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Después de casi once años sin grandes cambios, la nueva Toyota Hilux viene a recrear la fórmula de su éxito. Más dura por fuera, más cómoda por dentro y tan confiable como siempre.
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Por Nahuel Coca
A pesar de su mensaje imperialista, el programa británico Top Gear, sin duda, será recordado como una de las mejores piezas de entretenimiento televisivo. Muchos años antes del incidente en Tierra del Fuego en 2014, a fines de 2003 el polémico Jeremy Clarkson intentó por todos los medios destruir una Toyota Hilux. Después de cada prueba, la camioneta cada vez más abollada tenía que arrancar y poder ser conducida. Solo estaba permitido algún arreglo leve con herramientas convencionales; no podían usar piezas de repuesto.
Lo primero fue tirarla por una escalinata. No le pasó nada: la chata arrancó normalmente. Después la chocó de lleno contra un árbol. Nada de nada. Finalmente, la estacionó en una escollera del canal de Bristol, a merced de una de las peores pleamares de Europa. La camioneta fue devorada por las olas durante horas y, sin embargo, después de sacar el agua de mar de los cilindros y ajustarle los bornes de la batería… arrancó. Más tarde, probaron con un poco de fuego. Para sorpresa del anfitrión y los productores, la camioneta seguía funcionando. Cansado de intentos, Clarkson estacionó su Hilux en la terraza de un edificio de setenta metros de altura próximo a ser demolido. Cuando la implosión redujo la mole a escombros, solo restaba buscar los pedazos de la Hilux. Sin embargo, en una sola pieza y muy abollada, la camioneta apareció entre los escombros. Para sorpresa de todos, en dos intentos, arrancó y pudo rodar normalmente por la puerta del estudio, a pesar de estar irreconocible. Durante más de diez años, la camioneta quedó como parte del decorado del estudio de Top Gear, como souvenir de una de las pruebas más divertidas y sorprendentes del periodismo especializado. Como si fuera poco, cuatro años más tarde, otra Hilux al mando de Clarkson fue la primera pick-up en alcanzar el Polo Norte magnético. Casi nada.
OCHO GENERACIONES
La primera Hilux salió al mercado norteamericano en 1968; al nuestro, llegaría la tercera generación a mediados de los 80, con la primera gran oleada de importados. En 1997, Toyota inauguró una planta en la localidad de Zárate, donde hasta el momento se fabricaron casi 800.000 camionetas de la sexta y séptima generación.
A fines del siglo pasado, el eslogan de Toyota para vender la primera Hilux hecha en el país decía: "Usted creerá que está manejando un auto". Aunque la realidad estaba lejos de esa sensación, la camioneta se ganó un lugar por su robustez y confiabilidad. El servicio posventa de la marca nipona sedujo a muchos clientes que llevaban años esperando otro tipo de trato por parte de las terminales. Siendo fiel a la receta de su éxito, la Hilux fue aumentando su participación en el mercado de pick-ups (hoy tiene el 40%), hasta desbancar las marcas tradicionales del campo y la industria de nuestro país, y convertirse en un nuevo clásico. Las pick-ups y SW4 llevan nueve años liderando el segmento. Sea para las industrias minera y petrolera, el campo, el uso off-road o los viajes en ruta, casi una de cada dos pick-ups argentinas es una Hilux.
De todos modos, en los últimos años, tuvo que competir con otros muy interesantes, como la Ford Ranger y la Volkswagen Amarok, que introdujeron mejoras en materia de confort, tecnología y seguridad. La llegada de la octava generación de Hilux, que comenzó a fabricarse en Zárate a fines del año pasado, no podía demorarse más. Llegó justo a tiempo para superar las materias pendientes y dejar contentos a los usuarios actuales. Al igual que la gama anterior, la nueva trae tres años de garantía, o 100.000 kilómetros, un argumento de venta más que interesante.
MÁS FUERTE, MÁS CÓMODA
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La generación saliente se fabricó y comercializó en Argentina durante once años, un tiempo considerable para conocer al detalle sus virtudes y defectos. Si la confiabilidad en todo tipo de terrenos y usos era su principal fortaleza, su confort interior era su punto más flaco. Incluso en las versiones más equipadas, viajar en las plazas traseras por tramos muy largos se volvía una experiencia religiosa y estar al volante por caminos de tierra o ripio resultaba cansador.
El nuevo modelo consigue mantener esas virtudes. El chasis aprovecha más el espacio a lo largo de su estructura y reparte mejor el peso a ambos lados del eje de transmisión. Las suspensiones tienen un recorrido mayor y, al mismo tiempo, una capacidad superior de absorción de impactos a baja velocidad. Esto permite que el movimiento perceptible desde el interior sea notablemente inferior al del otro modelo.
No solo se necesitaban suspensiones de mayor calidad, sino también asientos más confortables. El ángulo del respaldo en las plazas traseras ahora es mayor y el espacio para las rodillas también. Un mejor aislamiento sonoro del motor y mejores burletes en puertas y ventanas trajeron como consecuencia una insonorización superior para los pasajeros.
MOTORES Y CAJAS
Aquel motor de tres litros del modelo anterior fue reemplazado por uno diésel de 2,8 litros, cuatro cilindros y dieciséis válvulas con turbo de geometría variable. A pesar de que la cilindrada es menor, consigue más caballos (177 contra 171), a la vez que reduce el consumo en un 10%. También mejora mucho el torque: un 22% más en las que tienen caja manual (420 Nm) y un 31% en las automáticas (450 Nm). La alternativa es un motor de 2,4 litros de idéntica tecnología que alcanza 150 caballos. En ambos casos, el protector del motor fue reemplazado por una pieza de acero reforzado y de mayor grosor que está incluida en todas las versiones. Se puede elegir entre dos cajas de cambios: una manual y otra automática, ambas de seis marchas, una más que las anteriores. En cuanto a la capacidad de remolque, aumentó a 3.500 kilos, número suficiente para arrastrar un par de pingos o un bote grande.
Si hubiese que mencionar una de las modificaciones más simbólicas de la Hilux, esa sería la perilla, que reemplazó a la antigua palanca selectora de la doble tracción. En la versión manual, un sistema electrónico inteligente llamado IMT detecta el accionamiento del embrague y acomoda las revoluciones del motor para facilitar su emparejamiento con la caja, en la cual están disponibles los modos Eco y Power, que reducirán el consumo o aumentarán la aceleración, según se prefiera.
En todas hay un asistente de arranque en pendiente. En las 4x4, el control de tracción es activo y previene el derrape en ruta siempre que se circule con tracción total. También en las 4x4 el bloqueo es de serie y marca un diferencial trasero, indispensable para la conducción fuera de pista. El asistente de descenso se verá en los modelos más equipados (SRX y SRV) con tracción 4x4.
SEGURIDAD SUPERIOR
En las últimas pruebas de choque del consorcio certificador Latin NCAP, la Hilux obtuvo la nota más alta: cinco estrellas para los adultos y cuatro estrellas para los niños. No es para menos: no solo su chasis es estructuralmente impecable, sino que, además, lo complementa con elementos de seguridad pasiva a la altura de cualquier berlina moderna. Los airbags frontales, laterales y de rodilla suman siete en los vehículos más equipados; los cinturones de seguridad son de tres puntos y hay apoyacabezas en todas las plazas. Para las sillas de los niños menores se eligieron anclajes ISOFIX, algo no tan común en este tipo de vehículos.
Entre los elementos de seguridad activa se encuentran los frenos ABS, el asistente de frenado de emergencia, el control de estabilidad y el de balanceo del tráiler. Y también luces de frenado de emergencia que (¡atención!) encienden balizas después de una frenada brusca.