La nueva era creada por Tomás Saraceno
Son las ocho de la noche y ellas comienzan a despertar para hacer su trabajo dentro del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. La sala está oscura, fresca y tranquila, y hay grillos suficientes para alimentar a las 7000 arañas traídas desde Santiago del Estero para crear la telaraña tridimensional más grande exhibida hasta el momento.
La escena, repetida durante seis meses desde fines de 2016, fue impulsada por el artista tucumano Tomás Saraceno como parte de su primer proyecto de gran escala en un museo argentino. "Vivir la experiencia del universo entendido como una red de interconexiones" es lo que propone este arquitecto egresado de la UBA y radicado en Berlín, que dice trabajar "en y alrededor del planeta tierra".
Acompañado por un equipo de astrofísicos, músicos, filósofos e investigadores de distintas partes del mundo, Saraceno se dispone ahora a presentar su mayor proyecto hasta el momento: una "jam session cósmica", una experiencia sensorial única en la que combinará tres de sus grandes pasiones: arte, ciencia y arquitectura.
On Air (En el aire) se titula la muestra que tomará por completo desde el miércoles próximo los 13.000 m2 del parisino Palais de Tokyo, uno de los centros de arte contemporáneo más vanguardistas de Francia.
Allí estarán las telas de araña y los globos impulsados por energía solar diseñados para su proyecto Aeroceno. Inspirado en los trabajos de Richard Buckminster Fuller, Gyula Kosice e Italo Calvino, Saraceno imagina una era sin fronteras ni combustibles fósiles, con formas de vida alternativas que sean creadas en forma colectiva para un futuro sustentable. En ese contexto nacieron también sus Cloud Cities, modelos de ciudades flotantes como los que expuso en 2012 en la terraza del Museo Metropolitano de Nueva York.
No se trata solo de la ilusión utópica de un artista. Detrás de las poéticas obras exhibidas en la Bienal de Venecia o en Art Basel hay investigaciones realizadas en prestigiosas instituciones científicas como el MIT, la NASA y la Sociedad Max Planck. En 2015 logró un récord mundial con el primer y más largo vuelo completamente impulsado por el sol, y el año pasado realizó experiencias similares en el norte argentino.
"Sentir antes que ver: en eso el arte ayuda mucho –dijo entonces a LA NACION, al inaugurar una muestra en Ruth Benzacar–. El cambio climático se sintió antes de que pudiera medirse. Los artistas también anticipamos cosas que todavía no son cuantificables".
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