La pareja de cordobeses que trabaja en "horario de oficina" mientras viaja por el mundo
El concepto de "dejar todo y viajar " interpela a muchas personas, pero son pocas las que se animan a patear el tablero. Aunque en los últimos años se multiplicaron los casos de personas que se arriesgan, la mayoría se conforma con descansar de la rutina en las vacaciones, sin contar que para muchas otras ni siquiera es una opción viable en términos económicos. Pero, ¿qué pasa cuando aparece otra alternativa menos extrema que conjuga el turismo con el trabajo? Romina Viola (27) y Maximiliano Albella (31), una pareja de cordobeses, entran en esta categoría: trabajan remoto y su oficina es el AirBnb de la ciudad que elijen para instalarse un tiempo. Son lo que hoy se conoce como nómades digitales. "Nuestra valija de 23 kg es nuestra vida", dicen por Skype a LA NACION.
Romina es de Carlos Paz, Maximiliano de Villa Allende. Se conocieron en un trabajo hace 5 años y, cuando la empresa estaba por quebrar, Maximiliano que es diseñador gráfico, optó por la modalidad freelance. Mientras buscaba trabajo, Romina (comunicadora) revisó la casilla de correo no deseado y se encontró con lo que años después les permitiría recorrer el mundo sin dejar de recibir un sueldo fijo al principio de cada mes. Una compañía de diseño malaya, Pik to chart, buscaba una persona de Latinoamérica para cubrir un puesto de atención al cliente. Tras un video improvisado y varias entrevistas, consiguió el trabajo y, poco tiempo después, viajó a Malasia a conocer a sus empleadores.
"Solo había viajado una vez para hacer Work and Travel en Estados Unidos y aprender inglés. En Malasia me dijeron que necesitaban un diseñador y propuse a Maxi", cuenta Romina desde Hong Kong. De ahí en adelante, la idea de viajar y visitar lugares que siempre quisieron conocer creció a la velocidad de la luz. "Estábamos pagando mucho de alquiler y cuando se venció el contrato dijimos ‘¡por qué en vez de pagar esto no pagamos un tercio en un AirBnb en Malasia, que es más barato y accesible?’'", relata Maximiliano.
En Malasia se quedaron cuatro meses, pero la experiencia no resultó como esperaban. Aunque les gustaba la idea de vivir en otro país, describen que "el shock cultural fue muy intenso" y no lograron adaptarse. En ese momento, hace dos años, eligieron la modalidad que sostienen hasta el día de hoy: se quedan un tiempo -generalmente dos semanas- en cada lugar y deciden la duración de la estadía en base a dos factores, el presupuesto y los destinos que quieren conocer. Estuvieron en Estados Unidos, México, Australia varios países de Europa y de Asia. En medio de esa dinámica, hasta volvieron a Córdoba por cuatro meses cuando el padre de Maximiliano estuvo mal de salud.
-¿Cómo hacen para recorrer y trabajar al mismo tiempo?
-El Slack (herramienta de comunicación que usan las empresas) es nuestra oficina. Nos conectamos ahí con el resto de la empresa y trabajamos ocho horas como cualquier persona, pero es por proyecto y no tanto por horarios. Cuando estábamos en Miami, por ejemplo, donde nos quedamos un mes, teníamos una rutina. A la mañana trabajábamos, al mediodía íbamos a la playa, comíamos ahí cerca y después tipo tres, cuatro de la tarde volvíamos y le metíamos hasta las 8 de la noche. Completábamos las ocho horas y nos íbamos a un bar. Además aprovechamos el fin de semana.
Lunes de trabajo arduo = Palangana de cappuccino, extra shot.
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En Nueva York, uno de los primeros destinos, se quedaron un mes y, aún habiendo ahorrado con dos meses de anticipación, "casi se funden". Luego pasaron por Miami, Ciudad de México -donde empezaron En modo avión, un podcast que se puede escuchar en Spotify- y cuando decidieron ir hacia el continente europeo optaron por quedarse una semana en cada lugar para recorrer la mayor cantidad de países posible. "Yo soy la que se toma las cosas con más liviandad en la pareja. Excepto una vez que en Madrid perdimos un tren y me agarró un ataque de nervios sin precedentes. Nos había salido bastante caro, estábamos en una reunión que no terminaba, nos subimos a un taxi estresados y llegamos puntual pero ya se estaba yendo", cuenta Romina. Este episodio los marcó y decidieron que en los próximos lugares se quedarían, como mínimo, dos semanas.
-¿Cuáles son los pros y contras de este estilo de vida?
-Maximiliano: Volvimos dos veces a la Argentina, así que no tenemos esa sensación de destierro de cuando te vas a vivir para siempre a otro lugar. Como contra, el ritmo que llevamos termina siendo muy agotador, porque muchas veces hay que pelear con aerolíneas por el peso de las valijas por ejemplo. Viajar en sí es estresante. Ahora nos quedamos sin agua en el departamento y en Córdoba también puede pasar, pero como no es nuestro departamento y no es nuestro idioma, todo eso sumado hace la diferencia.
Romina: Como pro, todas las cosas que tiene viajar, conocer gente, lugares, comida. Nosotros nos volvemos locos por lo gastronómico, sobre todo acá en Asia. La primera vez que vinimos nos habíamos hartado mucho, estas últimas veces probamos y nos gustó. De hecho, extrañamos cada vez menos la comida argentina. Nos acostumbramos a la comida de acá, sabemos qué comer y es más fácil. En algún sentido, empezás a ver el mundo mucho más grande de lo que una pensaba, está lleno de gente que tiene historias, calles, y cuanto más conoces, más querés viajar, porque te das cuenta de que no tenés idea de nada.
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-¿Cuáles son los elementos esenciales que tiene que tener un nómade digital?
-Romina: Disciplina, porque una es su propio jefa y tenés que administrar tus tiempos. Tenés que saber que el trabajo es el que te permite viajar, entonces hay que cumplir con eso. Segundo, curiosidad. Porque si vas a un lugar y es muy distinto, una tiende a vertirse sobre una mismo y busca compañía de lo que resulta cómodo, como quedarse viendo Netflix. Y si queremos quedarnos un día lo hacemos, pero lo importante es salir afuera y chocarte con lo que tengas en frente y aprender de eso.
Maximiliano: Mente y estómago abiertos. Nosotros siempre decimos que uno cuando va a otro lugar del mundo trata de no comer la comida de su país porque va a ser mala. Las culturas son muy diferentes en todos los países, hay cosas que investigamos antes para ver qué no tenemos que hacer en cada lugar. Por ejemplo, siempre buscamos si hay que dar propina o no.
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Romina: Una vez, en un tren de Kuala Lumpur, Maxi me dio un beso súper inocente y casi nos meten presos. Un señor quería llamar a la policía. Nos gritaron, yo me largué a llorar, fue horrible. Para ellos es re grave, te tenés que saber ubicar. En China, por ejemplo, todo el mundo eructa. Hasta en las reuniones de trabajo. Al principio me chocó un poco, pero ahora ya me acostumbré. Todo el ritual de la comida es una gran manera de conocer una cultura y una de las partes que más nos gusta.
-¿Qué buscan en una ciudad antes de ir?
-Maximiliano: Que el departamento tenga buena conectividad y una mesa. Es básico para sentarnos a trabajar. En Japón teníamos una sola mesa y nos teníamos que turnar para usarla.
Romina: La política de Maxi es que trabaja en el AirBnb. Yo me re muevo, me encanta sentarme a trabajar en cafés. Si cuando termino de trabajar Maxi sigue, yo me voy a un café y me pongo a escribir mi libro. Estoy intentando adentrarme en ficción, me gusta mucho el género joven adulto.
-¿Qué rol juegan las redes sociales?
-Romina: Por un lado, la nostalgia. Me pasa de volver a ver los lugares en los que estuvimos. Por otro lado, el feedback. Que sea un camino de ida y vuelta, que la gente me pregunte, que haya personas que me recomienden o me quieran contar algo está buenísimo. Hace que la experiencia sea completa.
-¿Cuáles son los próximos destinos?
-Vietnam (Hanoi, Ho Chi Min), Malasia y Tailandia, los últimos dos por trabajo. La comida es lo que más nos gusta. A Hong Kong lo elegimos por la comida. Hay destinos en los que el recuerdo nos queda por eso.
-¿Piensan seguir viajando?
-M: Estamos viendo de frenar un poco, es súper cansador. Nos queremos enfocar en lo profesional que lo hemos dejado un poco de lado. Viajar te consume el tiempo libre, lo gastamos en recorrer la ciudad.
R: Además, tenemos toda la ropa en las valijas, ese es nuestro placard y nuestra vida. Llega un momento en el que tenés ganas de tener un placard y un perro (que se va a llamar Turbo). Extrañamos la cotidianeidad. La idea de tener una estantería con libros y poder cocinar es una fantasía y, por ahí, es algo re normal. Nuestro próximo destino de viaje es tener una casa.
No importa lo lejos que me vaya; por ellos, espero siempre volver a pasar las fiestas en casa [R][R]
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Podcast
En modo avión nació como una necesidad de compartir las experiencias en cada destino que visitan. Antes de irse del lugar se sientan, graban una hora y casi no lo planifican para que sea lo más espontáneo posible. "No es un podcast de tips de viajes tradicional, de alguien diciendo ‘podés ir a tal lado, sale x cantidad la entrada’. Esa es información que podes googlear. Nosotros le ponemos la primera persona, contamos las anécdotas, cómo vivimos la ciudad, porque eso le da una riqueza que no podés leer en cualquier página", aclara Romina, que también cuenta que se comprometieron en Amalfi y ese capítulo lo escucha para revivir la emoción del momento.
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