La poesía contraataca
Ya está en marcha en Buenos Aires el primer Festival Internacional de Poesía. Recitales, espectáculos, proyecciones al aire libre y musicalización de textos forman parte de una nueva y vigorosa movida
Al igual que los recuerdos y las estrellas lejanas, los poetas carecen por completo de utilidad práctica. Sus obras, buenas o malas, no cotizan en la Bolsa, no deciden elecciones y tampoco sirven para adelgazar. La poesía misma -para colmo- es vista muchas veces como una enferma grave a la cual se le toleran algunos caprichos a la espera de su virtual desaparición. Sus cultores, sin embargo, no se rinden. Y, en estos días, todo parece indicar que han pasado a la ofensiva.
Buenos Aires es la sede de un festival poético internacional (ver recuadro) en el cual participan reconocidos popes del género, como el cubano Anton Arrufat o los brasileños Adelia Prado y Ferreira Gullar. En los extramuros, mientras tanto, los jóvenes autores se ríen del mal tiempo y ocupan espacios para decir sus versos cargados de futuro o desesperanza. Algunos ciclos de recitales, como los que se organizan todas las semanas en Babilonia (Guardia Vieja 3360) llegan a convocar a más de cien personas por encuentro. No menos éxito tienen las lecturas de poemas que organiza el teatro El Círculo, en la ciudad de Rosario, o la revista El Duende, de Jujuy. No parece casual que pese a las conocidas dificultades que atraviesa el mercado editorial siga en pie el Diario de Poesía -fundado hace trece años por Daniel Samoilovich- un periódico trimestral totalmente dedicado al género, o que los escritores nucleados desde hace 16 números en La Danza del Ratón -otra revista del ramo dirigida por el incansable Javier Cófreces-- no renuncien.
Las señales externas, sin embargo, son apenas el leve reflejo de una procesión lírica que va por dentro. El exitoso concurso Poesía en el subte -organizado tiempo atrás por La Nacion y la empresa Metrovías- recibió cerca de 75 mil poemas, muchos de los cuales fueron publicados y luego leídos por millares de personas. Más de quinientos textos (300 más que en el rubro cuentos) participaron asimismo en el Gran Premio Internacional Jorge Luis Borges. "Lo que pasa es que en la Argentina hay más poetas que gente", reflexiona en broma Susana Villalba, poeta y coordinadora de la Casa de la Poesía, una vieja ilusión que se hizo realidad el año último en el marco de la Secretaría de Cultura porteña. La Casa por el momento carece de una sede fija, pero su nomadismo se interrumpe con mucha frecuencia en Babilonia.
Hay mucha gente que escribe secretamente, en un cuaderno bien guardado de las miradas indiscretas, mientras que otra lo hace en talleres reales o virtuales, de esos que se propagan como hongos en la Red. Montadas en esta ola, algunas editoriales locales lanzan curiosas guías prácticas para ser poeta en cinco lecciones, mientras las imprentas de barrio tientan a los nuevos autores para que prueben las delicias de la autoedición. Cansados de ser leídos apenas por los amigos de siempre, los poetas menos pacientes salen a la calle y escriben versos fragmentarios y anónimos que, como un disparo en la sombra, estampan de noche en las paredes. Otro indudable vehículo de difusión poética es el rock, en cuyo seno ya descollaron letristas sagaces como Luis Alberto Spinetta, el Indio Solari o Palo Gandolfo, de Los Visitantes.
Las púas del erizo Desde hace siete años la escritora Delfina Muschietti organiza un ciclo de lecturas públicas (el último viernes de cada mes en Corrientes 2038) titulado La voz del erizo, como un texto de Jacques Derrida donde se dice que la poesía es como un erizo: se cierra sobre sí misma y a la vez se tiende al exterior a través de sus púas. Ella es herida y hiere -o contraataca- al mismo tiempo. Entretanto, los textos de Pablo Neruda, Federico García Lorca y otros nombres menos conocidos -como el de la uruguaya Delmira Agustini, cuya vida y obra dieron lugar a dos estrenos teatrales en la cartelera porteña- suelen servir de excusa para hacer poesía en los escenarios.
El barbado Alberto Muñoz, por ejemplo, es un especialista en esa veta. "A mí no me interesa el teatro donde se recitan poemas -advierte por si acaso el creador de Misa negra-. Me importa en cambio la poesía que surge como una conjunción de lenguajes artísticos en el espacio escénico." También Helena Tritek (que ya realizó excelentes trabajos teatrales con textos de Oliverio Girondo, Fernando Pessoa, poetas chinos y precolombinos) busca, a su manera, enhebrar una épica. "La misión del artista es elevar al espectador -dice la directora de Venecia-. La poesía ilumina, y en teatro tenemos que terminar de una vez con tantas etiquetas. Pienso que hay que ir hacia lo integral."
Hace casi veinte años, los recitales públicos de poesía se basaban en el poder de un micrófono. La solemnidad de las lecturas -abonada por un público demasiado del palo- convertía a esos encuentros en rituales chatos y oscuros. Como para mover el avispero, los poetas de hoy buscan nuevas formas para difundir sus textos. Ya sea a través de musicalización de poemas, o de su representación dramática, la poesía encontró formatos para propagarse y seguir viva. Entre esos hallazgos está la fuente de la poesía, una proyección de textos realizada cada tanto en los alrededores de una fuente del centro porteño.
Buscadores de oro Por momentos, los poetas parecen eternos buscadores de oro en tierra seca. Jorge Luis Borges decía que no hay poeta, por mediocre que sea, que no haya escrito "el mejor verso de la literatura". Y el verborrágico Pablo Neruda, por su parte, se atrevió incluso a defender directamente a los malos poetas. "Ellos son los que mejor demuestran que la poesía realmente existe -escribió una vez-. Los buenos, en cambio, no prueban nada; están ahí, son así. Pero los malos persiguen la poesía tan denodadamente que resulta imposible suponer que ella no exista." Buenos y malos escritores, en suma, protagonizan el resurgimiento poético de estos días. Los nombres de las revistas viejas y nuevas del género ya dicen algo. La novia de Tyson agrupa a poetas de entre veinte y treinta años, acaso tan golpeados como la chica del famoso boxeador. Los hacedores de Nunca Quisiera Irme de Casa y Los Amigos de lo Ajeno, en tanto, también ingresan al ruedo, junto a sus colegas de La Guacha -dirigida por Javier Magistris-, El Jabalí (de Daniel Chirom) o El León en el Bidet, de Javier Aduriz. Son revistas que en general se regalan y cuya difusión es, por lo menos, limitada, al igual que los libros y hojas de poesía que vuelan por ahí. Una mujer humilde y persistente los vende personalmente, todos los días, en la puerta del Teatro San Martín. Y una gran poeta argentina, hoy convertida casi en leyenda -Leonor García Hernando, autora de Mudanzas, Negras ropas de mujer y otros títulos igualmente notables-, ofrece sus libros de bar en bar, por la avenida Corrientes, entre Callao y el Obelisco.
Custodios del mito y la memoria, los poetas recuerdan que Platón aconsejaba expulsarlos de su República ideal, dado que un mundo perfecto no puede convivir con un oficio cuya esencia es la transgresión de todos los sentidos consagrados.
Pero los expulsados volvieron y son -si no millones- al menos unos cuantos miles de poetas al ataque.
El festival, día por día
Se largó el miércoles último y se va a extender hasta el próximo jueves 26. Organizado por la Casa de la Poesía -creación relativamente reciente de la Secretaría de Cultura porteña-, el Festival Internacional de Poesía continúa en marcha según el siguiente cronograma.
Días 20, 21 y 22. Nuevo Foro Gandhi, Corrientes 1743, a las 22. Actúa la compañía aragonesa de montaje teatral-poético El Silbo Vulnerado. Espectáculo de rock y blues con poemas de los beatniks. El show lleva por título El último aullido de los yonkis , y se desarrolla, con música y proyecciones,sobre la base de textos de Kerouac, Ginsberg, Ferlinghetti, Burroughs y Bukowsky. Actúan José Luis Esteban y Javier García, con los músicos argentinos Pablo Sánchez (bajo) y Rodrigo, en percusión. Videos del diseñador Germán Diez. Dirección: Luis Felipe Alegre.
Días 23, 24 y 25. Salón Dorado de la Casa de la Cultura porteña. Avenida de Mayo 575, a las 19. Recital poético mundial. Anton Arrufat (Cuba), José Emilio Pacheco (México), Gonzalo Rojas (Chile), Ferriera Gullar (Brasil), Piedad Bonnett (Colombia), Jorge Adoum (Ecuador), Arturo Corcuera (Perú), Circe Maia (Uruguay), Ana Luisa Amaral (Portugal),Elbio Romero (Paraguay), Francoise Durazzo y Dominique Sampiero (Francia), Juan Carlos Suñén (España). Leonardo Martínez (Catamarca), Alberto Tasso (Santiago del Estero), Nestor Groppa (Jujuy), Irma Cuña (Neuquén), Inés Aráoz (Tucumán), Teresa Leonardi Herran (Salta), Miguel de la Cruz (La Pampa), Juan Carlos Mosés (Chubut), Hugo Padeletti (Rosario) y Francisco Madariaga (Corrientes).
Días 23 y 24. En Babilonia, Guardia Vieja 3360, a partir de las 22.30. Poetas jóvenes del interior y de otros países de América latina. Patricio Torne (San Luis), Concepción Bertone (Rosario), Roberto Aguirre Molina (Santa Fe), Silvio Matonni (Córdoba), María del Carmen Giay Levra (Mendoza). Luis Bravo, Silvia Guerra y Roberto Echevarren (Uruguay); Douglas de Almeida (Brasil), Pedro Serrano (México), Verónica Zondek (Chile). El 23, a las 22, en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), charla del poeta francés Lionel Ray. El 24, en el mismo sitio, charla del poeta Anton Arrufat sobre Virgilio Piñeiro y el cubano Lezama Lima. También conferencia de Piedad Bonnett sobre la actual poesía colombiana.
Día 25. También en Babilonia, a partir de las 22.30. Los poetas de Buenos Aires despiden a los invitados. Participan Antonio Requeni, Leónidas Lamborghini, Joaquín Gianuzzi, Julio Llinás y Rodolfo Alonso. Este mismo día, pero a las 16, se desarrollará un reportaje público a Gonzalo Rojas y Emilio Pacheco. El acto tendrá lugar en el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras.
Día 26. En el nuevo Foro Gandhi, a las 21.30. El Cuarteto Cedrón, con su espectáculo musical sobre letras de Juan Gelman, Raúl González Tuñón, Carlos de la Púa, Homero y Acho Manzi, entre otros.