La puntada inicial
La opinión de uno de los integrantes del jurado del concurso y más respuestas a las dudas frecuentes
Mariano Toledo
Hace quince años llegó a la Capital, con su carpeta de dibujos bajo el brazo. Venía de Mercedes, una localidad de la provincia de Buenos Aires.
Había aprendido costura como ayudante de diseñadoras y comenzó a tocar las puertas de Gino Bogani y La Clocharde, entre otras, donde recibieron con asombro a un adolescente decidido a mostrar su trabajo.
"Así logré que me compraran mis diseños. ¿Quién iba a pensar que hoy en día tendría un nombre en Buenos Aires? Nunca lo hubiera imaginado", reconoce Mariano Toledo en su taller de Corrientes y Callao, donde crea colecciones de alta costura y prêt-à-porter.
Este joven de 32 años es uno de los ocho integrantes del jurado de La puntada inicial, el concurso destinado a nuevos diseñadores que organizaron la Revista de La Nación y Vitamina, firma que producirá y comercializará el conjunto de prendas ganador. Según Toledo, los concursos son "el único medio" para que los diseñadores nuevos o desconocidos puedan tener acceso a la prensa, y para que los críticos sigan la evolución de los ya consagrados.
Su historia es un ejemplo. Su nombre comenzó a llamar la atención del público cuando ganó la Segunda Bienal de Arte Joven, en 1991. "Eso me mostró y me abrió puertas -admite-, pero creo que lo más importante fue que me permitió decirme a mí mismo: yo puedo hacerlo."
Toledo aclara que diez años atrás había "un ambiente muy distinto" en la Argentina.
"La situación económica era otra -recuerda- y todo estaba más relajado. Teníamos tiempo libre para crear e imaginar cosas; había mucha propuesta independiente. Ahora, los jóvenes no tienen tanto espacio para la creación, porque necesitan trabajar para vivir".
El bolsillo también influye en el diseño de las colecciones, asegura. A la hora de gastar en una prenda, sus clientas analizan cómo van a amortizar el precio. Es decir, si la van a poder combinar y cuántas veces la van a usar.
Por esa razón, su colección prêt-à-porter de este año tiene "una fuerte impronta funcional", definida por elásticos, cierres, capuchas, mangas desmontables y telas reversibles.
"Con el tema de la jornada laboral interminable, la ropa tiene que ser versátil -explica-. Los diseñadores tenemos un compromiso y una dificultad, porque es muy difícil que una prenda cumpla con todos estos requisitos: que sea cómoda, que esté hecha de buen material, que tenga buena terminación, que se adapte a diversas situaciones durante el día y que, además, sea bella. Esa es nuestra gran lucha."
Formación integral
El año último, Toledo llevó sus colecciones a Roma. Allí participó de la Alta Semana de la Moda, junto a diseñadores como Armani y Ferré, entre otros. Su desfile fue aplaudido por la crítica y le valió un contrato para trabajar durante dos meses en una de las más importantes empresas de moda italianas.
"Creo que lo que vieron en mí -señala- fue una disposición y una capacidad de tareas muy amplia, que tiene que ver con una forma de trabajar en la Argentina: muy poca gente puede tener una persona para cada área, como allá, y tiene que entrenarse en muchas cosas."
Además de sus años de práctica, la formación de Toledo incluye sus estudios de arquitectura en la Universidad de Buenos Aires (UBA), institución en la que enseñó diseño de indumentaria durante ocho años. También dio clases en varias escuelas y hoy lo hace en su propio taller.
"Mi experiencia ha sido muy rica -reconoce-, pero yo tengo mi espíritu de principiante intacto. Siempre siento que me falta algo. Y aunque la situación económica sea mala y ahora todo sea más difícil, mi visión es positiva. Porque yo pude lograrlo con nada más que mis dibujos, mi esfuerzo y mis ganas."
Las dudas
¿Mis diseños tienen que respetar el perfil de la línea Vitamina?
No. La colección que se presente tiene que tener el estilo propio del diseñador. El objetivo del concurso es que todos los nuevos diseñadores tengan la posibilidad de darse a conocer y de poder producir y comercializar sus prendas a través de Vitamina.
La idea es que el/la diseñador/a pueda desarrollar una marca propia. Por eso es necesario que el estilo y la personalidad del diseñador estén presentes en su propuesta. No hay que olvidar que las prendas se van a comercializar y tienen que estar pensadas para las mujeres del año 2000.
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