La inspiración del teatro promenade
Sólo había expectativas en la recepción del Círculo Militar, el miércoles por la tarde. Los techos kilométricos amplificaban el eco de las 40 personas que, a las claras, ansiábamos saber qué había detrás de las puertas herméticamente cerradas. Mientras tanto, sonaba música clásica y algunas tacitas de café que chocaban entre sí. La luz era tenue. Y rojiza. Corrían de un lado a otro jóvenes con handies. No parecían nerviosos, pero sí ocupados. "En 15 minutos entra este grupo", escuché que uno le comentaba a otro, por lo bajo. Entonces, reuní a los míos y formamos fila entre algún que otro codazo. Ya estábamos listos.
Era la presentación del nuevo disco Hola Mundo, de la ya archiconocida banda nacional Tan Biónica. Pero, claro, el evento lejos quedaba de ese formato clásico en el que los músicos tocan y el público escucha. Esta vuelta, en vez, se trató de una experiencia de lo más participativa.
"Nos inspiramos en Sleep No More", me explicó Santiago Aquino, de Universal Music, la compañía discográfica que acompañó el lanzamiento de esta banda de pop porteña. Es una producción neoyorquina que reinterpreta la obra Macbeth sin diálogos, a lo largo y ancho de un galpón ambientado como un hotel de los años treinta, en la que el público camina a su propio ritmo descubriendo una escena diferente en cada habitación.
En este caso, los cuartos del Círculo Militar -una locación bastante curiosa para el lanzamiento, elegida seguramente por sus características monumentales- estaban ambientados en relación con el concepto del nuevo lanzamiento: los cuatro elementos. Y una vez adentro, uno se encontraba con los diferentes protagonistas de la banda interpretando cada uno un tema, a la vez que personificaban a la tierra, el agua, el fuego y el aire. Dos estrambóticos narradores nos guiaban entre uno y otro salón.
En el primero, irrumpió a todo volumen "Las cosas que pasan", el segundo corte del álbum. Y entonces divisé a Bambi Moreno Charpentier (bajo) dirigiendo una orquesta de "enfermeras milagrosas", tal cual reza la canción. La procesión luego se dirigió al segundo cuarto, en donde Diego "Diega" Lichtenstein (batería) bailaba sobre un escenario al ritmo de "A.M.E.R.I.C.A", junto a un grupo de gladiadores romanos muy entusiasmados (sí, gladiadores romanos).
Con las paredes intervenidas por proyecciones y apenas algunos flashes de luz, la sensación para ese entonces era la de estar en el medio de una disco electrónica. En tercer lugar se apareció Chano (voz) interpretando en vivo una dulce melodía titulada "No me atreví a sugerirte que te mueras". Dos mujeres vestidas de ángeles tocaban a su lado, en un salón casi celestial. Como en un laberinto, nos dirigimos a la cuarta parada para ver a Seby Seoane (guitarra), bajo una instalación de luces que recreaba un efecto de lluvia, al son de "Un poco perdido".
Al final, y en el gran salón principal, la banda se reunió para interpretar "La otra manera". De fondo, los actores aplaudían y bailaban, y nosotros, el público, acompañábamos, quizá desorientados, pero eso sí, coronando una experiencia por lo menos creativa: un recital fragmentado e interactivo de tan sólo 15 minutos. Lo que cada vez más se conoce como "teatro-promenade".