Reduce el desarrollo de enfermedades y también trae beneficios para nuestra mente. El ejercicio físico, indispensable para la vida moderna.
Por Mariano Casas Di Nardo / @MCasasDiNardo
Desde siempre supimos que el concepto "Mens Sana in Corpore Sano" es la base de la buena vida. Y en los tiempos que corren, donde el afuera es el principal generador de contraindicaciones físicas y psíquicas, a tal afirmación, habría que agregarle el "y viceversa". Es que está comprobado científicamente que hacer ejercicio está considerado una cura para la mayoría de las vicisitudes del ser humano, como reducir el desarrollo de enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares (ACV), diabetes, pérdida de peso, reducir la presión arterial, prevenir la depresión y controlar el estrés crónico. Asimismo, el ejercicio físico sincronizado, organizado y sostenido en el tiempo, atribuye positivamente a nuestro cerebro a nivel cognitivo y emocional y se debe a la mayor liberación de endorfinas y por lo tanto, mayor sensación de placer, felicidad y a un efecto analgésico natural tras el esfuerzo, que incluso es mayor cuando el ejercicio es de alta intensidad.
"Una vez que empezás a entrenar, no querés parar y ponés cada vez más alta la vara", reconoce Fernando Galiano, quien comenzó a correr hace algunos años para combatir su sobrepeso y por su sedentaria tarea de enfermero. Hoy en la elite del running argentino, explica: "Al finalizar cada carrera, termino puteando y exhausto, pero pasa un segundo y me invade una inmensa felicidad por el deber cumplido y por no haber claudicado en el intento. Y ahí ya empiezo a planear el próximo entrenamiento o carrera. Cuando terminé la primera Maratón de Buenos Aires que corrí de 42 kilómetros, esa misma noche, en la que no podía más con mi cuerpo ni con mi alma, me puse la meta del Cruce de los Andes. La corrí este año y ahora voy por la Maratón de París".
Consultado Daniel Tangona, entrenador personal certificado por la National Council On Strength & Fitness (USA), reflexiona: "Cada vez me llama más gente preocupada por las patologías de acuerdo a su edad y cómo puede hacer para retardar o aminorar el crecimiento de su enfermedad presente. Y es que ya se entiende que hacer ejercicio alarga la vida". Y continúa: "Yo siempre pienso igual, hoy a los ochenta años sos joven si hiciste las cosas bien, veinte años para atrás. Y así inversamente. Una persona a los sesenta puede ser híper activa si se cuidó, si se entrenó y si no llevó nunca una cotidianidad sedentaria. Hoy el mal mayor es el sedentarismo. Es lo que provoca el mayor porcentaje de enfermedades".
Estudio realizados en la Universidad de British Columbia, en Estados Unidos, aseguran que el entrenamiento físico regular, obliga al corazón a latir fuerte, haciendo que la persona transpire y por ello aumente el tamaño del hipocampo, región del cerebro que está directamente involucrada con el aprendizaje y la memoria verbal. También los resultados indicaron que el entrenamiento mantenido reduce la resistencia a la insulina y baja la inflamación. También mejora el humor, el sueño y la irrigación intestinal, además de disminuir la ansiedad. Antonella Peral, profesora de gimnasia y precursora del "Kangoo Jumps" en Argentina, coincide en todo con su colega Tangona y aporta: "Siguiendo con la corriente científica que demuestra que a mayor cantidad de liberación de endorfinas, es mayor la sensación de felicidad, opté por proponer a toda rutina, la novedosa actividad de "Kangoo Jumps", la cual debido a su alta intensidad, eleva notablemente la frecuencia cardíaca de quienes lo practican. A esto, no debemos restarle la particularidad que posee esta disciplina, que es la incorporación de las botas, que son las que proporcionan el rebote a la actividad, y las responsables de que se queme un veinticinco por ciento más de calorías que en cualquier otro deporte realizado en el mismo período de tiempo; obteniendo un impacto positivo a nivel celular y en todos los músculos del cuerpo y generando una sensación de alegría extra".
"Claramente, este tipo de información está destinada a la gente que siente que hacer algún deporte o ejercitarse físicamente es una pérdida de tiempo", se anticipa Daniel Tangona, quien en los últimos años se convirtió en el Moisés del entrenamiento en nuestro país. Y cierra su idea: "Lo importante que tienen que saber, es que para alguien realmente sedentario, son los veinte primeros minutos de empezar a moverse los que provocan la mayor parte de los beneficios de la salud: reducir el riesgo de enfermedad y por lo tanto, vivir más. Todo eso sucede en los primeros veinte minutos de estar activo".
"El otro tema importante es la estética. El primer día vas vestido con lo que tenés puesto. El segundo también y a medida que le encontrás el placer a lo que hacés y que ves los resultados en tu cuerpo y en tu ánimo, ya te ponés a pensar en tu aspecto. Y buscás las zapatillas correctas para tu disciplina, los pantalones más cómodos, la remera justa y la campera a tono", argumenta el mismo Fernando Galiano, quien por las noches entrena en Palermo junto al grupo "Correr Ayuda", donde entre el centenar de runners, hacen lo propio Diego y Yanina Latorre, Sarah Stewart Brown y el periodista Santiago García.
Repite Tangona en su optimismo: "Para quienes duden de hacer alguna actividad que corte con sus rutinas laborales y sociales, hay claves, como "pensar en empezar pequeño". Convencerse de hacer la primera vez sólo cinco minutos cada día, así tres veces a la semana. Sólo eso. Y uno cree que "no es nada", pero algo es. Y si se puede destinar aunque sea ese poco tiempo, con todo lo que nos generará, ese tiempo se terminará multiplicando". Es importante saber que el ejercicio y el aumento de proteínas BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro) actúan como un propulsor del estado de ánimo. Sus efectos son como los de las adicciones. Por eso cuando se empieza a hacerlo, la sensación de reiterarlo será cada vez más frecuente. Como decía el autor George McGovern: "Las endorfinas liberadas son adictivas y, a medida que pasa el tiempo, necesitas hacer más ejercicio para alcanzar el mismo nivel de euforia". Otro autor que hacer referencia a ello es Charles Duhigg, quien en su Best Seller "El poder de los hábitos" afirma: "El ejercicio diario allana el camino no sólo a la felicidad sino también al crecimiento del resto de las áreas de nuestra vida".
"Sentirte bien físicamente, te tienta a buscar otras disciplinas. Una vez que entendí todo sobre el running, agregué natación. Y una vez por semana nado en una pileta olímpica. Como que cada vez querés más afinar tu cuerpo. Y se hace como un entrenamiento invisible, que hace que vayas al kinesiólogo de forma preventiva y que te empieces a cuidar con los alimentos, que en definitiva hace que te sientas mejor con el mundo exterior", asegura Galiano en la explicación de su cronometrada agenda. Mucha disciplina y sobre todo orden, que también lo benefició en otros aspectos de la vida. "Voy al trabajo relajado, en paz. Porque uno tiene la cabeza puesta en el grupo de entrenamiento. La presión del laburo la pasás tranquilo. Esa energía la reservás. Antes yo explotaba por cualquier problema laboral o me hacía malasangre por discusiones tontas de pareja cuando llegaba a casa. Ahora no malgasto energía discutiendo con un amigo, con un colega o con una pareja. El entrenamiento mejoró mi vínculo en todos los aspectos y amplió mis horizontes".
Y vuelve Tangona al centro de la escena: "Trabajo con personas que tienen patologías, porque lo que más me interesa es que se entienda que el ejercicio físico contribuye a la salud. Si yo logro que una persona tenga una buena figura me voy a poner contento, pero lo primero que busco es que esa persona esté mejor de adentro hacia afuera, y no al revés. Estos años aprendí que si una persona tiene un cerebro sano, irrigado, equilibrado y bien oxigenado gracias al ejercicio, la vida le resultará más cómoda". Y para concluir, agrega: "Por ejemplo, cuarenta horas de sesiones de golf generan neuronas nuevas en nueve áreas diferentes del cerebro, algunas vinculadas con la coordinación motora, pero también estimula a otras ubicadas en áreas ejecutivas relacionadas con el planeamiento, la imaginación y la toma de decisiones". También incluiría en nuestro estilo de vida al Yoga porque lo considero el complemento ideal para cualquier actividad, ya que logra en nosotros una quietud absoluta, que ayuda a nuestro autocontrol. Por último, el baile, incluso más que la meditación. Bailar salsa, reggaeton o merengue, nos deja intrínsecamente vinculado a esa melodía y seguirla sin perderse un segundo, muestra nuestro nivel de concentración. Bailar también sirve para bajar los niveles de estrés y ansiedad".
LA NACION