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Las invasiones inglesas, el hito en nuestra historia que marcó el inicio del camino hacia la independencia, tuvieron el poder de potenciar ideales de libertad en la sociedad, efectos que desencadenaron la marcha de nuestra historia. Un poder tan fuerte que los nombres de los que lucharon en ellas fueron nuestros primeros héroes nacionales…Y también nuestras heroínas.
Mujeres con fusil en mano
Inspirada y obligada por la lucha, una de estas mujeres fue Manuela Pedraza: quien se insertó, junto al batallón de Patricios, en medio del fuego inglés y con un fusil mató a los enemigos usurpadores de la ciudad.
Pero su historia comienza mucho antes. Nació alrededor de 1780 en la Provincia de Tucumán, destino que años más tarde la llevaría a ser conocida como” la Tucumanesa”. Para 1806, y en vísperas de la Primera Invasión Inglesa, estaba casada con el cabo de Asamblea José Miranda. Fue entonces cuando Manuela sintió el deber de alejarse de las funciones del hogar para desempeñar un papel de importancia en la batalla. Infundió valor y optimismo a los hombres, y peleó al lado de sus seres queridos.
Mientras los cañonazos barrían las calles regadas con la sangre de sus conciudadanos, Manuela se encuentra en el fragor de la batalla, junto a su marido. En el escenario bélico arenga a las masas, sin sentir las balas que la rozan, ni los gritos de los heridos que se distribuyen a su alrededor, hasta que un lamentable hecho, cambia todo: ve caer a su compañero a su lado y surge como una leona. Toma su fusil y, sin siquiera pensar en su propia vida, se enfrenta con el enemigo matando a uno de sus soldados y despojándolo de su arma, la cual conserva como un trofeo glorioso.
La anécdota más importante de Manuela describe su valentía. Cuando el futuro virrey Santiago de Liniers atravesó la Plaza, dirigiéndose a tomar posesión del último bastión inglés, el fuerte de Buenos Aires, y luciendo su uniforme con jirones y agujeros atravesados por tres balas, su mirada se posó sobre la brava Manuela. Ella, entre llantos, le presentó, ese mismo fusil con el que ultimó a un soldado británico, el causante de la muerte de su marido.
El poeta gallego Manuel Pardo de Andrade, en su romance “La Reconquista de Buenos Aires por las armas de su majestad católica”, le canta sin conocerla:
¿Quién la constancia y varonil esfuerzo
de la tucumanesa valerosa,
(La amazona Manuela) sin asombro
celebrar puede, si el arrojo mira
Con que maneja el relumbroso acero
¿Al lado del consorte? Rinde y mata
al inglés más valiente y obstinado,
Presentando a Liniers en la campaña
El fusil por trofeo de su hazaña.
Manuela Pedraza fue una mujer de pueblo humilde, una heroína que aún merece el reconocimiento y la gratitud nacional.
Entre el nombramiento del rey y la indiferencia total
El General Liniers fue quien la distinguió con el grado de Alférez destacando su actuación en el parte sobre la Reconquista. En tanto, el rey de España premió a esta heroína humilde con el nombramiento de Subteniente de Infantería con sueldo; y el Cabildo, le reconoció el 25 de mayo de 1807 estos servicios nombrándola Soldado del Cuerpo de Artillería de la Unión.
Manuela Pedraza pasó de forma desdibujada por la historia argentina, pero al descubrirla su resplandor ya no puede apagarse, por el contrario, ahora brilla y disipa esa ya lejana oscuridad. Es la heroína fugaz e inspiradora de luchas civiles, que por la muerte de su compañero, saco lo más valeroso, pero como muchas veces ocurre, porque los héroes suelen mantenerse anónimos, fue olvidada y terminó sus días vagando indigente, arrastrando su miseria por las calles de la ciudad que ayudó a reconquistar.
Hoy una calle y un colegio de Buenos Aires llevan su nombre; en la Provincia de Tucumán existe una Comuna Rural con el nombre de Manuela Pedraza, incontables calles de pueblos y ciudades argentinas la homenajean, Félix Luna escribió en su homenaje el poema “Manuela la tucumana” que musicalizado en ritmo de triunfo por Ariel Ramírez forma parte del álbum “Mujeres Argentinas” cantado por Mercedes Sosa.
Letra:
No duerme buenos aires
Las mechas arden
Las mechas arden
Cuarenta mil valientes
Sólo un cobarde
Sólo un cobarde
Con un fusil de chispas
Y muchas ganas
Y muchas ganas
Peleó doña manuela
La tucumana
La tucumana
Este triunfo ganaron
Nuestras mujeres
Nuestras mujeres
Las hembras han peleado
Como varones
Como varones
Las ollas en sus manos
Fueron cañones
Fueron cañones
Malaya los que vengan
Como enemigos
Como enemigos
Habremos de correrlos
Como a estos gringos
Como a estos gringos
Este triunfo ganaron
Nuestras mujeres
Nuestras mujeres
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