La historia de amor de Bill y Melinda Gates: del primer rechazo a la separación tras 27 años juntos
El empresario y su esposa anunciaron este martes su divorcio; tuvieron tres hijos: dejan detrás una relación que arrancó en 1987 en los pasillos de Microsoft
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Este lunes a la tarde, Bill y Melinda Gates anunciaron públicamente que, tras 27 años de matrimonio, habían tomado la decisión de divorciarse. De este modo, se terminaba una relación que comenzó en un picnic en 1987, y que deja como fruto sus tres hijos en común y la fundación altruista que ambos comparten y que, según informaron, seguirá funcionando tal como lo hizo hasta ahora.
“Creemos que no podemos crecer más juntos como pareja en esta nueva fase de nuestras vidas”, publicó en su anuncio de la separación en Twitter el propio magnate de Microsoft, que firma el mensaje junto a su esposa, dando a entender que se acabó el amor. El comunicado busca mostrar que fue todo de común acuerdo y sin grandes conflictos en el medio.
La historia de un amor
En 1987, Melinda French era una joven recién ingresada en la compañía Microsoft cuando rechazó la primera invitación de Bill Gates para salir con él. Ella acababa de graduarse en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, y había tomado el puesto de gerente de producto de la compañía en de la que Gates ya era el fundador y CEO.
Quien todavía no era uno de los hombres más ricos del mundo se acercó a Melinda en un picnic que había organizado Microsoft para sus empleados y le preguntó a la joven si no estaría interesada en salir con él “en dos semanas”. A ella la invitación le pareció muy poco espontánea y se lo hizo saber.
“Pedimelo otra vez cuando falte menos para esa fecha”, le dijo Melinda a Bill. Pero esa misma tarde, quizás sorprendido por la respuesta de ella, el CEO de Microsoft la llamó por teléfono y la invitó a salir esa misma noche. “¿Esto sí te parece espontáneo?”, le preguntó sin vueltas. A partir de allí, nunca se separaron.
El noviazgo entre Gates y French duró unos siete años antes de llegar al altar. Trataban de mantener el bajo perfil en el trabajo y pidieron a sus compañeros que respetaran su privacidad. A pesar de que a la madre de ella no le gustaba demasiado que su hija saliera con un CEO, a Melinda la fascinaba el espíritu curioso y el sentido del humor de Bill.
Y en 1994 se casaron. Lo hicieron en el campo de golf de un hotel llamado Manele Bay, en Hawai. La situación económica de Bill ya era bastante holgada. De hecho, para el casamiento, los medios de la época señalaron que se habían gastado un millón de dólares, y, para mantener la privacidad de la ceremonia, el magnate reservó todas las habitaciones del hotel.
El nacimiento de la fundación
Un año antes del casamiento, cuando viajaban ambos por África, vieron de cerca la pobreza extrema, lo que los hizo pensar en la necesidad de ayudar a las personas menos afortunadas que ellos. Ese fue el primer puntapié de la Fundación de Bill y Melinda Gates, fundada finalmente en 2000, y que aporta fondos para diversos proyectos que tienen que ver con mejorar la vida de las personas.
“No es justo que tengamos tanta riqueza cuando miles de millones de otros tienen tan poco”, expresó Melinda más de una vez, cuando explicaba el sentido de su fundación.
El matrimonio tuvo tres hijos: Jennifer, de 25 años; Rory, de 21 años y Phoebe, la menor, de 18 años. A pesar de que sus padres están íntimamente ligados al mundo de la tecnología -o quizás a causa de eso-, los hijos de Bill y Melinda no tuvieron teléfono celular hasta que cumplieron los 14 años.
Además, el propio Bill anunció que sus hijos recibirían de herencia “solo” 10 millones de dólares de sus padres, y que el resto iría a la fundación y otras obras benéficas.
El matrimonio y sus hijos viven en una impresionante mansión bautizada Xanadú 2.0, ubicada frente a un lago en la cuidad de Melina, estado de Washington. La vivienda, que ahora se supone podría entrar en disputa tras el divorcio, estaba valuada en el año 2019 en 131 millones de dólares.
Mientras compartían la vida familiar, disfrutaban de la mansión y timoneaban la fundación, Bill y Melinda parecían hacer una dupla perfecta. Cuando la pareja cumplió las bodas de plata, ella subió a su cuenta de Twitter una foto de su boda riendo junto a él, y escribió: “Veinticinco años y tres niños después, seguimos riéndonos a carcajadas”. En tanto, que él le respondió: “No puedo esperar a pasar otros veinticinco años riendo juntos”.
A pesar de esos augurios que presagiaban un amor eterno sentenciados hace dos años, la pareja anunció hoy que terminaba la relación matrimonial entre ellos. Y la decisión sorprendió al mundo entero.
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