperar la prenda aproximadamente 2 semanas, es como volver al trabajo artesanal de la modista de hace décadas atrás.
"Tanta ambición nos hizo descuidar la armonía y el cuidado, la conexión y la pertenencia", declaró Alessandro Michele, Director Creativo de Gucci
La marca nacional Chain viene trabajando bajo esta filosofía desde hace 4 años. La sustentabilidad forma parte de los orígenes de Lucía Chain, su papá trabajaba en el campo, su mamá era profesora de biología y su abuela era modista. Los valores de la marca están relacionados con la tierra, lo hecho a mano y el respeto por nuestro entorno que es el proveedor de alimentos y bienestar. Lucía adquirió popularidad a partir del Semillero UBA. En 2018, Vogue Talents la eligió como una de las siete diseñadoras internacionales "The Next Green Talents" del Fashion Week de Milán, lo que la llevó a exponer sus prendas en el museo de Salvatore Ferragamo en Florencia. Chain ya se vende a pedido en Argentina, en Japón, en Estados Unidos, y en uno de los e-commerce más importantes del mundo: Yoox, que pertenece a Net a Porter.
"El objetivo es que todas las prendas sean para todos los cuerpos y edades, y que sean atemporales. Tienen calces holgados con sistemas de ajuste para cada uno. Trabajo con pigmentos naturales, tintas y textiles biodegradables. El ciclo final es volver a la tierra y desintegrarse por completo. Los textiles son algodones del chaco producidos sin el uso de pesticidas, los botones están realizados con maderas de descarte y los bordados con hilos antiguos de algodón.", sintetiza Lucía.
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El proyecto de Lucía tiene un marcado espíritu sostenible orientado a generar un beneficio personal y en su comunidad. Dentro del taller ubicado en el conurbano bonaerense, la diseñadora realiza capacitaciones gratuitas a personas de bajos recursos, allí les enseña el proceso de fabricación y teñido y usan la máquina recta, la más accesible y fácil de usar.
En cuanto a la complejidad de producir en Argentina, Lucía concluyó: "Vas desarrollando mecanismos de supervivencia, pero de ese ingenio surge la novedad, las ideas nuevas, en ese vínculo con pequeños productores y comunidades, se genera algo único con identidad. Exportar se hace cada vez más complicado, nos faltan políticas y regulaciones que controlen las buenas prácticas dentro de la industria. Es hora de que se nos dé visibilidad y el Estado nos ayude a crecer, ya que son pocos los que se animan a invertir en este país".
La última palabra
Lxs consumidores son cada vez más conscientes a la hora de comprar y las redes sociales son el medio ideal para cuestionar e indagar sobre el origen y el proceso de las prendas que consumen. La tendencia especialmente impulsada por millennials y centennials propone cambiar el ritmo, comprar poco pero bueno, calidad en vez de cantidad.
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Pope Cerimedo es docente especialista en slow fashion, estilista y creadora de Roomie Design, un Marketplace de diseñadores independientes slow. Cerimedo enumera las claves para comprar de manera más responsable y sostenible: conectarse con lo que uno va a comprar para saber si tiene que ver con su estilo personal, no comprar tendencia de manera compulsiva, el fast fashion es de mala calidad y generalmente se descarta al año, elegir y priorizar los básicos de calidad que son mucho más combinables y duraderos. Alquilar en ocasiones especiales como fiestas, vender las prendas que ya no se usan y tener en cuenta el upcycling que propone aprovechar prendas que están en desuso. Por ejemplo, una marca de vanguardia como Soifer Buenos Aires se unió a Sabrina y reinventaron un stock parado de hace más de 20 años. Bernarda Who es otro ejemplo, reutiliza cámaras de bicicletas descartadas y las convierte en accesorios y joyería.
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El camino es largo, el paso es lento pero firme. La pregunta que se sostiene en el aire tiene una respuesta y ya no hay manera de evadirla: ¿Qué mundo queremos que emerja después de la pandemia?
La autora es Directora de DMAG, cuenta con más de 20 años de experiencia en la comunicación de marcas y medios de moda, y es miembro del Jurado de Martín Fierro de Moda.
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