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Es considerado uno de los gráficos más influyentes de los últimos años. La curva del elefante muestra cuánto aumentó el nivel de ingresos en los distintos grupos sociales del mundo durante dos décadas, desde el 1% más pobre (a la izquierda), hasta el 1% más rico (a la derecha).
Vio la luz por primera vez en diciembre de 2012 en el estudio “Desigualdad en Números” de Branko Milanovic, aunque suele ser citado por su aparición un año más tarde en “Distribución del ingreso global: desde la caída del muro de Berlín hasta la Gran Recesión”, escrito por Milanovic y Christoph Lakner.
Siguiendo la forma de un paquidermo, muestra quiénes fueron los ganadores y los perdedores de la globalización entre 1988 y 2008. La mayoría de la población mundial vio crecer sus ingresos. Ese aumento está representado por la parte superior de la curva (equivalente a la espalda y la cabeza del elefante).
¿Quiénes son todas esas personas? Básicamente las clases medias de economías emergentes asiáticas, especialmente de países como China e India. Si se divide la población mundial en 100 partes iguales (percentiles), como hace el gráfico, se ve que el gran aumento de ingresos se produce entre el percentil 10 y el 60, aproximadamente.
Y dentro de ese grupo, los más beneficiados son aquellos que se ubican alrededor de la media con una espectacular alza de ingresos de entre 70% y 80% (los puntos más altos de la curva). En aquella cima hay cerca de 200 millones de ciudadanos chinos, 90 millones de indios y cerca de 30 millones de personas de Indonesia, Brasil y Egipto. Los otros grandes ganadores fueron el 1% más rico del mundo que se hizo mucho más rico en aquel período.
Ese selecto club de poderosos millonarios está representado por la trompa empinada del elefante. Tanto fue su éxito que vieron crecer en más de 60% sus ingresos reales durante las dos décadas analizadas.
Ahora si se observa el lado de los perdedores, ahí están, además del 5% más pobre de la población que no vio ningún cambio, las clases medias de los países desarrollados de Occidente, representadas por la parte baja de la curva. Esas clases, que en general experimentaron un estancamiento de sus ingresos, se ubican entre los percentiles 75 y 90 del gráfico.
“El estancamiento de los ingresos de las clases medias en Occidente ha sido una fuente de descontento social y de aumento del populismo, algo que se puede ver en fenómenos como el Brexit o Donald Trump”, comentó Branko Milanovic en diálogo con BBC Mundo. Fue un “cambio extraordinario” en la distribución del ingreso, apuntó.
“Probablemente fue la reorganización global más profunda desde la revolución industrial”, sostuvo el académico de la City University de New York (CUNY) e investigador senior del Stone Center on Socio-economic Inequality.
Desapareció el elefante
Con la llegada de la Gran Crisis de 2008 comenzó un nuevo período en la historia económica y un reajuste en la distribución global de los ingresos. Esa crisis, que comenzó con las llamadas “hipotecas tóxicas” en Estados Unidos y se expandió al resto del mundo, marcó un antes y un después en el reparto de la riqueza.
Así lo comprobó Milanovic en el estudio publicado en julio “Después de la crisis financiera: la evolución de la distribución global del ingreso entre 2008 y 2013”. (El análisis solo llega hasta ese año porque aún no están disponibles los datos globales posteriores). En esta nueva investigación ocurrió algo sorprendente: el elefante perdió su trompa. Eso quiere decir que al 1% más rico del mundo no le fue tan bien como antes de la Gran Crisis. Y en términos generales, disminuyó la desigualdad global.
Lo que no cambió sustancialmente fue el hecho de que otra vez las clases medias asiáticas siguieron prosperando, mientras las clases medias de Occidente continuaron rezagadas. El nuevo gráfico muestra que gran parte de la población asiática avanzó desde la mitad de la distribución mundial del ingreso hacia los sectores más altos, es decir, desde el centro hacia la derecha.
“Ya no hay más elefante, esa forma está desapareciendo”, explicó Milanovic. En la medida que China e India se mueven cada vez más hacia la zona de ingresos más altos, la forma del gráfico sigue transformándose. Las proyecciones apuntan, dice el investigador, a que probablemente Asia va a desplazar gradualmente a los europeos y estadounidenses que actualmente dominan el 20% más rico. “Ese cambio es algo que no hemos visto en los últimos 200 años”, aseguró.
La incógnita
Aunque no está claro qué ocurrió después de 2013 por la falta de datos, existen ciertos indicadores parciales que pueden dar algunas luces. Por ejemplo, mirando exclusivamente la evolución del fenómeno en Estados Unidos, cuyos ciudadanos representan casi la mitad del 1% superior mundial, “no se puede descartar que los más ricos hayan visto un repunte en sus ingresos entre 2013 y la pandemia”, señaló Milanovic.
Otros estudios sobre desigualdad, como el “2018 World Inequality Report” de los economistas Facundo Alvaredo, Lucas Chancel, Thomas Piketty, Emmanuel Saez y Gabriel Zucman, extienden su análisis hasta 2016, aunque utilizan otra metodología. Una de sus conclusiones es que la trompa se empina mucho más arriba y los ultra ricos aparecen aún más beneficiados.
Lo que muchos se preguntan actualmente es cómo la pandemia de covid-19 y la crisis económica global que vivió el mundo en 2020 están afectando la desigualdad. Poco se sabe sobre su impacto sobre las clases medias asiáticas y las de los países desarrollados. Menos aún sobre cómo cambió la situación del 1% más rico.
Pero lo que sí estiman los economistas es que dentro de cada país, es probable que las desigualdades hayan aumentado, considerando el duro golpe que le dio la pandemia a los sectores más pobres. Desde una mirada histórica más amplia, al analizar la distribución global del ingreso en las últimas décadas, lo que queda claro, dijo Milanovic, es que la desigualdad ha disminuido en el mundo.
Pero entonces... ¿por qué se escuchan constantemente advertencias de que la desigualdad está aumentando? Es una cuestión de cómo se miden las cosas, apuntó el economista. Es cierto que la desigualdad entre ricos y pobres dentro de muchos países ha aumentado, explicó, y eso es lo que las personas perciben en sus vidas cotidianas.
También es cierto que al medir cuánto concentra el 1% más rico en relación al total de los ingresos, la situación puede llegar a ser preocupante. Pero el análisis que hace Milanovic, utilizando métodos tradicionales como el Índice de Gini y una muestra poblacional de más de 130 países, arrojó como resultado que el mundo es menos desigual, particularmente por el peso que tiene el “ascenso de China”.
“Si lo que vimos en las últimas tres décadas continúa, la brecha entre Occidente y Asia seguirá reduciéndose, pero es muy difícil saber qué pasará en el futuro”, advirtió Milanovic.
No en vano se dice que este podría ser el “siglo asiático”, como la contraparte económica de lo que fue el ascenso global de las clases medias occidentales durante el siglo XX, bajo el predominio estadounidense.
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