Tras toda una vida como imagen de la legendaria joyería de Avenida Alvear, se retira de la compañía por diferencias ideológicas y empresariales con su hermano, Enrique Stad: “No seremos competencia, seremos colegas”, dice
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Toda su vida, Claudia Stad fue el rostro delante de la empresa familiar, Jean Pierre, la joyería con más de 75 años de historia, ubicada en la Avenida Alvear. Su figura es habitual en cada evento, gala o cena, donde participa como parte de su ajetreada agenda de reuniones, y proyectos que, incluso la llevaron a interactuar con el actual rey Carlos de Inglaterra o con la reina Máxima de los Países Bajos. A pesar de todo, de mostrarse orgullosa de llevar en su ADN gemas y brillantes, y poner el nombre de su padre a lo más alto con sus relaciones públicas, la joyera decidió realizar un sorprendente anuncio a través de un mensaje que se hizo viral entre sus amigos y allegados.
“Queridos amigos. El tiempo ha llegado y la decisión está tomada. El año 2023 ha sido de reflexión sobre mi vida en Jean Pierre. Y necesito compartir con Uds. mi sentir. Hoy es tiempo de alejarme, porque mi visión y propósitos no coinciden con la nueva filosofía empresaria de Jean Pierre. Y, desde otro lugar, continuaré ligada al mundo de las joyas, a la cultura y a la labor solidaria, pues nuevos proyectos me esperan. Gracias”, escribió la joyera Claudia Stad a amigos y clientes. El mensaje generó una avalancha de respuestas. “Fueron unos 400 y no tardaron en llegar”, cuenta Stad, sexta generación de joyeros, mientras intenta explicar su presente.
-¿Qué significó Jean Pierre, la empresa, en su vida?
-El fundador de todo eso fue Jean Pierre Stad, mi padre, un francés que fue uno de los gemólogos más reconocidos. Tenía una visión muy avant garde. Llegó de Europa, se alojó en el Alvear Palace Hotel y abrió la joyería en la Avenida Alvear hace más de 75 años. Por entonces era soltero -y muy codiciado-, porque era muy hermoso, muy elegante. Se convirtió en uno de los joyeros más importantes, por entonces solo había tres joyerías en Argentina. Somos una empresa de familia.
- “Somos”...
-Es una empresa de familia. Porque ya entonces yo trabajaba con él. Había estudiado arquitectura y me encontraba en la Sorbonne de París cuando mi padre me vino a buscar. Es que en esa época las mujeres nos teníamos que casar, ser amas de casa... Y ése nunca fue mi perfil, así que me puso a trabajar con él. Mi hermano menor, Enrique, que trabajaba afuera, se sumó más tarde. Y para cuando mi padre murió, en el 90, con 62 años, jovencísimo, éramos jóvenes joyeros, fue muy importante para nosotros mantener su legado y hacer de Jean Pierre un ícono de la joyería. Trabajaba en la empresa, ya estaba casada y tenía dos hermosos hijos, Florencia y Nicolás, que son el sol de mi vida.
-¿Cómo llegó a la decisión de dejar la empresa familiar atrás?
-Hace tres años, mi mente hizo un clic. Fue cuando mi hija Florencia Boskis Stad, diseñadora de joyas y gemóloga, que trabajaba en la empresa familiar, decidió emprender un camino independiente y abrió su propia marca, Flo Boskis Stad.
-¿Qué sintió al ver que su hija rompía con la empresa familiar?
-Comprendí la situación: ella quería ser libre y no tenía interés de rendir cuenta a las autoridades. Me hizo pensar. Se dice que somos los padres los que enseñamos pero, aún cuando tenemos diferencias de edades y de visiones, mi hija me ensenó algo importante. Me hizo pensar en la posibilidad de un cambio. Además, gracias a ella, comprendí que habíamos olvidado algo, nuestro apellido. Nosotros continuamos con el legado de la empresa con el nombre de mi padre, pero mi hija creó su firma y usó el apellido de la familia. “Jean Pierre” ya está, faltaba el “Stad”. La historia se había saltado una generación, ahí fue que me inspiré en poner “Claudia Stad”.
-¿Fue una decisión charlada con tu hermano?
-Tuve un tiempo de reflexión, porque sentía la mochila de sostener el legado familiar, pero necesitaba un cambio... Fueron años intensos, con diferencias ideológicas entre mi hermano y yo, empezamos a ver al mundo de manera diferente. Decidí ser yo, con mi personalidad, con la confianza que me tienen clientes, por la calidad de mi trabajo y también por mi parte humada. Yo era diseñadora en la empresa, estudié en la Sorbonne de París la parte creativa, arquitectura... para mí la estética es la base, además soy una persona creativa, detallista y perfeccionista. Y me gusta innovar. Me gusta reconvertirme y siempre aposté al desafío. Sentí que se cerró una etapa y ahora empieza una nueva. Y no, no fue charlado, los papeles se enviaron directamente. Con “Claudia Stad” ahora el trabajo está completo.
-Con 75 años, la empresa familiar sobrevivió varias crisis y es un clásico de la Avenida Alvear. ¿No siente temor al cambio?
-Yo podía quedarme en la empresa, pero estamos en una edad en la que pensamos en el futuro de nuestras familias. Yo soy de esa gente que quiere dejar todo organizado para el día de mañana. Hay que solucionar todos los pequeños inconvenientes de la vida y hay que saber que no solo dejaste un nombre y un apellido, sino también que pudiste resolver un tema. Hay un momento muy importante de la vida que es la proyección hacia la tercera edad, tu vejez, ¿cómo ves tu vejez? Uno se pregunta cómo quiere su vejez, con el compañero de toda la vida y con todos los proyectos que aún no cumpliste. Es importante que te des el lujo de poder hacer lo que te gusta.
-¿Qué implica esta salida? ¿Se retira Claudia de la empresa familiar y con ella los clientes?
-Sí, totalmente. Los clientes se van conmigo, porque soy garantía de calidad y de algo diferente. Mi salida se la anuncié a los amigos y a clientes de Jean Pierre que me acompañaron a lo largo de mi trayectoria. Yo puedo usar “Stad” y voy a seguir siendo hija de Jean Pierre Stad, el apellido es una carta de presentación de los joyeros de la Argentina.
-Con tu hermano, ¿se convertirán en competencia?
-Seremos colegas, la palabra competencia no se debe usar. Es una empresa de familia, así que, como todo cambio, no es fácil. Si me invitan a bailar tango, no se hacerlo pero te sigo, lo voy a bailar muy bien. Es según como te quieran acompañar. ¿Cómo quedaron las relaciones? Nada se destruye, es un legado de la familia Stad. Por eso, no seremos competencia: sí colegas. Con mi hermano Enrique siempre compartíamos todo, pero hoy tengo mi propio nombre y apellido y no me me arrepiento de lo que hice. Para mí las cosas no son improvisadas, son pensadas, y se hacen con el corazón.
-Cuando comenzaste, el mundo empresarial no contaba con tantas mujeres como hoy...
-No, pero creo que siempre debemos mostrarnos como somos. ¿Por qué ir a reuniones en pantalones? No tenemos que competir con el hombre sino competir con nuestra propia capacidad e inteligencia y no tratar de adoptar el estilo del hombre. Ser femenina es parte de superar al hombre. Hay muchas mujeres sumamente inteligentes. Y, antes en mi época a vos te pagaban mucho menos y era para mí sinónimo de que no eras un par. Hoy las mujeres somos iguales o mejores que los hombres en el trabajo y somos fieles donde estamos. Defendemos más a quienes nos dan la oportunidad. Los hombres pasan de un lado a otro.
-¿Vas a presentar una empresa con tu nombre y apellido?
-Por supuesto, hay que atreverse. Soy una persona que no le tiene miedo a nada. Recibí 400 respuestas a mi anuncio, ninguna triste, todas de apoyo. Esos mensajes, con los que el día de mañana voy a hacer un libro, son el mayor capital que tengo. Yo, después de un año de reflexión, estoy cambiando. Soy controladora, me cuesta delegar pero si no delego creo que no hago bien porque no se podrían cumplir los sueños. Y el mío es ver a mi hija como la continuidad del apellido de mi familia.
-¿Qué dijo su madre sobre esta decisión?
-Lo manejé con cariño porque tiene 92 años, le expliqué mi nueva etapa, se quedó helada. Y le dije “la vida continúa, el mundo cambió”. Mi hija estaba contenta, soy su mejor amiga, su mejor consejera, se le caían las lágrimas de emoción, dijo que hacía tres años que me esperaba.
-¿Eso quiere decir que van a trabajar juntas o que también serán colegas?
-No se sabe, ya veremos el momento adecuado para hablar de eso. En esta nueva etapa me defino con la gente joven, talentosa creativa. Tengo cinco nietos, dos más grandes de Flor -de 13 y de12-, después mellizos de ocho años y acaba de llegar uno de mi hijo Nicolás. Tengo de todas las camadas. Las más grandes me enseñan tecnología, a pensar cómo usar la tecnología en las joyas. Nicole y Chloé aman las joyas y van a ser unas exitosas y talentosas joyeras, te lo garantizo. Los mellizos ya perfilan para el mundo de las finanzas.
-¿Nunca pensaron en cambiar de rumbos y abrir en otro país?
-Nacimos en la Argentina, ya fuimos emigrantes. Mi hijo se fue a trabajar al Uruguay y volvió. Hay algo que nos diferencia de todo el mundo, para nosotros la familia es importante.
-Es reconocida su labor en distintas asociaciones y su filantropía, ¿eso continuará?
-Por supuesto. Yo voy a seguir en todos lados, voy a brillar, como brillé toda mi vida, porque soy leonina y soy un diamante, como decía Elizabeth Taylor. En ése ambiente me conocen como Claudia Stad, porque todos esos proyectos fueron ideas y creaciones mías. Mi marido no es del ambiente, es un profesional exitoso y reconocido en el mundo médico (su especialidad es la cardiología) y compartimos las grandes decisiones. Él está en contacto continuamente con la vida y con la muerte, eso me permite no ser una mujer frívola, sino una mujer con sentimientos. Como te dije, para mí es muy importante la parte humana.
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