La ficción histórica, esa tendencia que fascina
Los caballeros templarios conservan la mística y sus hazañas son mitos que han superado la historia. Knightfall es la nueva serie que intenta captar el público de The Tudors, Vikings y Game of Thrones. El actor Tom Cullen cuenta los detalles
PRAGA.– "Yo no lo empecé”, se ríe Tom Cullen, el actor galés, alto y morocho, enfundando en una cota de cuero mientras se reclina, sin mucho éxito, en un banco sin respaldo. Se refiere a un incendio accidental que arrasó en agosto de 2016 con el 70% de los sets y construcciones de la superproducción Knightfall, a estrenarse el 22 de febrero en History Channel.
El fuego consumió la mayoría de las fachadas de edificios, templos e iglesias y una porción de una calle parisina medieval, todos construidos en los estudios Barrandov, en las afueras de Praga, República Checa.
“Yo estaba filmando una escena con un cura. Era un día maravilloso porque estaba concentrado, sin usar el celular, y se me acerca un técnico y me dice que hay un incendio en el set. No me preocupé mucho porque pensé que era un edificio solamente. Después me enteré que eran casi todos los exteriores. Pero la capacidad logística de la producción fue impresionante. Movieron secuencias mientras reconstruían todo y al otro día estábamos rodando sin perder una sola jornada”, agrega sentado a una mesa de catering en un alto de la filmación durante noviembre último.
Los estudios Barrandov se encuentran en las afueras de Praga, en terreno elevado, para que el horizonte esté despejado de edificios y construcciones modernas, en el caso que se elija filmar algo de época. Inaugurado en 1933, es uno estudios más conocidos de Europa que albergó dos Misión: Imposible, con Tom Cruise; Desde el Infierno, con Johnny Depp; Casino Royale, la de James Bond con Daniel Craig; Hellboy, de Guillermo del Toro y varias más. La ciudad de Praga es ideal para filmar producciones que requieran ciudades europeas medievales hasta el siglo XIX porque conserva las calles y los edificios antiguos. Sumado al incentivo impositivo y una moneda, como la corona, que no le hace mella frente al euro y al dólar, el combo es ideal para cualquier producción de Hollywood.
Y allí fue Knightfall, producida por el actor Jeremy Renner bajo la bandera de su empresa The Combine, que durante diez episodios de la primera temporada cuenta la historia de los famosos pero poco conocidos caballeros templarios medievales.
Cullen, que viene de trabajar en Downton Abbey como Anthony Gillingham, se ufana de conocer de ser un fanático de la historia desde chiquito: “Todas las personas deberían ser apasionados por la historia. Crecí en Gales, a la vuelta de un castillo y de niño buscaba un escudo para jugar a ser un caballero y tenía muñequitos. Me obsesionaban los caballeros. En mi habitación colgué un poster de la monarquía inglesa. Cuando me calzo una cota de malla de 15 kilos y actúo en la serie no puedo evitar una sonrisa por poder hacer esto. Espero que se note en la pantalla (risas). Conocía mucho de los templarios porque es el comienzo de quienes somos en la actualidad. Somos descendientes de una u otra forma de esa gente. Hablé con taxistas, con mi papá, con mi mamá y todos saben algo de los templarios y cada uno tiene sus propias ideas. En esta serie tratamos de descubrir la verdad.”
–¿Y cuál es esa verdad?
–El mundo de los caballeros templarios está lleno de mitos e intriga. Originalmente llamados Los Soldados-Amigos Pobres de Cristo y el Templo de Salomón era una orden militar católica fundada en 1119 por el Papa que duró hasta 1312, en lo que se llamó el Viernes Negro cuando el Rey Felipe IV de Francia ordenó matar a todos los caballeros por herejes. En realidad la corona estaba en deuda monetaria con los caballeros y la mejor forma de no pagarla era mandarlos a la hoguera.
Los caballeros templarios comenzaron como una suerte de grupo religioso que protegía a los peregrinos en su camino a Jerusalén. Con su manto blanco y cruz roja, la orden era de organización monástica y sus adeptos no cobraban por sus servicios. A lo largo de los años y gracias al visto bueno de la Iglesia, los templarios recibieron donaciones que convertían en inversiones y la orden se transformó en lo que hoy se podría llamar empresa. De hecho, comenzaron con una actividad que precede a la de los bancos. Un peregrino les confiaba su dinero y la orden les emitía un papel con la cantidad depositada. Ese papel lo podían canjear por líquido en cualquier posta de la orden en el camino hacia la peregrinación. Ese protocheque desanimaba a los saqueadores de caminos y ladrones eventuales con los que se encontraban en el largo viaje. “En realidad, los templarios eran muy aburridos –afirma el showrunner Dominick Minghella sentado en la tienda de filmación–. El 80% de sus miembros eran burócratas que administraban las donaciones y las propiedades de la orden. El resto eran los caballeros.”
Knightfall pertenece al género de ficción histórica televisiva que está instalado desde hace unos años como The Tudors, Vikings y Los Borgia. “The Tudors fue brillante y muy engañosa en cuanto a que cada vez te atrapaba más”, continúa Minghella. “Yo crecí viendo en la televisión las adaptaciones de Jane Austen y nada más. Ahora hay muchas más series históricas. También me gusta Game Of Thrones porque tiene dragones”.
La Edad Media fue un período muy violento, donde las guerras religiosas daban permiso para todo en nombre del dios en el que se creía. Minghella sabe que deberá referirse al debate entre Estado e Iglesia, en especial porque los templarios, gracias a la bula papal de Inocencio II de 1139, le daba a la orden libertad de acción por sobre todas las leyes. Ellos respondían sólo al Papa. Además, estaban exentos de cualquier impuesto y lo que los caballeros ganasen con sus batallas se lo podían quedar como botín de guerra.
“Los templarios eran muy violentos. La época era muy sanguinaria y nuestra serie también lo es. No la recomiendo para menores –sigue el productor–. Los personajes de la serie se cuestionan todo el tiempo si en realidad son los buenos y si están haciendo lo correcto. Luchan contra lo que deberían ser, lo que son, y qué significa ser cristiano en esa época. Espero que eso resuene con la audiencia, más allá de los elementos conspirativos de la historia. Cuando era joven participaba en política y quería escribir ensayos aunque no tenía idea de qué ocurría en el mundo. Ahora que entiendo un poco más, después del 11-S, Donald Trump, los problemas de inmigración, creo que vivimos un problema de malentendido con el otro. Cuando pienso en los Cruzados me imagino gente blanca cortándole la cabeza a gente marrón y tampoco quería eso; no se puede hacer eso en una serie actual. Hay también personajes musulmanes en la serie que muestran su punto de vista. Pero mi trabajo no es educar sino más bien contar historias sobre cosas que pasaron.”
Cullen adhiere a que los shows históricos ayudan a entender el presente. “Miramos al pasado porque la historia nos enseña que todo es cíclico. La Edad Media es la génesis de la vida contemporánea aunque al día de hoy no existan caballeros. La correlación obvia es con los soldados. Pero la diferencia es que los templarios peleaban por una fe, no eran pagos. Ahora un caballero es quien se para por lo que cree y tiene un compás moral, que corre para salvar a alguien más, detiene un robo o ayuda a una anciana a subir escaleras.
En México hay un cartel muy grande de traficantes llamados los Templarios. Cuando caminás por Praga ves muñequitos de templarios y levantás la vista y en algunas iglesias todavía se mantiene la cruz roja sobre el fondo blanco. La orden de los templarios es una imagen icónica. Me parece que el cartel mexicano tomó el nombre por los íconos antes que por sus valores porque son la antítesis de los templarios de verdad.
Knightfall está pensada para siete temporadas y comienza con Landry (Cullen), un caballero templario que vuelve a París después de la batalla de Acre, en 1291, donde se perdió la ciudad y fracasaron las Cruzadas. “Siente que Dios lo abandonó pero al mismo tiempo se ve responsable por haber perdido el Santo Grial”, describe Cullen a su personaje. “Lidia con su fe y está enamorado de una mujer que va contra su religión. Es un hombre muy devoto pero estricto. Es leal con su familia pero al mismo tiempo les miente.” Y agrega Minghella: “Comenzamos con el antagonismo entre el Estado y la Iglesia. Es sobre la amistad rara entre los reyes y los templarios. Vamos a poder conocer al Felipe, El Justo, rey de Francia (Ed Stoppard) y cómo trata de ser un tipo bueno antes de convertirse en el malvado que terminará siendo. Nuestras opciones quieren ser realistas con la historia y eso se aplica a todos los personajes, como la princesa Isabella (Sabrina Bartlett, de Da Vinci’s Demons) que conocemos en su juventud. La historia nos dirá que se convierte en una figura horrible, brutal, odiosa. ¿Por dónde comenzar? Por su juventud, claro. La serie, en resumen es el Estado contra la Iglesia por Europa pero también es la historia de un chico y una chica que están enamorados.”
Cullen retoma su diatriba de la historia y le agrega ahora la igualdad de géneros de nuestros días: “En esa época el patriarcado y la agenda masculina era omnipresente. Los hombres eran completamente diferentes a los de hoy, hasta físicamente. La cota de malla es increíblemente pesada. Y la mía no es de acero como las de los caballeros reales. Esos tipos la usaban todos los días en Palestina, Jerusalén y en medio de un calor impresionante. No sé cómo sobrevivían. Hombres y mujeres eran distintos porque era un mundo más duro. Históricamente es fascinante. Quiero entender cómo nuestros antepasados vivían en este mundo tan cruel.
–¿Hay alguna idea por la que pelearías como caballero hoy en día?
–En una época en la que estamos todos tan polarizados pelearía por la unidad de sexualidad, género y raza.