Tras la Segunda Guerra Mundial, el francés Louis Réard revolucionó la moda de baño creando el dos piezas. Ninguna modelo se atrevía a ponérselo, pero le valió una legión de fans
Cuando el francés Louis Réard quiso presentar su primer bikini en 1946, un conjunto de top y braga de tiro alto cuyo estampado imitaba las páginas de un periódico, no encontró a ninguna modelo que se atreviera a llevarlo. Fue la estríper francesa de origen italiano Micheline Bernardini, que por aquel entonces tenía 19 años, quien pasaría a la historia como la primera mujer que desfiló en bikini. La provocación de enseñar tal cantidad de piel en un momento en el que incluso en la gran pantalla el código Hays regulaba qué se podía mostrar y qué no, fue en aumento cuando la improvisada modelo no solo posó en la famosa piscina Molitor (París) dejando su ombligo o los glúteos al descubierto, sino que lo hizo sosteniendo una caja de cerillas con un claro mensaje: «llevo un atuendo tan minúsculo que podría guardarlo aquí». Su creador le dio aún más épica al declarar que un auténtico bikini no era tal «a menos que se pudiera pasar por el interior de una alianza de boda».
"Llevo un atuendo tan minúsculo que podría guardarlo aquí"
Aunque Louis Réard, que en realidad era ingeniero automovilístico, pasó a la historia como el padre del bikini, en honor a la verdad hay que apuntar que se disputa el invento de la prenda con otro francés que sí se dedicaba al diseño de moda: Jacques Heim. Aunque el dos piezas de Heim, al que llamó ‘átomo’, por ser «la partícula más pequeña que existe», pisó antes las playas que el de Réard, este logró pasar a la historia como padre del bikini al habérsele ocurrido bautizarlo, precisamente, con ese nombre. Lo eligió en honor al atolón Bikini, donde Estados Unidos había detonado por primera vez una bomba nuclear pocos días antes de la presentación de la prenda, probablemente, con la intención de hacer un símil respecto a la explosividad de su creación.
Por aquel entonces Réard, que era ingeniero de formación, regentaba la tienda de lencería de su madre cerca del famoso cabaret parisino Folies Bergère y, charlando con sus clientas, reparó en que las mujeres de St. Tropez doblaban sus bañadores para lograr un mejor bronceado. ¿Por qué no facilitarles la tarea creando un traje de baño de proporciones minúsculas? Dicho y hecho. Aunque ya en la antigua Roma las mujeres usaban conjuntos similares para hacer deporte, el bikini tal y como lo conocemos nació en aquel momento, en un contexto de búsqueda de libertad femenina tras la Segunda Guerra Mundial.
Los 50 mil fans y sus cartas
A pesar de que la tela estaba racionalizada tras la guerra y la poca cantidad que se necesitaba para confeccionar un bikini jugaba a su favor, la creación levantó tanta polvareda en la sociedad de la época que, tras el concurso de Miss Mundo, celebrado en Londres en 1951, en el que las candidatas aparecieron llevándolo, se prohibió en las playas de países como Italia, Bélgica o España y fue declarado como ‘pecaminoso’ por El Vaticano. Solo desinhibidas celebridades como Rita Hayworth, Ava Gardner o Brigitte Bardot, que se lo puso durante el Festival de Cine de Cannes de 1953, osaban lucirlo. Sin embargo, el atrevimiento de Réard fue recibido de buen grado por el sector masculino: recibió 50.000 cartas de fans agradeciéndole la ocurrencia.
Aunque durante los años 50 la mayoría de las mujeres continuaron luciendo elegantes –y recatados– bañadores de una pieza, la popularidad del bikini fue en aumento en la siguiente década, después de que Ursula Andress hiciera su icónica salida del agua enfundada en uno de color blanco en el filme Doctor No (1962) y Raquel Welch luciera otro modelo histórico en One million years B.C. (1966). También tuvo que ver su aparición en Sports Illustrated, revista que en 1964 puso por primera vez en portada a una modelo en bikini, dos años después de que lo hiciera Playboy. Al parecer, el motivo de colocar a Babette March con un dos piezas blanco tuvo que ver con que su editor, Andre Laguerre, no pudo recopilar suficientes eventos deportivos sobre los que escribir y pidió ayuda a la redactora de moda, Jule Campbell, a quien se le ocurrió la peregrina idea de rellenar espacio colocando a una modelo en portada.
Aunque el bañador ha vivido una notable resurrección los últimos veranos, el bikini es al día de hoy la opción más popular en playas y piscinas. De ahí que más de tres décadas después de la muerte de su creador, que falleció a los 87 años a mediados de los ochenta, se intentara resucitar su marca en 2017. Bautizada únicamente con su apellido, Réard, el proyecto fue fugaz –al día de hoy la web sigue activa, aunque ya no es posible comprar ni sus bikinis ni bañadores–, pero no olvidó incluir el papel de periódico como uno de los estampados de la colección. Esta vez, eso sí, lucido por una modelo profesional.
S-moda El País
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