La corona del polo
La etiqueta que conquistó a la realeza inglesa e inauguró una tienda exclusiva de Guards Polo Club
Bajo el sol de una mañana soleada, un rubiecito de unos ocho años se acerca fascinado a una carpa llena de camisetas de polo. Atrás galopan las bestias montadas mientras sus jinetes agitados golpean la bocha.
El niño se acerca al vendedor y pide la casaca inglesa en su talle, no hay pero la pueden conseguir en la semana. "¿Sos de la zona?", pregunta el empleado. Luego de un breve y dubitativo silencio, el nene llama a Mary. "Sí, somos de la zona", responde la niñera del príncipe William y pide que le envíen la camiseta con la factura al palacio donde vive con sus padres, el príncipe Carlos y Lady Di, y su hermano Harry. Desde el pasto del Cirencester Park Polo Club de Inglaterra, con una sonrisa, Lando Simonetti, dueño de La Martina, mira divertido el comienzo de su larga relación con la realeza británica.
Sí, esta es una relación larga. Una relación que comenzó hace más de veinte años con donaciones al Eton College –internado al que concurrían los príncipes– y se terminó de afianzar hace siete años cuando un llamado de larga distancia sorprendió al empresario ítalo-argentino con una gran noticia: la tienda exclusiva del Guards Polo Club estaba esperándolo con los brazos abiertos. "Guards quiere decir guardia, es la guardia de la reina –explica Simonetti–. El castillo de Windsor tiene un jardín enorme en donde están las guards y los caballos. Años atrás, el duque de Edimburgo empezó a jugar al polo con sus amigos y usaba esas caballerizas. Venían los reyes de todo el mundo a jugar con él y terminaron armando un club privado."
La marca también conquistó a reyes y jeques de Oriente y Medio Oriente, que al subirse a los potros se enfundan en sus creaciones. "En Tailandia la cosa es menos protocolar, ser foco de la prensa es menos temido. Allá cubrimos las necesidades del Royal Polo en competencias e iniciativas benéficas. La princesa galopa la cancha con nuestro equipo y el padre la mira desde las gradas con una gorra de La Martina", ejemplifica Adrián, hijo de Lando y CEO de la marca.
Tres años después de estrenar su tienda en el Guards, los dos empresarios recibieron una notificación real que comunicaba el deseo de la reina de inaugurarla oficialmente. Quedaron helados, pero luego de los preparativos Adrián estaba listo para conocer a Isabel II. "No vino con la Guardia Real ni chofer. Llegó manejando su auto. Esa foto me quedó grabada en la memoria", relata todavía sorprendido. Con un tailleur amarillo, la queen recorrió la tienda y elogió los colores de los productos mientras su marido, el duque de Edimburgo, miraba fascinado los cascos. Los productos de una marca artesanal y fiel a las raíces del juego.
El ADN del polo.
Códigos
La realeza y el polo tienen valores éticos y códigos que La Martina sigue a rajatabla: mantener un perfil bajo y privado es lo más importante. Por eso, la marca no publicita fotos de Carlos, William y Harry usando sus productos. El boca en boca se hará cargo de que las noticias lleguen a destino a su justo tiempo. Como la primera línea de la realeza sólo puede usar productos ingleses, cuando Carlos usa camisetas de La Martina, tapa el logo.