La industria del porno, un faro para la innovación pura
Es uno de los sectores más dinámicos a la hora de impulsar estrategias disruptivas que luego adoptan otros
El título del documental alude a la canción a la bandera (Aurora) y no podría ser más atinado para contar la historia de la pornografía en la Argentina: "Audaz se eleva". Los cineastas Mariano Torres y Lisandro Leiva entrevistaron a varias personalidades del porno local, como los directores Víctor Maytland y César Jones, y dieron con una perla hasta hace poco desconocida: la primera escena de sexo explícito se filmó en la Argentina, en 1907. "Hasta el año pasado se pensaba que este corto de diez minutos de duración era mexicano, pero recientemente se descubrió que la rodaron en Buenos Aires personas europeas, posiblemente italianos", cuenta Torres. Luego de El Satario, de1907, (se cree que es una deformación de El Sátiro) tuvieron que pasar 83 años hasta que se filmó el primer largo del género local, Las tortugas pinjas (Maytland, 1990). "Fuimos pioneros, y también en la prehistoria del porno, porque los primeros fotogramas fueron en burdeles porteños a fines del siglo XIX.
Y tal como agrega uno de los responsables de Audaz se eleva: "Luego no se pudo capitalizar una industria que sólo en los Estados Unidos hoy mueve 13.000 millones de dólares al año". La historia del cine condicionado argentino es una metáfora perfecta de la trayectoria de la innovación a nivel local: el país exhibe muy buenos indicadores de "creatividad pura" y es un jugador fuera de serie a nivel mundial en profesiones que se nutren de la generación permanente de ideas, pero falla en la "última milla" de concreción y materialización de esas ocurrencias originales. Por distintos motivos, hay una bajísima inscripción de patentes con respecto al resto de América latina, por caso.
Aunque en un registro "erótico", el país también fue precursor con la obra de Armando Bo, Torres cree que por conservadurismo o pacatería la industria no pudo surgir hasta los noventa, pero que tal vez esto cambie con el fabuloso proceso de innovación y disrupción que está viviendo, en forma incipiente, la producción y distribución de pornografía a nivel global. Y que conforma un camino de ida y vuelta: la entidad de este rubro es tan fuerte en la cultura popular (se calcula que un 30% del tráfico de Internet pertenece a esta categoría) que también conforma un "motor" para el avance tecnológico. "Que la pornografía fue un driver en la innovación tecnológica en toda la historia de la técnica moderna no es ningún misterio", explica a LA NACION Gino Cingolani Trucco, responsable de un portal de Internet para adultos de alto tráfico y docente de una cátedra de la UBA sobre Tecnología y Cultura. "Además de la archiconocida batalla de VHS vs Betamax, ganada por el VHS porque el bajo costo hizo que las productoras porno los adoptaran, el porno fue el primero en incorporar tecnologías multimedia en la web (Javascript y Flash) y también fue el primer servicio que permitió el pago con tarjetas de crédito (La película ‘The Middle Man’ lo retrata muy bien)", agrega.
Se estima que cuarenta millones de norteamericanos visitan regularmente sitios porno, en una proporción de dos tercios de varones y un tercio de mujeres. Una de las historias recientes de innovación en comunicación que mejor reflejan el poder de esta audiencia es la del sitio de delivery de comidas EAT24, que tuvo un crecimiento astronómico y en menos de dos años logró una cotización de 140 millones de dólares. Sus responsables anclaron la publicidad en dos ideas novedosas: que a la gente luego de tener un orgasmo le da hambre y que los mensajes en sitios para adultos cuestan menos de lo que valen, por prejuicio.
EAT24 destinó el 100% de su presupuesto de marketing a acompañar contenidos para adultos, con apelaciones provocativas, que, a su vez, se viralizaron porque las estrellas porno las empezaron a retuitear. El 99% de la comunicación de estos espacios refiere a otros sitios porno, con lo cual la estrategia fue una novedad, y su resultado superó todas las expectativas.
Mientras tanto, los avances tecnológicos prometen la reinvención del espacio íntimo con alternativas más personalizadas, realidad virtual y robótica. Hay una industria incipiente de contenidos para Oculus Rift y otras plataformas de realidad virtual, pero las primeras críticas sobre ellos en medios como Gizmodo, TechCrunch o Vice hablan de "experiencias raras" que todavía necesitarán un par de años de maduración para replicar sensaciones más reales. En Japón, un país que se encuentra a la vanguardia en este negocio, recientemente, se lanzó un Tenga: un juguete sexual para hombres, con mucho diseño que funciona conectado a una plataforma de realidad virtual.
"Es interesante que con la segmentación de los gustos sexuales a partir de la lucha de las identidades de género y de ultrapersonalización del consumo pornográfico en Internet, el movimiento maker está empezando a desarrollar sus propios juguetes sexuales, dildos controlados con Arduino por ejemplo", cuenta Cingolani Trucco. "Hace poco se fondeó un proyecto en Indiegogo –una plataforma de finanzas alternativas– de un consolador open source colaborativo", agrega. Y MindGeeks, la empresa dueña de PornHub y de otros sitios de pornografía gratuitos, contrató en 2014 un "científico de datos" para poder analizar mejor el consumo de sus servicios. Comenzó así a publicar papers con técnicas sofisticas de estadística que indagan, por ejemplo, en el mapa de la masturbación de los Estados Unidos durante el Super Bowl, entre otras cuestiones. Seth Stephen Davidowitz también viene divulgando en columnas de The New York Times hallazgos sobre costumbres sexuales a partir del big data (la proliferación de datos en Internet). Davidowitz trabajaba en Google, está preparando un libro que se editará a fin de año y cursó dos años atrás el doctorado en Economía en Harvard, junto a varios economistas argentinos.
PornHub fue un paso más allá: semanas atrás difundió el prototipo de una pulsera que genera energía con el movimiento de la mano durante la autoestimulación. Nació así el campo de la ecopornografía: la producción de "energías limpias" (o sucias, depende de dónde uno quiera pararse) a partir de la masturbación masiva. Si el sitio tiene éxito con esta iniciativa, podrá convencer a sus usuarios que no están perdiendo el tiempo con una actividad culposa, sino que están contribuyendo a salvar al mundo.
En la Argentina, el conservadurismo hace que todas estas tendencias lleguen con un rezago de tiempo. Cingolani Trucco no se imagina a un gerente de marketing de multinacional, con posgrado de negocios en el IAE y casa en Nordelta, anunciándole al directorio de la compañía que decidió volcar toda la plata de branding a Poringa! o a un espacio local similar, como hizo con un éxito fulgurante EAT24, y que esto constituye una miopía que deberían saber aprovechar los emprendedores con menos preconceptos. Torres, uno de los responsables de Audaz se eleva, cuenta que su abuela no está del todo convencida de que éste sea el proyecto más adecuado para su nieto, pero que de todas formas sigue adelante con entusiasmo. "Mezclar porno y laburo es el sueño del pibe", asegura, "para mí, los degenerados son los que a estas alturas reniegan del siglo XXI".
sebacampanario@gmail.com
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