La guerra del diseño: vestir (o no) a Melania Trump
Tom Ford se niega y Tommy Hilfiger cree que será "un honor", mientras algunos medios de moda no quieren informar sobre la primera dama
MADRID.- La batalla ideológica poselectoral también se libra en el armario de la primera dama. No ha pasado un mes desde que Donald Trump obtuvo la presidencia y los bandos en la industria ya toman posiciones. El dilema trata sobre si es adecuado vestir a Melania Trump y que su polémico perfil se asocie a sus marcas. No es fácil acoger a una nueva primera dama después de Michelle Obama, con un legado más que fructífero en este ámbito. Ocho años de idilio inteligente en los que convirtió su vestuario en una apuesta por el diseño made in USA.
Ella no tenía favoritos (en 2010 llegó a vestir más de 50 diseñadores). Tampoco había una intención materialista o vanidosa en sus elecciones. Su vestuario se escogía con destreza institucional en sus apariciones oficiales y se erigió como la mejor carta de presentación de la moda estadounidense. Una relación de provecho que ahora pende de un hilo, con una futura primera dama que, a tenor de los últimos meses, básicamente ha vestido en sus actos de campaña lo que le gusta y lo que se compra (por algo es multimillonaria). Se colgó a lo power dressing un abrigo francés de Balmain el día de la votación, su vestido serbio de Roksanda Ilincic en la Convención Republicana se agotó a las pocas horas de lucirlo, y la camisa pussy bow de Gucci -italiana- en el debate presidencial hizo correr ríos de tinta. El mono blanco de Ralph Lauren con el que celebró la victoria se lo compró ella y jamás contactó con la firma. Vanessa Friedman, analista de moda del New York Times, se preguntaba si todo este romance entre Washington y la industria había llegado a su fin. Si las evidentes preferencias por el lujo europeo de Melania persistirán en enero, cuando su marido jure el cargo y lastre una fructífera relación de ocho años ("eso sí que sería una auténtica declaración de independencia").
Pero antes de que todas estas incógnitas se despejen, los afectados están dejando claro de qué lado están. Y muchos no quieren estar en el de Melania. La primera en hacerlo fue Sophie Thallet, una diseñadora que colaboró estrechamente con Michelle Obama ("mi ropa es incompatible con los mensajes racistas y sexistas", dijo). Ahora ha sido Tom Ford el que se ha subido al carro del boicot. De hecho ha especificado que ya rechazó vestir a Melania hace unos años. "No es mi tipo", dijo en el plató de The View.
Los que se posicionaron en el lado más acogedor son el diseñador Tommy Hilfiger o André Leon Talley, colaborador de Vogue USA. El primero, que nunca se posicionó a favor de Hillary Clinton, salió en defensa de la ex modelo cuando WWD le preguntó por la decisión de Sophie Tallet. "Creo que Melania es una mujer muy bella y cualquier diseñador debería sentirse orgulloso de vestirla", dijo.
André Leon Talley también tiene buenas palabras para la señora Trump. Él, después de todo, fue quien hizo el estilismo de su boda en 2005, vestido que después apareció en la portada de Vogue. Al colaborador de Anna Wintour no le tembló la voz cuando comparó a Melania con sus predecesoras como Jackie Kennedy, Michelle Obama o Laura Bush.
Carolina Herrera traslada el peso de este dilema a la propia Melania: "Todas las primeras damas del mundo deben promocionar la moda de su país", declaró.
Mientras tanto, los medios de comunicación especializados en moda también se mojan. Lejos de la frivolidad, la prensa especializada se ha tomado muy en serio la tarea de informar sobre el estilo de la nueva familia presidencial.
Robin Givhan, la polémica analista de moda del Washington Post que en su día cuestionó el escote de Hillary Clinton durante las primarias contra Obama, explica en la publicación que los medios no querrán perder la oportunidad de contar con una primera dama entre sus páginas (un vocero de Vogue indica que todas las primeras damas, sin importar el color político, han sido fotografiadas por la revista).
Laura Brown, editora de InStyle, disiente: "Actualmente, no tenemos planes de cubrir la información sobre Melania Trump en InStyle". Parece que algunas voces disruptivas quieren llevarle la contraria a esa relación entre poder y medios, y probar que informar sobre moda es mucho más que describir el estilismo de la primera dama al bajar del Air Force One.
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