Fantasmas en Windsor: misterios y leyendas del castillo favorito de la reina Isabel
Desde que comenzó la pandemia de coronavirus, la reina Isabel II y su esposo, el príncipe Felipe, decidieron pasar un período de confinamiento en el castillo de Windsor. La elección no fue al azar, ya que esta es una de las residencias favoritas de la monarca. Sin embargo, al parecer no estuvieron solos y no por el personal que los acompaña habitualmente: según distintos relatos, la propiedad está habitada por "inquilinos" paranormales.
El castillo de Windsor, ubicado a unos 40 kilómetros de Londres, es el más grande y antiguo del mundo. Fue inaugurado por Guillermo el Conquistador en el siglo XI y, desde ese momento, albergó a 39 reyes ingleses en sus más de 900 años de historia.
Dos bodas recientes se celebraron en sus icónicas instalaciones: la de la princesa Beatriz y la del príncipe Harry y Meghan Markle. Pero una de las mayores peculiaridades de la construcción es que muchos la consideran "embrujada", ya que fueron reportadas al menos 25 experiencias con fantasmas a lo largo de los siglos.
Entre las "apariciones" de Windsor, una de las más destacadas es la de Isabel I, quien fue vista en varias oportunidades. Incluso la reina Isabel II y su hermana Margarita afirmaron haberla cruzado.
La llamada "reina virgen" siempre fue percibida en la biblioteca, donde, según consignó el sitio Visit Britain, "sus pasos se pueden escuchar sobre las tablas del suelo".
Hace algunos años, el especialista en fenómenos paranormales, Steve Wesson, dijo que recorrió el sótano del castillo y que divisó una figura que era "la viva imagen de la reina Isabel I".
Según su relato, Wesson escuchó ruidos extraños, por lo que quiso filmar lo que sucedía en el sótano y, de repente, vio una figura brillante que parpadeaba. "No hay nada que pueda ser aparte de una aparición. No había nadie alrededor. No puedo explicarlo. Nunca antes había visto algo así. Es simplemente increíble", dijo.
"Aparentemente, la reina Isabel I dormía arriba de donde ocurrió esto. Nadie habló de eso porque, por alguna razón, se suponía que no debía estar allí. No sé si es la reina Isabel, pero sería genial si lo fuera", reconoció.
También se dice que el espíritu del rey Jorge III, quien reinó casi 60 años entre 1760 y 1820, sobrevuela Windsor. Varios testigos confesaron haberlo encontrado y la BBC publicó que "se lo ve mirando con nostalgia desde la ventana de la habitación donde solía estar detenido", debajo de la biblioteca. Allí estuvo confinado durante varios "períodos de demencia".
Richard Jones, estudioso de la historia de los castillos británicos, el fantasma de Jorge III ronda desde hace más de 200 años la propiedad. "Después de su muerte, mientras su cuerpo aún era velado, los guardias pasaban por la ventana de la habitación del rey y el oficial al mando aseguró haber visto su figura de pie. Instintivamente, dio la orden a los guardias de mirar a la derecha. Cuando giraron alrededor, cada soldado vio la figura del rey devolviéndoles el saludo".
Pero eso no es todo. También se cree que Enrique VIII solía pasear por los claustros del decanato: se escucharon pasos arrastrados y gemidos que podrían vincularse a la lesión de una de sus piernas.
Otro de los "fantasmas" más reconocidos en los terrenos de Windsor es el de Herne, un cazador del rey Ricardo III al que aseguran haber visto cabalgando en distintas partes de los jardines de la residencia real.
Pero detrás del espíritu de Herne existe una leyenda. Según consignó el sitio Crónicas de la corona, se convirtió en el cazador favorito de Ricardo III cuando salvó al rey del ataque de un ciervo. Su amistad con el monarca creció y generó celos en el resto del personal. Misteriosamente, Herne fue acusado de robo; por la humillación, se colgó de un árbol. El mito indica que aquellos que se topen con su espíritu serán atravesados por la desgracia.
La historia del cazador se popularizó en la obra de Shakespeare Las alegres esposas de Windsor, donde se lo retrató como un espeluznante guardián del bosque de Windsor, que tenía cuernos de ciervo y solía quedarse cerca de un roble.
Actualmente, la residencia de 1000 habitaciones es la preferida de la reina Isabel, quien no hace oídos sordos a las historias fantasmales. De hecho, contrató a equipos de científicos y "cazafantasmas" en distintas oportunidades para averiguar un poco más sobre los espíritus, aunque reconoció que no tiene problemas con ellos, sino que los considera "simpáticos".
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