Heidi Fleiss regenteó una enorme red de prostitución VIP en Los Ángeles y facturó millones; en 1993 fue apresada y decenas de celebridades temieron que la mujer revelase sus nombres
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Heidi Fleiss, una mujer californiana nacida y criada en el seno de una acaudalada familia de Beverky Hills, tenía menos de 25 años y ya era la encargada de regentear la red de prostitución VIP más grande de Los Ángeles. Estrellas de cine, empresarios, políticos, deportistas de elite, la gran mayoría de ellos hombres de familia, eran los clientes de esa enorme agencia de placer pago comandada por la que fuera llamada “la madama de Hollywood”. Pero un día de junio de 1993 Fleiss cayó en manos de la Justicia y la posibilidad de que diera a conocer las identidades de los concurrentes a su negocio hizo temblar a cientos de ricos y famosos. Ella guardaba una libreta negra con los nombres y las preferencias sexuales de cada cliente, que se convirtió en el objeto más temido y peligroso por el jet set hollywoodense.
Nacida en 1965 y emprendedora desde pequeña, Fleiss comenzó a los 12 años con un negocio que montó casi de casualidad: se convirtió en niñera de las familias ricas del vecindario. Hasta que un día solicitaron sus servicios de tres casas diferentes para el mismo día a la misma hora... Para solucionar este escollo, la ingeniosa Heidi decidió llamar a un par de amigas de su confianza para que cubrieran su puesto en dos de las tres viviendas viviendas. Así comenzó a organizar y manejar una especie de red de niñeras para familias de clase alta que le dio, a los 13 años, sus primeros réditos económicos.
Más allá de su espíritu empresarial, estaba claro que Fleiss, de niña, no necesitaba trabajar. Su padre, Paul Fleiss, era conocido por ser “el pediatra de las estrellas” y, si bien era famoso por su conducta altruista que le impedía cobrar la consulta a la gente que no tenía dinero, su trabajo le había hecho alcanzar un status económico alto para que no le faltara nada ni a Heidi ni a sus otros cinco hijos. Sin embargo, la inquieta muchacha tenía la ambición de contar con su propio dinero. Y de la manera que fuera. A los 16 años se escapaba del colegio para ir al hipódromo, donde era una burrera más, que conocía al dedillo jinetes, caballos y corredores de apuestas.
Un año más tarde, Heidi abandonó la escuela. Contaba para ello con la aquiescencia de sus padres, que siempre la habían educado como un alma libre. Y tan libre era su alma que dos años después, en 1984, la muchacha se fugó a Europa con el multimillonario estadounidense Bernie Cornfeld. Ella tenía 19 años, él ya había cumplido 61.
El encuentro con la “Madama 90210″
Tiempo después, separada y de regreso en los Estados Unidos, la joven incursionó en negocios inmobiliarios a la vez que daba rienda suelta a la vida nocturna y comenzaba a coquetear con el mundo de las drogas. Entonces fue cuando conoció a la pareja que la haría desembarcar en el mundo de la prostitución VIP. Ivan Naggy era el nombre de este productor de Hollywood que, en su relación con Heidi, le presentaría en 1988 a Alex Adams, conocida como la Madama 90210 (el número respondía al código postal de Beverly Hills). Esta señora de origen filipino tenía a su cargo unas 150 mujeres dedicadas a satisfacer por dinero a la alta sociedad de Hollywood y alrededores.
Naggy le debía algún dinero a la madama y le presentó a su novia Heidi para que trabajara para ella. La joven, que entonces tenía 22 años, ejerció por un tiempo como dama de compañía, pero pronto Madame 90210 le vio pasta para ser su asistente en el manejo del negocio. La propia Fleiss reconoció, de acuerdo con una entrevista que televisiva que dio a Larry King, que “no era una buena prostituta”, aunque había probado un par de veces ejercer el oficio más viejo del mundo. “Si querés entrar en un negocio y hacerlo lo mejor posible, tenés que bajar a las tricheras para saber de qué se trata”, le explicó al célebre conductor televisivo estadounidense y añadió: “Por ejemplo, para hacer galletas, no llegás y las empezás a hacer. Tenés que saber cuánta azúcar, harina y chispas de chocolate llevan. Así, yo estuve un tiempo en las trincheras y luego subí a la cima”.
Así, Heidi fue ganándose la confianza de Adams y, aunque reconoció que tenía una relación intensa de amor y odio con ella, pronto se transformó en su mano derecha. Un día, Madama 90210 fue arrestada -tenía problemas con la ley pero siempre evitaba la prisión porque trabajaba como delatora para la policía- y Fleiss vio su momento para brillar. Tomó la libreta negra de 28 páginas en la que la anterior regente anotaba a todos sus clientes y les habló para contarles que ahora ella se haría cargo del negocio.
Fleiss se hace cargo del negocio
La flamante directora de la red de prostitución VIP de Beverly Hills también usó sus contactos para sumar clientes nuevos (allegados a su ex millonario) y renovó el plantel de las chicas que trabajaban en su empresa. Le dijo adiós a las más experimentadas y contrató empleadas nuevas. Entre sus flamantes reclutadas había estudiantes universitarias, chicas que soñaban con ser actrices, empresarias y hasta una aspirante a Miss Estados Unidos.
El negocio fue floreciente. “En mi peor noche, ganaba cerca de 10.000 dólares″, le confesó a King en su entrevista. “Me llevaba el 40 por ciento de la tarifa de mis chicas y de las propinas, excepto que fueran inferiores a 1000 dólares″. La mujer reveló también que, pese a las ganancias, siempre mantuvo la premisa de proteger a sus mujeres: “Me aseguraba de no mandar nunca a una prostituta a una situación peligrosa o donde pudiera sentirse humillada o degradada. Siempre fui consciente de cómo la prostitución puede hundir la autoestima de una mujer. Gané mi primer millón tras cuatro meses en el negocio”, dijo.
Muchas veces, las citas entre las chicas de Fleiss y los clientes se daban en el local nocturno On the Rocks, que pertenecía a una amiga de Heidi y, a la vez, la hija del actor Peter Sellers, Victoria Sellers. Pero también, la red se había hecho tan enorme que las mujeres solían viajar al exterior para encontrarse con clientes megamillonarios. Por supuesto, en estos casos, las pagas eran onerosas. Las chicas viajaban a París o Londres y asistían, como damas de compañía, a las fiestas o banquetes más exclusivos de la High Society.
Con la gran cantidad de dinero que le daba el negocio, Fleiss se compró una ostentosa mansión que había sido de Michael Douglas, donde solían ir las mujeres de su red a usar la pileta, a charlar o a pasar el tiempo. Allí, aseguró la Madama de Hollywood, no se hacían transacciones sexuales, excepto una vez que una de las chicas lo hizo sin su autorización a un visitante millonario. “Las puertas de mi casa siempre estaban abiertas para ellas, que estaban orgullosas de su trabajo”, expresó Fleiss, según consigna el diario El País de España.
Guerra de zorras
Pero la prosperidad no duró para siempre. Adams salió de prisión y juró iniciar una “guerra de zorras” contra su antigua mano derecha. Primero, quiso exponer a Heidi mediante la prensa contando lo que sabía de ella a Los Ángeles Times, pero no funcionó. Fleiss contratacó llamando a una periodista del mismo medio para autoproclamarse “la madama de Hollywood”. Más adelante, la madama filipina hizo montar a la policía una trampa para cazar a su antigua protegida. El detective Sam Lee se hizo pasar por empresario hawaiano para contratar a tres chicas del plantel de Fleiss para así atrapar en acción la red de prostitución y tener pruebas incontrastables de su existencia.
El 9 de junio de 1993, mientras sacaba la basura a la puerta de su casa junto a su perro y a una amiga, Heidi Fleiss fue arrestada. En un allanamiento posterior a su casa encontraron 13 gramos de cocaína y una serie de cheques que había extendido a la madama el actor Charlie Sheen, la primera figura que quedaría “pegada” a la organización de citas de Fleiss. Más tarde, el actor de One and a half man admitiría que había pagado un total de 53.000 dólares en los servicios ofrecidos por la Madama de Hollywood.
El juicio a Fleiss por proxenetismo, desarrollado en Los Ángeles, comenzó a concitar una atención descomunal a partir de que se supiera de la existencia de aquella libreta negra, llamada “infame” por la prensa, con nombres de ricos y famosos. La imputada especulaba con develar lo que escondía aquel peligroso objeto y también incitó a sus chicas a que empezaran a hablar sobre sus clientes. Así, una de ellas, Liza Grier, dijo que hubo un productor que golpeó a una prostituta de 16 años y luego la compensó con 1000 dólares. Luego revelaría que se trataba de Don Simpson, productor de películas como Top Gun o La Roca.
Los famosos mencionados
Sin dar nombres, otra de las mujeres de la red de Fleis, Sandra Margot, informó que “la mayor estrella de Hollywood, con la mejor imagen de hombre, marido y padre ejemplar”, la había decepcionado al solicitar sus servicios. Tanto así que ella dejó de ver sus películas. La prensa, en tanto, sumaba nombres al escándalo por la simple especulación de asociar a las personas que alguna vez habían estado con la madama en encuentros sociales. Así fueron señalados Mick Jagger, Johny Depp y Billy Idol, aunque este último negó haber pagado por los servicios de Heidi. “Nunca recurrí a sus servicios profesionales y Dios sabe que no los necesito. Por fortuna, nunca tuve que pagar por sexo”, dijo el cantante británico en su defensa en un comunicado a la prensa.
El que la pasó mal con los rumores también fue Michael Nathanson, alto ejecutivo de la productora Columbia, a quien ciertos tabloides acusaron de haber pagado las prostitutas de Fleiss con el dinero destinado a rodar una película. El rumor fue tan fuerte que hasta la misma Columbia salió a negar estos trascendidos. Y también lo hizo la propia Heidi Fleiss.
Cuatro de las prostitutas que trabajaron para la Madama de Hollywood, Robin, Liza, Linda y Tiffany, aprovecharon el momento para contar en un libro algunos secretos de famosos que supuestamente eran asiduos usuarios de la red de Heidi. You’ll never make love in this town again (Nunca harás el amor en este pueblo de nuevo) era el título de este incendiario volumen. Allí, entre otras cosas, se mencionaban los gustos sexuales y flaquezas íntimas de celebridades como Jack Nicholson, Dennis Hopper, Warren Beaty, Rod Stewart, James Caan y el ex beatle George Harrison, de quien se destacó que tocaba el ukelele mientras lo hacía.
La sentencia
Como sea, y más allá de los rumores que salpicaron a tantas personalidades, el juicio a Heidi Fleiss siguió adelante y la libreta negra nunca se abrió. La madama de Hollywood sabía que la discreción sería vital si alguna vez quería retomar el negocio. Así se realizó el juicio contra la mujer, imputada de cinco cargos de proxenetismo y por tenencia de drogas, un proceso que sería por meses el epicentro del interés de la prensa del jet set, que llenaban las afueras de la sala de audiencias de paparazis y periodistas deseosos de escuchar que en el estrado se mencionara algún nombre ilustre. La mujer, incluso, aprovechó la movida y la fama para abrir su propia casa de ropa interior con su nombre y sus prendas se vendían como pan caliente.
Heiss recibió primero una pena mínima en primera instancia, pero en 1996 una apelación revocó la condena. Más allá de su inocencia como proxeneta, Fleiss no escaparía de la Justicia. Tal como le ocurrió a Al Capone, la condena para la mujer llegó por causa de la evasión de impuestos. El 28 de julio de 1994, un jurado federal acusó a la madama de 14 cargos de consipración, evasión de impuestos y lavado de dinero. También cayó en la volteada su propio padre, el bondadoso pediatra, que quedó en la mira judicial por firmar el aval hipotecario para la mansión que compró su hija por un millón y medio de dólares. El hombre firmó y nunca preguntó nada, pero quizás no sabía que su hija había declarado que ganaba unos 30.000 dólares anuales y que trabajaba como secretaria de él en su consultorio.
El papá y su hija fueron hallados culpables de evasión y él fue condenado a tres años de libertad condicional y 625 horas de servicio comunitario, más una multa de 45.000 dólares. Ella, por su parte, fue sentenciada a siete años de prisión, pero sólo cumplió con 20 meses en la Correccional Federal de Dublin, en California. Luego de ello, la Madama de Hollywood pasó 10 meses en una residencia para servicios comunitarios.
“Madama de Hollywood jubilada”
Sin dudas, el momento del juicio fue el que la hizo alcanzar a Fleiss, para bien o para mal, su mayor popularidad. Luego de su salida de prisión, no volvió a ser el centro de la escena hollywoodense. Inició una relación con el actor Tom Sizemore, que terminó poco después con el hombre denunciado por malos tratos y con una orden de restricción perimetral. En cuanto a su recorrido mediático, la exproxeneta hizo sus intentos: primero grabó un video llamado SexTips con su amiga Victoria Sellers. Más adelante, también participó de realities como Celebrity Rehab with Dr. Grew, en 2009 (dando cuenta de que seguía teniendo problema con las drogas) y Celebrity Big Brother en el Reino Unido, en 2010.
En cuanto a su famosa e infame libreta de 28 páginas, jamás fue develada. Aunque en 2015 salió la noticia de que la misma iba a ser subastada, ella misma lo negó indignada: “Esto es muy desagradable. Nunca he vendido mi libro, entregado mi libro o autorizado a nadie para que lo tenga”, le dijo Fleiss al portal TMZ. De modo que muchos famosos volvieron a respirar tranquilos.
Actualmente, Heidi Fleiss, con 58 años, vive alejada del mundo de los ricos y famosos de Hollywood y de sus apetencias íntimas. Retirada de todo, se mudó a la localidad de Pahrump, en el estado de Nevada, donde tiene una vivienda en un terreno de 20 hectáreas, en el que se dedica a la protección de varios ejemplares de loros y guacamayos. En su perfil de Instagram, dominado ampliamente por imágenes de estos coloridos pájaros, la mujer se describe a sí misma de la siguiente manera: “Cuenta oficial de Heidi Fleiss. Madama de Hollywood jubilada convertida en patrona activa de guacamayos”.
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