La peor cita del mundo: aceptó ir a tomar algo, pero no todo salió como esperaba y terminó en silla de ruedas
Una joven relató el momento en el que su vida corrió peligro por la negligencia de un joven con el que compartió un encuentro
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Las redes sociales se convirtieron en el sitio virtual donde muchas personas encuentran el lugar ideal para compartir desde conocimientos hasta experiencias. Muchas de ellas llaman la atención de los usuarios, que reaccionan rápidamente. Este es el caso de la historia de la tiktoker Kiaha Kurek, que compartió la traumática cita que tuvo en 2012, por la que sufrió graves consecuencias en su salud.
El presente de Kiaha es prometedor, según relata en redes sociales: es empresaria y vive la vida que siempre soñó. Pero, un mal recuerdo le llegó cuando quería grabar un video y, lejos de dejar pasar la oportunidad, aprovechó y relató el conmocionante momento que atravesó 11 años atrás. Se trató de una primera cita con un joven en la cual terminó hospitalizada.
“La peor cita. Él me puso en una silla de ruedas”, introdujo en su relato y procedió a dar detalles del encuentro que tuvo con un hombre que conoció mediante una aplicación. Luego de varias charlas, aceptó salir con él. El plan era simple: ir a cenar y luego al cine. La primera parte salió bien, pero cuando se dispusieron a continuar con lo pactado, supo que nada saldría bien: se subieron al auto y la velocidad con la que manejaba le dio mucho temor.
Aquel miedo creció y hasta creyó que moriría allí. “Me desperté y mis ojos ardían porque la sangre goteaba en ellos. Pude escuchar un fuerte ruido cuando el auto fue abierto”, indicó tras referirse a la primera sensación que tuvo al recuperar el conocimiento. Efectivamente, tuvieron un accidente por la imprudencia del joven A partir de entonces, nada mejoró. En ese momento se enteró de que él le mintió y no tenía 25 años, si no 19 y hacía muy poco tenía licencia de conducir, según consignó el sitio Daily Mail.
Una vez hospitalizada le indicaron que tenía una fractura en la pelvis, varias costillas rotas y un grave destrozo en una de las piernas. El dolor que sentía era insoportable pero todo empeoró al escuchar un devastador diagnóstico: quizás no volvería a caminar. Los días pasaron con mucha incertidumbre, volvió a vivir con sus padres y puso en pausa todos sus proyectos para ocuparse de su salud.
Durante un año hizo una rehabilitación y, tras usar andador, volvió a caminar. Feliz por su logro, debió afrontar otro duro golpe: una deuda de un millón de dólares por gastos médicos.
A pesar de todo lo ocurrido, decidió no demandar al joven que la condujo a un triste destino. Hoy, ya recuperada, decidió hablar sobre aquel oscuro episodio para compartir con sus seguidores una gran lección: “Confiá en tu instinto, si te dice que no te subas al auto, escúchalo. Escucha cada vez”.
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