La historia de la terrorífica “momia” acusada de hundir el Titanic
En el Museo Británico se encuentra esta curiosa exposición que fue considerada por muchos años como de “mala suerte”; por qué se la vincula con el hundimiento que tuvo lugar el 15 de abril de 1912
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En el Museo Británico de Londres se encuentra un objeto muy particular, las leyendas dicen que está maldito o que trae mala suerte. Incluso, se le atribuyen múltiples desgracias mundiales.
Se trata de una tapa de ataúd egipcia de madera y yeso pintada, que una vez cubrió a la momia de una mujer, posiblemente una sacerdotisa de Amón Re. Hace unos años, la cubierta fue bautizada como la “momia de la mala suerte”, aunque en realidad tal momia no existe, dado que solo es una tapa de ataúd, que mide 1,62 metros, está pintada de vivos colores y cubierta de inscripciones jeroglíficas.
La pieza data de finales de la dinastía XXI (950-900 a.C.), según señala National Geographic, pero la fama de la maldición comenzó, cuando varias personas empezaron a vincular los acontecimientos negativos y desgracias que sucedían a sus propietarios.
Los rumores llegaron a personajes respetados y a portadas de diarios serios. William Butler Yeats, Arthur Conan Doyle y Henry Rider Haggard hicieron referencia a la “momia de la mala suerte”, y en 1921 The Times publicó una nota sobre los peligros que corrían quienes se cruzaban en su camino.
Su relación con el hundimiento del Titanic
La cubierta de momia fue adquirida por Thomas Douglas Murray de ladrones de tumbas en Tebas, Egipto, entre 1860 y 1870. El hombre y su equipo se llevaron el objeto a Inglaterra, pero múltiples desgracias acaecieron al grupo.
Uno de los compañeros se perdió en el desierto y desapareció, otro recibió un disparo accidental en un brazo y perdió la extremidad. Pero una vez que llegaron a Inglaterra, las situaciones extrañas continuaron. Uno de los miembros del equipo contrajo una grave enfermedad que lo dejó postrado.
El objeto terminó, finalmente, en manos de Warwick Hunt, hermana de uno de los damnificados del transporte de la “sacerdotisa” a Europa. Sin embargo, las desdichas continuaron y afectaron a quienes vivían en su casa, por lo que en 1998 la mujer decidió donar el objeto al Museo Británico.
En el museo, los rumores de “mala suerte” continuaron. Uno de los más graves fue cuando se acusó a la cubierta de las muertes de un fotógrafo que intentó tomar una imagen del objeto o la del periodista Bertram Fletcher Robinson, quien falleció en 1907 por fiebre, y se dijo que la causa fue la momia, dado que el reportero había divulgado algunos de sus maleficios.
La leyenda también afirma que la pieza arqueológica fue la causante del hundimiento del Titanic el 12 de abril de 1912. Según se dice William T. Stead, que viajaba a bordo del Titanic y que no sobrevivió al accidente, contó el relato sobre las maldiciones de la “momia” a los tripulantes, y aseguró que esta viajaba a bordo del embarque.
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