La cuarentena en primera persona: una argentina, desde España, te cuenta lo que vas a vivir y sentir
Es mi octavo día de cuarentena. En España nadie anticipó las dimensiones que el coronavirus iba a tener. Estábamos seguros de que no íbamos a pasar por lo mismo que Italia. En Barcelona hoy hay 15 grados y desde mi balcón entra el sol de un otoño. Pero voy a hablar sobre lo que viví toda esta semana.
Debatíamos cómo el Gobierno iba a ejecutar que todos efectivamente se queden en sus casas. Yo me preguntaba cómo iban a saber las fuerzas de seguridad si una persona iba al supermercado o a violar la cuarentena. Pero comenzaron a circular los videos. En la Barceloneta, la playa más concurrida de la ciudad, los patrulleros iban de punta a punta con un altoparlante exigiéndoles a todos que no era momento para correr, pasear o caminar en la playa. "Vuelvan a sus casas", se escuchaba.
Primer día de cuarentena: ansiedad y sobreinformación
El primer día, probablemente te sientas raro/a, con la sensación de que empieza una etapa desconocida, desconcertante. La primera noche la pasé sola, y hablaba mucho por teléfono. Actualizaba los portales de noticias cada 20 minutos e intentaba entender un poco más. La necesidad imperiosa de saber la letra chica de las disposiciones del Gobierno y los alcances del confinamiento, me aturdían más que la propia soledad.
Por experiencia, mi primer consejo es que te mantengas informado, pero evites la sobreinformación. ¿Cómo darse cuenta cuando hay que parar? Cuando lo único que consumís son noticias negativas y empiezan a generarte síntomas asociados a la ansiedad.
Es muy importante atender a tu salud mental. En ese sentido, la OMS dio una serie de recomendaciones en tiempos de ansiedad y coronavirus: evitar la sobreinformación, mantenerse en contacto con los seres queridos, hacer actividad física, buscar experiencias de personas que han tenido la enfermedad y transmiten mensajes positivos, etc.
Segundo día de cuarentena: las compras para el confinamiento
El segundo día de confinamiento lo viví haciendo las compras para pasar la cuarentena. Como en Argentina, en España estás autorizado a comprar productos de primera necesidad. Busqué en varias farmacias de mi zona alcohol en gel sin éxito. Al principio, la gente empezaba a llevarse desesperada todo lo que había en el supermercado. Después de un tiempo, la población entendió que si los causantes del desabastecimiento somos nosotros mismos, a la crisis sanitaria mundial habría que sumarle otra más.
Otros consejos: es momento de abastecerse, pero no de desesperarse y de comprar desenfrenadamente.
Tercer día de cuarentena: se agudiza la tristeza
El tercer día no tenía nada que comprar y la tristeza se hacía más aguda. A pesar de ser consciente, empezás a dimensionarlo cuando los días van pasando. Ver una ciudad como Buenos Aires o Barcelona desierta, sin movimiento y con poco ruido, quizá te haga reflexionar sobre si esto será una suerte de mensaje del más allá, si es que existe algo. Tu cabeza viajará a lugares insospechados y probablemente tengas que lidiar entre la necesidad de buscar respuestas y el hastío de las noticias desalentadoras. Quedate tranquilo/a, todavía tenés más días para cambiar de actitud.
Cuarto día de cuarentena: hay que aprovechar el tiempo
En mi cuarto día de cuarentena, decidí materializar mi tiempo. Ya me había propuesto hacer una cobertura en redes sociales para que, quienes me siguen desde Argentina, supieran cómo era una ciudad aislada. Me dediqué a explicar cómo funcionaba una cuarentena y cómo la situación en España se había ido de las manos. Empecé a buscar opciones para aprovechar este tiempo.
Quinto día de cuarentena: el supermercado y otros pequeños placeres
Los cuatro días que siguieron pasaron con altibajos. Cuando en la alacena se empezaron a terminar algunas cosas, ir al supermercado se convirtió en un plan hasta divertido, pero consciente. Para salir, tomo las precauciones necesarias: en lugares cerrados como el supermercado, uso barbijo y los guantes los desinfecto con alcohol en gel. Mantengo siempre el metro de distancia que aconsejan los expertos, y dejo pasar primero a los adultos mayores. Cuando vuelvo a mi casa, lo primero que hago es tirar los guantes, lavarme las manos y pasarle a mi teléfono un algodón con alcohol. Nunca tuve tanto tiempo para hacer las cosas bien.
Si estás en Argentina y lees esto, te recomiendo que te pongas al día con las series que te recomendaron y con las que dejaste por la mitad. Te aconsejo que si todavía no tenés buena mano para la cocina, te tomes el tiempo para aprender, y aproveches para tener esas largas conversaciones que siempre posponés con tus seres queridos. La cuarentena también pone a prueba nuestra resiliencia y capacidad para sacar cosas buenas de lo malo. En mi octavo día de cuarentena, la buena noticia viene de Argentina, mi país: los esfuerzos para frenar el virus llegan más temprano que en Europa, y es responsabilidad de todos quedarse en casa y evitar la propagación.
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