Mauricio Strugo, licenciado en Psicología y Sexólogo Clínico, se refiere a los días posteriores a una separación, qué sentimientos aparecen y cómo manejarlos de la mejor manera-
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Frustración, bronca, desilusión, tristeza, impotencia, resentimiento y fracaso suelen ser algunas de las palabras que definen, de alguna manera, los sentimientos que suelen atravesar quienes culminan una relación amorosa.
Mauricio Strugo, licenciado en Psicología y Sexólogo Clínico, explica que no es lo mismo separarse luego de una infidelidad o una situación inesperada en la que la otra persona decida la ruptura intempestivamente sin aviso previo, que una pareja en la que ambos deciden terminar el vínculo de común acuerdo porque se dan cuenta que no quieren seguir compartiendo el vínculo.
De todos modos, casi siempre se trata de convivir y de atravesar un duelo que suele incluir auto-reproches, angustia, alivio y hasta esperanza.
En esta charla con La Nación Strugo, especialista en vínculos, analiza cuáles pueden ser los comportamientos y las reacciones tras una separación, si es recomendable volver con el ex para recordar buenos momentos y de qué manera podemos aprovechar de la “soltería”, entre otros temas.
¿Cómo suele ser esa primera noche en soledad tras la separación?
Es difícil generalizar ya que cada persona es única, pero podría decir que para una persona que se separó de una relación tóxica esto podría ser un alivio cuando realmente está segura que no quiere saber nada con ese otro que tanto daño le produjo y, por lo tanto, experimentara el relax y la libertad luego de tanto sometimiento.
En el caso de que la ruptura se produzca sin previo aviso o producto de una infidelidad, por ejemplo, esa noche será bastante difícil, probablemente no podamos ni siquiera conciliar el sueño, pensando y repensando acerca del por qué, intentando entender, llenos de bronca y angustia de esas que no nos dejan ni respirar. Y quizás llamemos al otro o le mandemos un montón de mensajes que irán desde el pedido de verse, pedidos de explicación hasta los insultos por la impotencia. Dicen que el enojo y la furia suelen ser la ropa que esconde lo que está en el fondo y es el dolor.
¿Qué podemos hacer para no sentirnos tristes, angustiados y desesperanzados?
¿Cómo no nos va a afectar? Por supuesto esto no significa, entonces, que por esta separación nos quedemos encerrados, aislados y sin hacer nada porque esto puede incluso hundirnos en una depresión que no es lo mismo que estar deprimidos tristes.
Para evitar que la situación pase a mayores lo que recomiendo es:
- Rodearse de personas que nos escuchen empáticamente y con paciencia sin apurarnos dándonos soluciones del tipo “te presento a alguien”, hablando mal de nuestros ex o arengándonos a estar bien por todo el resto de las cosas buenas que si tenemos en la vida.
- En vez de cercar los sentimientos de tristeza, angustia o desesperanza, haciendo de todo para distraernos, permitirnos ciertos espacios para ese malestar. Probablemente, al principio estos espacios sean más amplios, pero de a poco vamos a ir regulándolos. Y de esa forma vamos a poder ordenar nuestros días para poder seguir cumpliendo con nuestras rutinas e incluso elegir actividades para distraernos.
- Dejar de culparnos y de hacernos responsables de la finalización del vínculo.
- Confiar en que toda herida abierta en algún momento se convierte en cicatriz, y si bien la marca quedará por siempre, en algún momento podremos hacer el ejercicio de convertir los aprendizajes que queremos obtener de la relación y de la ruptura. Incluso, llegando a agradecer la relación para lo que sea que nos vino a enseñar, entendiendo que cada pareja de alguna forma es un gran maestro de lo que en ese momento necesitábamos aprender.
Mucha gente suele “volver” una y otra vez con el ex para recordar buenos momentos ¿Qué sería lo positivo y lo negativo de esto?
Lo que no está bueno es someternos a una relación que está agotada simplemente para no perder al otro o para no quedarnos solos o por la ilusión de que solamente por amor vamos a poder con lo que sea que llevo a la separación. Hay veces que tenemos que entender que ese dejar entreabierta la puerta lo único que genera es la imposibilidad de que otro ocupe el trono que está a lado mío. Si no soltamos, ¿cómo será posible que suceda algo nuevo?
¿Qué podemos hacer para dejar de pensar en nuestro ex?
Entender que si alguien fue una persona significativamente en nuestras vidas va a requerir tiempo para que la herida se convierta en costra, y que si apuramos este proceso entonces vamos a profundizar nuestro dolor a partir de frustraciones. El tiempo es el único aliado de la tristeza para curarla, poco a poco el sufrimiento se convertirá en dolor y en algún momento después del barro empezaremos a pisar suelo firme, es decir, empezaremos a tener recuerdos entendiendo que ese ex es precisamente eso, un ex, alguien que fue importante en mi vida, pero que ya forma parte del pasado y que si bien voy a acordarme de él o de ella seguramente toda la vida, una cosa es algo que me hace acordar y otra muy diferente es estar atravesado de imágenes automáticas que se me imponen todo el tiempo generándome muchísimo dolor. Un ejercicio que suelo recomendar a mis pacientes es que puedan escribir con qué cosas del otro quieren quedarse y con qué cosas no, incluso realizando alguna ceremonia de despedida simbólica cuando están en verdaderas condiciones de empezar a soltar.
¿Qué pasa si nos arrepentimos de la decisión de separarnos? ¿De qué manera podemos plantearle el tema a nuestra pareja?
El amor no es un sentimiento rígido, según las vueltas de la vida podemos darnos cuenta que en algún momento tomamos la decisión de separarnos y luego querer volver. Quizás, lo que tengamos que contemplar es que las decisiones tienen consecuencias y puede que nosotros queramos retomar, pero la otra persona no esté disponible por diversas situaciones. Y por más convencidos que estemos de querer volver, del otro lado hay alguien a quien la decisión de interrumpir la relación le llevó tiempo y trabajo mucho por reconstruir su vida. El planteo tiene que ser sincero, podemos expresar nuestros sentimientos y explicar que nos dimos cuenta mientras estuvimos separados, pero sería recomendable no dejar de ejercer lo que se conoce como “responsabilidad afectiva”, es decir, ser responsables de qué queremos de verdad y qué consecuencias implican para el otro volver a elegirnos.
¿De qué manera podemos aprovechar este momento de soltería?
La mejor manera de transitar ese momento es amigarnos con nuestra soledad. Nuestra sociedad no cesa de pedirnos todo el tiempo que estemos en pareja y desde allí, desde la presión a estar en pareja, podemos sentirnos presionados y precipitarnos a elegir a alguien equivocadamente. Aprovechar la soltería sería dedicarnos a nuestro bienestar, a reconstruir nuestras redes vinculares, darnos el gusto de hacer todo lo que erróneamente postergamos o dejamos de hacer por esta en pareja. La idea, justamente, es convertirme en una persona brillosa para que alguien que también este ocupándose de su brillo interno se cruce en mi camino.
¿Qué nuevas posibilidades se nos abren al estar separados?
Cuando nos separamos, si la separación fue traumática estaremos un buen tiempo tomados por el sufrimiento para luego, de a poquito, ir transformando el dolor en experiencia y estar un poco más afinado en lo que queremos. Pasado un tiempo, si hicimos un buen proceso de duelo, pasaremos del resentimiento al agradecimiento y empezaremos, por un lado, a ocuparnos de nuestro propio brillo sin buscar salvadores o “personas muletas” en quien apoyarnos. Nos centraremos en estar mejor y desde allí buscaremos un compañero más cercano a quienes seremos, es decir, que cuando nos separamos tenemos la maravillosa oportunidad de armar un vínculo desde la elección y no desde la necesidad.
¿En qué momento y de qué depende que estando separados pensemos en la posibilidad de empezar a conocer gente con fines amorosos/sexuales?
Si estamos bien no vamos a buscar de manera muy consciente una pareja porque vamos a entender que no necesitamos a nadie para que nuestra vida funcione, sino que elegimos compartirla con otro u otra. Podemos empezar a sentir ganas de compartir, podemos comenzar a vislumbrarnos con alguien que cumpla con las condiciones que entendemos en la relación anterior no se lograron y entonces estaremos preparados para intentar una nueva relación. Si bien no hay tiempos definidos porque cada persona y cada proceso es único, se sabe desde Freud que el duelo de una relación puede durar hasta un año. Sin embargo, eso no implica que necesariamente estemos un año encerrados llorando, quizás en el medio habrá intentos de relación, o relaciones más fugaces. Para estar disponibles para una relación significativa, primero tendremos que estar bien nosotros y desde allí ir afinando la puntería, chequeando nuestra disponibilidad emocional porque puede que por más que lo intentemos o el entorno quiera presentarnos a alguien para que no estemos más mal, igualmente no estemos preparados.
¿Hay vida después de una separación?
Si logramos integrar la experiencia del compartir con esa otra persona luego del resentimiento y transformarla en crecimiento claro que sí. La idea es entender que cuando elegimos el amor siempre hay riesgo de sufrimiento. Incluso aquellas parejas que jamás hubiéramos pensado que se separarían pueden sorprendernos con esa noticia porque el amor no es “hasta que la muerte nos separe” porque nadie en su sano juicio puede prometer amor eterno si las cosas no están bien porque eso sería sometimiento. Ojalá, a pesar de sentirte muy mal y ver todo muy negro, en algún momento vuelva a salir el sol y te des cuenta que depende más de vos que los días sean soleados.
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