Amor y odio. Eso fue lo que produjo en televidentes y críticos de TV la primera temporada de American Gods, la serie que en 2017 adaptó la genial novela del inglés Neil Gaiman. Que en ambos grupos hubiera fans del autor de The Sandman no es un detalle menor, el libro, un monstruo complejo y de varias cabezas publicado en 2001, creó un culto acorde con su tema: la lucha librada a lo largo y a lo ancho del vasto territorio de Estados Unidos entre los antiguos dioses, provenientes de mitologías diversas (eslavos, griegos, nórdicos, africanos), y los modernos (generados por internet y los medios de comunicación), seres súper poderosos embutidos en gente normal, personas que pasan desapercibidas porque pertenecen al común y sin embargo son deidades plantadas en la Tierra. La conquista final es el favor de los hombres, que los pusieron en el lugar donde están, sacando a unos de su olimpo para mezclarlos con la mugre de la humanidad y creando a esos otros que les disputan el trono.
Entre esos hombres está Shadow Moon (Ricky Whittle), un afroamericano tan buenazo como ríspido que sale de la cárcel días antes de lo dictado por la justicia debido a la muerte de su esposa, Laura (fallecida en pleno ejercicio de infidelidad, aunque Shadow sabrá eso cuando esté libre) y es contactado inmediatamente por el irritante y misterioso Mr. Wednesday (Ian McShane), que le ofrece un trabajo en apariencia fácil y bien pago. Ambos emprenden un viaje en auto por Estados Unidos sin que Shadow sepa realmente cuál es el propósito de ese tipo con un ojo de vidrio y traje blanco, que para ser un completo extraño sabe demasiado de su vida. Claro, el hombre es nada más y nada menos que Odín, el dios de la sabiduría, la guerra y la muerte, y el camino para el que requiere la compañía de Shadow, a quien no para de meter en problemas, es el que lo llevará a reclutar a sus dioses/soldados para la batalla final. Conviene no revelar más datos y decir que Amazon Prime Video (disponible en Argentina) tiene todos los capítulos a disposición de sus abonados.
La serie ya desde su concepción estuvo en sintonía con la magnitud de su maravillosa fuente. Bryan Fuller, el hombre que reivindicó al gastado personaje del Dr. Lecter en la estupenda Hannibal, era el showrunner junto con el guionista Michael Green (Logan, Blade Runner 2049) y el propio Gaiman oficiaba de productor ejecutivo. Sin embargo, el tiempo que el show se tomaba para llegar a la batalla propiamente dicha y las interrupciones –oníricas, crípticas, desafiantes– que sufría el sinuoso derrotero emprendido por Shadow y Wednesday lo hicieron objeto de encendidas polémicas. Por un lado, estaban quienes agradecían que mantuviera el tono sombrío y dificultoso del libro; por otro, aquellos que, sabedores de lo enrevesado de la trama, pedían acaso una transferencia al lenguaje televisivo que fuera más prístina, más suelta de cuerpo. Una disputa a la que poco aportó el final de temporada, donde si bien el arco dramático pareció cerrarse y por fin los contendientes quedaron definidos, triunfó cierto anticlímax.
A esas diferencias de criterio entre sus seguidores se les sumaron problemas presupuestarios y creativos entre la productora (FreemantleMedia) y Fuller, lo que terminó con la salida de éste y de su socio. Por eso recién un año y medio después llega la esperada segunda temporada, que se había anunciado apenas comenzada la primera. Será a partir del 11 de marzo en Prime Video, a razón de un capítulo por semana. Y, aunque ya no estén Fuller ni Green (lo que provocó que por ejemplo Gillian Anderson y Kristin Chenoweth salieran del elenco; Gaiman sigue involucrado), es una buena noticia para quienes han podido disfrutar American Gods sin tomar partido por ninguno de los "bandos" descriptos más arriba. Espectadores que se entregaron con placer a una serie muy potente en lo visual, con diálogos a menudo brillantes y unos inserts en forma de viñetas (casi independientes y siempre presentados al principio de los capítulos) que explican con belleza por qué es justamente Estados Unidos, una nación de inmigrantes, el campo de batalla de esta encarnizada lucha entre dioses.
De libros, series, películas y cómics
Amazon Prime Video no solo aportará pantalla para la vuelta de American Gods: también Good Omens, la novela que Gaiman escribió junto con Terry Prachtett, será parte de la grilla de la plataforma streaming en 2019. El extraordinario autor de 58 años (que es showrunner de la serie) ampliará así la representación que de sus textos se hicieron en diferentes formatos, una concurrencia que ha dado frutos notables como The Sandman, la serie de novelas gráficas que publicó entre 1988 y 1996 y le dio una dimensión artística al comic pocas veces alcanzada. También hay cine (y del bueno) en el currículum de Gaiman: su novela para niños Coraline fue llevada a la pantalla grande en 2009 bajo la técnica stop motion por Henry Selick.
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