La peculiar tribu africana donde los hombres compiten por ser el más gordo
En el valle del río Omo, en Etiopía, existe una aldea donde se premia al poblador más obeso
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En la zona del valle del río Omo, en Etiopía, en el este de África, existe una tribu ancestral de moradores seminómadas llamada bodi, que tiene la particular tradición de premiar al miembro más gordo de su población. Es que, al contrario de lo que ocurre en las otras casi 50 comunidades que pueblan esa región africana, donde los hombres son esbeltos y fibrosos, en el caso de los bodi se hace un verdadero culto a la obesidad masculina, que se toma como símbolo de prosperidad.
Más allá de los avances tecnológicos en la zona, las tribus del valle del río Omo continúan en su gran mayoría incontaminadas por la modernidad, y así es que conservan los ritos y costumbres que poseen desde sus orígenes. Eso hizo que la Unesco declarara a esa región como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
De este lado del mundo, por ejemplo, se conocen imágenes de las mujeres de la tribu mursi, que son las que se deforman el labio inferior con un disco. Pero poco se sabe de los bodi y su celebración de la gordura de sus hombres. Hasta tienen un día al año donde se realiza un concurso para premiar al de la barriga más voluminosa, que se convertirá en el rey del pueblo por un día.
Los jóvenes de la tribu que van a participar de esta ceremonia ritual donde se escoge al más grueso de ellos arrancan con sus preparaciones de unos tres a seis meses antes de que se produzca la elección ceremonial. Y lo hacen básicamente realizando una dieta hipercalórica para empezar a engordar.
Los bodi son hombres que dan un valor muy grande a su ganado, que es su medio de sustento. Hablan con sus vacas, y hasta les cantan. Y una de las maneras que tienen para aumentar de peso es hacer una mezcla de sangre y leche vacunas, que consumen en grandes cantidades. Así llegan a duplicar y hasta triplicar su kilaje para el día señalado.
Cada participante en el concurso es elegido por su propia familia, y deben pasar su período de preparación encerrados en su choza, sin poder salir. También deben atravesar en el proceso una abstinencia sexual absoluta.
La elección del soberano más gordo
El día en que se elige al hombre más gordo de la tribu, es decir, el nuevo soberano por un día, la aldea se convierte en un festival. Los hombres danzan alegremente moviendo sus redondeces a la vista de todos, y luego viene la fase del control más estricto. Es cuando los jóvenes son pesados y sus abdómenes son medidos con rigurosidad.
El ganador de la singular contienda, además, recibirá a modo de recompensa por su triunfo -así son las costumbres-, la mano de la joven más bella de la tribu. Al revés de lo que ocurre con los hombres, las mujeres suelen ser delgadas y gráciles.
A diferencia de los bodi, el resto de las tribus de la zona se dedican a la caza y a guerrear y, por esa misma razón, son musculosos y atléticos. Pero en el caso de la tribu donde se premia la gordura, como su economía se basa en la ganadería, sus hombres no necesitan un cuerpo atlético para sobrevivir y satisfacer sus necesidades básicas.
“Estar gordo es símbolo de estatus, quiere decir que poseen muchas vacas y que, por lo tanto, tienen capacidad para alimentar a la familia. Por eso, el hombre más obeso es el más codiciado. Se lo considera el más poderoso y próspero”, explica el fotógrafo francés Eric Lafforgue a la revista de divulgación científica española Quo.
Cambios de los últimos años
Claro que el rito del engorde veloz puede causar en estos hombres grandes problemas de salud. Suben sus niveles de colesterol y las afecciones cardiovasculares son altísimas entre los miembros masculinos de la tribu.
Pero es probable que, con la introducción en la zona de algunos médicos cooperantes, esta costumbre comience a cambiar. Algunos jóvenes, incluso, intentan adelgazar tras la ceremonia luego de haber contraído matrimonio. Hace algunos años, eso era “impensable” en su cultura, de acuerdo con lo que afirma Lafforgue.
También puede ir cambiando el medio de vida de los bodi con los alteraciones que impusieron estos tiempos. En especial, la construcción en la zona de la presa hidroeléctrica Gilgel Gibe III que, básicamente, hizo que menguara el flujo del río Omo que abastecía tanto a los agricultores como los ganaderos del valle de ese brazo de agua.
Esta presa, inaugurada en 2015, que mide 240 metros y es así la más alta de África, aseguró para Etiopía la duplicación de su energía eléctrica, pero significó para los pueblos del valle una modificación importante. Algunas comunidades ganaderas se han vieron obligadas a migrar a otros lugares para encontrar pastos adecuados y la agricultura local está atravesando tiempos difíciles.
Además, según lo que informa National Geographic, una vez construida la represa, el gobierno etíope alquiló las áreas próximas a ella a empresas extranjeras, para construir grandes plantaciones de azúcar y algodón. Con ello, algunas tribus originarias del lugar fueron arrancadas de sus tierras y reubicadas en otros lugares.
Y lamentablemente, si bien algunos aldeanos son contratados para trabajar en las plantaciones, la mayoría de los que laboran en estos campos provienen de afuera del valle del Omo.
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