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En lo que se denominó “Operación Atila” el 20 de julio de 1974 el ejército de Turquía invadió, en dos etapas, a Chipre lo que condujo a la ocupación militar del 38% del territorio de ese país, seguido por la creación de la República Turca del Norte de Chipre, no reconocida internacionalmente.
Turquía argumentó que sus acciones para invadir la isla habían sido realizadas en conformidad con el Tratado de Garantía, promulgado en 1960 por Chipre, Grecia, Turquía y Reino Unido. De esa forma dividió la isla a lo largo de lo que hoy se conoce como la Línea Verde, una zona desmilitarizada de más de 160 km que divide a la isla, y su capital, Nicosia, en dos partes.
Una de las consecuencias de la invasión turca sobre Chipre fue la ocupación de Varosha, un centro turístico en la ciudad de Famagusta, que hasta ese momento estaba en pleno auge, siendo uno de los más famosos del Mediterráneo.
La isla de ricos y famosos
Varosha contaba con más de 100 hoteles, restaurantes y discotecas que recibían a cientos de miles de visitantes de gran poder adquisitivo que elegían ese destino para pasar unos días en sus hermosas playas.
De hecho, en los años 70 era uno de los sitios predilectos de políticos y actores como Elizabeth Taylor, Brigitte Bardot y Richard Burton, entre otros. Incluso, por aquella época se comentaba que el Hotel Argo, ubicado en la Avenida JFK, era el favorito de Taylor.
Los principales atractivos de Varosha incluían la Avenida John F Kennedy, que nacía cerca del puerto de Famagusta y recorría el distrito paralelo a Glossa Beach. A lo largo de la Avenida JFK había numerosos y conocidos hoteles de lujo, incluyendo el King George Hotel, The Asterias Hotel, The Grecian Hotel, The Florida Hotel y el Argo Hotel.
Cambia, todo cambia
Otra calle importante de Varosha era Leonidas, el principal centro de compras y de actividades de ocio de la zona que contaba con varios bares, restaurantes y discotecas.
"Todas las personas que han estado en Varosha tienen una noción romántica de ella. Hablan de que era el centro del arte y de la actividad intelectual. Lo describían como la Riviera Francesa de Chipre", relató hace unos años a la BBC Vasia Markides, una grecochipriota estadounidense cuya madre se crió allí.
Sin embargo, todo ese panorama en pleno auge y crecimiento se transformó en desolación y abandono tras la invasión turca ya que muchas personas se vieron obligadas a irse de sus casas, pero con la intención de regresar cuando la situación se apaciguara. Nada más lejano de la realidad. Varosha fue cercada por el ejército turco y desde ese momento se convirtió, prácticamente, en una ciudad fantasma.
"Era como una especie de pesadilla post-apocalíptica"
Una resolución de 1984 pide que se ponga Varosha bajo el control de la ONU y prohíbe cualquier intento de reasentamiento por nadie más que los que fueron expulsados. Algo que, lamentablemente, también está lejos de ser cumplido.
Al emitir ese comunicado, la ONU, entre otras cosas, hacía referencia a que la ausencia de población y, por lo tanto de reparaciones, traían como consecuencia el desmoronamiento de los edificios. Además, la naturaleza está ganando terreno, el metal se corroe, las ventanas se rompen y las plantas extienden sus raíces en las paredes y el pavimento. También se han visto tortugas marinas en sus desiertas playas.
En 2003 se flexibilizaron las restricciones de viaje, por primera vez, permitiendo que los chipriotas de ambos lados cruzaran la zona de seguridad de la ONU, conocida comúnmente como la Línea Verde. "La imagen que yo tenía en mi mente era de una especie de paraíso. Era como una especie de pesadilla post-apocalíptica. La naturaleza prácticamente ha tomado el control del lugar. Arbustos espinosos han invadido los seis kilómetros cuadrados de superficie", expresó Markides, cuando logró volver a la isla.
Una nueva provocación
En octubre de 2020 el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, junto al primer ministro de la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre (RTNC), el nacionalista Ersin Tatar, ordenó la reapertura de Varosha.
Casi inmediatamente, El Consejo de Seguridad de la ONU llamó a Turquía a dar marcha atrás a su polémica y provocativa decisión de reabrir el barrio costero de Varosha, en el norte de Chipre, un área que lleva 46 años sellada como zona militar y considerada clave en el conflicto en la isla.
En una declaración pactada por los 15 Estados miembros, el Consejo de Seguridad expresó su "profunda preocupación" por el anuncio de Ankara y urgió a evitar "acciones unilaterales que puedan elevar las tensiones" en Chipre.
El máximo órgano de decisión de la ONU reafirmó el estatus de Varosha que figura en varias de sus resoluciones, que consideran inadmisible cualquier intento de poblar Varosha con personas distintas a los antiguos habitantes del área.
Pese a que pasaron tantos años desde que se inició la invasión a Varosha parece que esta historia recién está comenzando.
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