La novela argentina que enseña educación sexual en América Latina es ignorada en nuestro país
Corría la primavera de 2001 y una tremenda ola de calor anticipaba el verano. Para Carlos Marianidis, que llevaba dos décadas trabajando como tesorero en grandes empresas, la crisis que pondría al país al borde del abismo se había adelantado en forma de despido. Vivía en el centro de Castelar, en un séptimo piso. Pronto tendría que dejar ese departamento y terminaría durmiendo en el garage de la casa de su mejor amigo.
Estaba, por primera vez, con todo el tiempo del mundo y contemplaba las golondrinas que, posadas en los cables, boqueaban por las altas temperaturas. Subió a la terraza y les puso agua en vasos de colores, con la idea de que así la verían más fácil. En cuestión de días, las aves empezaron a reconocerlo y revoloteaban a su alrededor antes de saciar la sed. Entonces bajó a la calle, compró un cuaderno espiralado de 84 hojas y una birome barata. Cuando volvió al hogar, en medio del caos y la ruina, abrió la primera página y escribió: "Nada detiene a las golondrinas". Es el título de la novela con que, en 2002, ganó el Premio Casa de las Américas de Literatura Infantil y Juvenil, en Cuba.
La obra de 192 páginas cuenta el ingreso a la sexualidad de un niño. Un preadolescente que no encuentra respuesta a su curiosidad y comparte dudas con su grupo de amigos. Con cuatro ediciones (dos en Cuba, una en Colombia y otra en México, cada una con varias reimpresiones), ha sido adoptada por docentes de estos y otros países como una lectura que facilita la educación sexual en el aula. Sin embargo, permanece inédita en la Argentina, al igual que la mayor parte de la obra de este autor.
¿Quién es el autor?
Carlos Marianidis nació en Buenos Aires en 1959 en el seno de una familia muy humilde. A las pocas horas de vida le detectaron meningitis. Estuvo tres meses en incubadora y los médicos lo desahuciaron. Ya nada podía hacerse. La madre rogó que le dieran una semana más en el aparato que lo mantenía en este mundo. Cincuenta y nueve años después, sigue acá.
Llega a la entrevista con partituras y un violín, instrumento que aprendió en el Conservatorio Municipal de Morón. También estudió actuación en el Conservatorio Nacional y psicología en la UBA (cursó seis años, pero no se recibió). En 2001 ya había publicado algunos cuentos y poesías y había estrenado tres obras de teatro en circuitos alternativos. No obstante, el prestigioso premio cubano, otorgado a su primera novela, le dio la oportunidad de una segunda existencia como escritor que hoy vive de los derechos de autor. Lo publican en la isla y también en Ecuador, Brasil, Colombia, México y (muy poco) en Argentina. En narrativa, algunos de sus títulos son "Corazón de colibrí", "Los puentes de la libertad", "El valle de las utopías", "Prohibido soñar", "El gran salto" y "El primer beso".
Cuando volvió de La Habana con el premio, Marianidis pensó que las editoriales argentinas iban a quitarle de las manos "Nada detiene a las golondrinas". Por el contrario, chocó con un muro de indiferencia. Ningún editor admitió que el tema podía generar conflicto o ahuyentar a padres e instituciones, pero la duda quedó flotando en el aire. Las objeciones puntuales a la novela eran que no aclaraba la edad del protagonista (cosa que el autor hizo a propósito, porque la curiosidad sexual se desata a diferentes edades) y que los personajes a veces tenían comportamientos infantiles y, luego, otros más adolescentes y rebeldes (justamente, lo que pasa en la realidad).
De manera que "Nada detiene…" encontró su camino a miles de kilómetros, como las golondrinas, acaso porque está escrita en un castellano neutro. El autor renunció a los argentinismos y utilizó el tú en lugar del vos con la intención de mejorar sus chances para el Premio Casa y luego, al ver que el mayor interés por su obra se suscitaba en el exterior, siguió con ese estilo.
El vuelo del libro no estuvo exento de turbulencias. En Colombia, la editorial enfrentó quejas de docentes y padres (principalmente de colegios católicos). A Marianidis lo acusaron de utilizar lenguaje obsceno por mencionar el preservativo, de invadir un tema privativo de la familia y de fomentar el aborto y el sexo sin compromiso (conceptos estos últimos que no surgían del texto, sino de una interpretación de los lectores adultos).
A pedido de la editorial colombiana, el autor refutó, en un largo escrito, todo aquello que le achacaban. El escándalo, al fin, terminó ayudando a la difusión de la novela.
Las golondrinas hoy
Hoy, a 16 años de su primera edición, "Nada detiene a las golondrinas" es un clásico que ha sido incluido en planes oficiales de lectura. En México, Marianidis llegó a tener cinco mil mensajes en una red social para el intercambio entre alumnos, padres y autores. La palabra que más se repetía era "gracias".
En Argentina, mientras tanto, la educación sexual en las escuelas sigue siendo un tema pendiente. La ley de Educación Sexual Integral (ESI), sancionada en 2006, solo ha tenido una aplicación parcial en 9 de las 24 jurisdicciones que adhirieron a la norma.
En un clima de grieta entre "verdes" y "celestes" que recordó las jornadas en que se debatió el fracasado proyecto para legalizar el aborto,el Congreso comenzó semanas atrás a analizar en comisiones una reforma a la ley de ESI. La intención es garantizar que se imparta educación sexual en los establecimientos de todo el país, tanto en los niveles inicial y primario como en el secundario y en los institutos de formación docente.
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