Fue un banco de arena, creció como isla y, si bien está pegado a Puerto Madero, es parte de La Boca; por alguna extraña razón inspira los proyectos más ambiciosos/delirantes
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El anuncio fue fascinante. De repente, en un rincón olvidado de la ciudad de Buenos Aires, que el 99,9 por ciento de los argentinos no había pisado jamás, crecería la torre más alta de Sudamérica. Un edificio monumental de 335 metros de altura con la forma de la República Argentina. A sus pies, un microestadio “redondo como una escarapela” representaría a las Islas Malvinas. Dijo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: “Para que todos ustedes tengan una idea yo se los voy a comparar… tal vez muchos no lo conozcan, pero esto de la Isla Demarchi tiene la magnitud del Central Park de Nueva York (…) El Polo Audiovisual en su máxima va a tener 335 metros, sólo superado, por lo que estoy viendo acá, por el Empire… ¿o es el Chrysler éste? ¿El Empire? ¿Y el Chrysler, no? Bueno, solamente superado… no importa. El nuestro va a estar más lindo porque va a estar en Buenos Aires (…) Realmente, tengo tantas ilusiones de verlo… ojalá Dios me de vida para poder verlo terminado (…) Como le decía recién al titular de RIVA (por la empresa constructora que ganó la licitación), mejor que lo haga, porque si no lo mato”.
Dos años antes, el 29 de agosto de 2012, la presidenta había hablado por primera vez del Polo Audiovisual. Desde el Museo del Bicentenario, siempre en Cadena Nacional, contó: “Cuando me trajeron el proyecto, yo ni sabía que existía esto que se llama Isla Demarchi y que no está en el delta del Paraná… Está acá, apenas a unos metros de Puerto Madero… Un espacio público que hoy no tiene ninguna utilidad, que pertenecía a la antigua Administración de Puertos y de Vías Navegables, creo, Subsecretaría (…) Vamos a transferir esta propiedad al ANSES, a nuestros trabajadores, a nuestros jubilados, para que justamente se constituya una Sociedad Anónima para que el 99 por ciento sea del ANSES y el 1 por ciento sea de la Secretaría de Comunicación (…) ¿Sabías una cosa, vos Beder (por el exgobernador Luis Beder Herrera), de La Rioja, quién fue Demarchi? Estaba casado con Mercedes Quiroga, la hija del Tigre de los Llanos, de Facundo Quiroga. Mirá qué historia”.
Entusiasmada, Cristina Fernández de Kirchner comenzó a fantasear con el diseño. Fue cuando patentó una de sus frases más famosas: “La comunicación que a mí se me ocurre debe ser desde la autopista con dos puentes a la Isla Demarchi, uno que… estoy sugiriendo… ya me estoy convirtiendo… no puedo con mi vocación de arquitecta… bueno, ustedes ven el Museo del Bicentenario y bueno, yo no puedo… amo construir, debo tener… ser la reencarnación de algún gran arquitecto egipcio porque me encanta ver… yo tengo pasión por ver las cosas, por hacer, por trabajar, y por verlas muy rápido, por eso siempre ando como corriendo con las cosas. Es que si no hacés así las cosas, no te sale nada”, dijo.
Una corte de artistas y productores, encabezados por Pablo Echarri, Nancy Dupláa, Claudio Villarruel y Andrea del Boca, entre otros, aplaudieron la iniciativa.
Nadie cuestionó la viabilidad del proyecto. Aquí es importante recordar que todavía no se había trazado ni un metro de vía para el tren bala que habían prometido Néstor Kirchner -junto a su secretario de transporte, Ricardo Jaime- seis años antes. Además, ¿cómo se decidió que fueran los jubilados, a través de la ANSES, los dueños y los administradores del Polo Audiovisual? Hasta el momento, ninguno de los proyectos estatales relacionados al cine o la televisión habían sido rentables.
Un banco de arena
Hoy es la isla de las fantasías. Sin embargo, durante gran parte de su historia fue ignorada por políticos y urbanistas. La evolución de la isla Demarchi puede verse a través de los mapas de Buenos Aires.
Explica el historiador Daniel Balmaceda: “En tiempos de Juan de Garay no existía la isla, y a esta franja de tierra en el margen sur del Riachuelo se la llamaba ‘Punta’. Los bancos de arena frenaban la corriente del riacho hasta que en 1786 éste se abrió pasó antes de la desembocadura, lo que hizo que la Punta quedara separada y se transformara en isla.
El cambio geográfico -advertido por un lanchero- realzó el valor de la tierra. Hubo litigios entre los propietarios. El Cabildo contrató en 1792 al agrimensor Manuel de Ozores para que reconstruyera un viejo plano de 1608 y estableciera a quiénes había otorgado Garay esas tierras.
Aunque en el plano de Ozores la isla no tenía nombre, era conocida como “de los Sauces” o “del Tío Cruz”, por un poblador que cortaba los pajonales y los vendía para techos. Durante años fue la quinta de la familia de Lavalle, hasta que en 1854 Juana Zamudio Lavalle, sobrina del general, la vendió”.
En marzo de 2017 el presidente Mauricio Macri, a través de un decreto, canceló el proyecto del polo audiovisual. En el mismo texto, devolvió la propiedad del terreno a la Agencia de Administración de Bienes del Estado y se fijó que la zona sería destinada al “desarrollo urbano”. Hubo protestas, marchas, piquetes...
De nobles italianos a El Tigre de los Llanos
El barón Antonio Silvestre de Marchi nació en Lugano, en 1798. Emigró a la Argentina en 1820 junto a su mujer, Serafina Trezzini, y sus tres hijos: Antonio, Marcos y Demetrio. Se radicaron en el centro de la ciudad y fueron, por generaciones, protagonistas de la vida social y empresaria porteña.
En 1938, Silvestre De Marchi compra la Farmacia de La Estrella, la primera de Buenos Aires, sobre la calle Defensa 137, frente al Convento de Santo Domingo. Con mucha visión, incorpora una sección de droguería “al por mayor” y un laboratorio. Graba su nombre en las vidrieras: Farmacia DEMARCHI. En 1954 deja el control de la empresa en manos de sus tres hijos, que abren filiales por todo el país y también en Montevideo. Hacia 1860, la empresa se contaba entre las más grandes y próspera de América del Sur.
En la casa vecina a la Farmacia DEMARCHI fundó su hogar el caudillo riojano Facundo Quiroga, quien se radicó en Buenos Aires para educar a sus hijos.
Antonio Demarchi, quien más tarde se convertiría en el primer cónsul de Suiza en Argentina, contrajo matrimonio con una de sus vecinas, Mercedes Quiroga Fernández, hija del Tigre de los Llanos. Su hijo Alfredo Demarchi hizo carrera en la política: fue diputado nacional, vicegobernador de la provincia de Buenos Aires y ministro de Hipólito Yrigoyen.
Los Demarchi pronto diversificaron sus negocios. Fueron los primeros en procesar algodón del Chaco, se volvieron accionistas del Banco de Italia y del Banco Río de la Plata, promovieron el desarrollo de Bagley en el país y compraron tierras.
Tenían inversiones en Avellaneda y Dock Sud. También compraron, ahí cerca, en la boca del Riachuelo, la quinta del general Juan Lavalle. Desde entonces y para siempre, ese pedazo de tierra se llamó Isla Demarchi.
A fines del siglo XIX, fue anexado al puerto que construyó Eduardo Madero (Puerto Madero, claro) y dejó formalmente de ser una isla.
Años más tarde, la familia Demarchi donó la “isla” a la ciudad.
La primera cancha de River... y la segunda de Boca
A través de los años, con el relleno, la isla Demarchi fue expandiéndose hasta alcanzar las 12 hectáreas que tiene hoy. Nunca fue incorporado al barrio de Puerto Madero, si no que permaneció siempre como parte de La Boca.
En 1865 había 38 astilleros funcionando en la Isla Demarchi. También fue sede del “Lazareto de La Boca del Riachuelo”, que en su momento de esplendor llegó a contar con cinco pabellones de madera, una capacidad total de 120 camas.
Durante la última epidemia de fiebre amarilla, que comenzó en 1871 y mató al 8 por ciento de los porteños, se instaló también allí un gran crematorio.
En la isla Demarchi también se radicó Carboneras Wilson, de origen inglés. En los últimos años del siglo XIX, a pedido de sus empleados, la empresa cedió una parte de su terreno para que pudiesen practicar fútbol. Demarcaron los límites, nivelaron la tierra y bautizaron a su equipo con el nombre de Santa Rosa. Más tarde, Santa Rosa se fusionó con otro cuadro de la zona, La Rosales. De esta unión, el 25 de mayo de 1901, surgió un club que haría historia: River Plate. El sitio web “millonario” dice que, tres días más tarde, sobre el field de Santa Rosa, River Plate “levanta la primera cancha”.
Justamente, el primer superclásico de la historia se jugó en la Isla Demarchi, el 2 de agosto de 1908. Pero, aunque suene confuso, fue Boca Juniors quien actuó de local. River Plate había sido desalojado de su primera cancha en 1906 y se había radicado, temporalmente, en Sarandí.
Los “xeneizes” llegaron a Isla Demarchi luego de haber sido despojados de su primera cancha en el corazón de La Boca. Se instalaron en un predio vecino a las Carboneras Wilson, donde armaron tres fields que utilizaron entre 1908 y 1912. En una de esas canchas se jugó el primer supleclásico de la historia, de carácter “amistoso”, donde Boca venció a River por 2 a 1.
Ahora, un siglo más tarde, Boca Juniors atraviesa un año de elecciones. Y el tema de su estadio, que ya no tienen capacidad para semejante hinchada, está en todas las plataformas políticas. Después de prometer ampliaciones imposibles, algunos candidatos ahora proponen construir un estadio nuevo. La Nueva Bombonera, dicen.
Las Nuevas Bomboneras
El prestigioso estudio Mario Roberto Álvarez y Asociados fue el primero en apuntar a la Isla Demarchi. El 2 de marzo sorprendió a todos con la publicación, en redes sociales, de su proyecto: “Nuestra propuesta para La Nueva Bombonera, un proyecto que conecta pasado, presente y futuro, a partir de un concepto urbano que une el Estadio Alberto J. Armando con un nuevo estadio para 100.000 espectadores. Mediante una concepción única e inclusiva, un lado abierto del estadio al pueblo de La Boca y al país, amplía su capacidad y se transforma en un espectáculo único e innovador para el mundo”.
Su estadio aparece ubicado en la Isla Demarchi, ahí donde iba a nacer la monumental torre del Polo Audiovisual. Como dice el texto y se refleja en los renders, está abierto en el lateral oeste, que da al barrio de La Boca.
Un mes más tarde, el candidato a presidente Jorge Reale dio a conocer su más ambiciosa promesa de campaña: sí, construir una Nueva Bombonera. ¿Donde? Por supuesto, en la Isla Demarchi, a 1300 metros de la Bombonera.
Los renders de su estadio son imponentes: capacidad para 112 mil espectadores, palcos vip y 4000 mil espacios de estacionamiento. Cuenta, además, con tres puentes peatonales (uno más que el que proyectó Cristina Fernández de Kirchner para el Polo Audiovisual).
Argentina es seria candidata para organizar la Copa del Mundo de 2030, junto a Uruguay, Paraguay y Chile. Quienes promueven la construcción de la Nueva Bombonera en la Isla Demarchi apuestan a que el Estado Nacional, propietario de la tierra, ceda el terreno a cambio de que Boca Juniors construya un estadio modelo que pueda utilizarse en el torneo internacional.
Como La isla de la fantasía, ese misterioso lugar en el Océano Pacífico que tenía a Ricardo Montalván y a Tattoo como anfitriones, que llegó a la Argentina a principio de los 80, la Isla Demarchi inspira los proyectos más increíbles y, muchas veces, delirantes.
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