Sin alterar la serena belleza del Valle de Pungo, una casa inspirada en las antiguas moradas toscanas brilla bajo los rojos atardeceres cordobeses.
En la historia de Living hubo casas verdaderamente inolvidables, y hoy los invitamos a volver a una de ellas, publicada en nuestro libro Casas con encanto. La idea inicial del arquitecto Federico Shanahan y su familia fue reformar una antigua casona de estilo europeo, tan típicas de La Cumbre, pero las oportunidades se presentaron de manera tal que terminaron haciendo una a nuevo, con un resultado que conservó la magia de una vieja construcción puesta en condiciones.
El estilo elegido fue el de las casonas de campo toscanas de fines de 1700, dueñas de elegante rusticidad y estudiadas soluciones decorativas. Esto se trasladó, por ejemplo, al color de los cuartos, o a detalles como los postigos ciegos -que antiguamente se colocaban en las plantas bajas para aplacar el sol y proteger la propiedad-, que sensatamente se incorporaron, pero aplicándoles pequeñas flores de metal. La puesta se completa con elementos heredados –y sobre todo disfrutados- de los antepasados de la familia, esos que tienen la virtud de hacernos sentir acompañados y de recordarnos de dónde venimos y de darnos una sensación de guía y continuidad.
La sólida puerta de madera con incrustaciones de hierro nos conduce -desde un entorno perfumado por hierbas silvestres- a un interior donde la frescura de la piedra se equilibra con colores soleados y amplios sillones tapizados en cuero o damasco.
En el comedor, con pisos de ladrillo colocados al antiguo modo, sin junta, las paredes pintadas de rojo –el color de la pompa- infunden cierto esplendor a su sencillez. Sobre el dressoir que simula ser una chimenea, un espejo de marco barroco muestra las sierras a quienes se sientan de espaldas a los ventanales.
En la cocina, relucientes ollas de cobre, jarras de barro cocido, vajilla de cerámica esmaltada, canastos y una araña con pantallas de Toile de Jouy hablan de un ámbito donde los platos se elaboran como la hospitalidad misma: con alma.
La atmósfera provenzal se sustenta en antiguos muebles, reciclados y acondicionados para funcionar en una cocina, que se buscaron con empeño o se lograron haciendo un fértil uso de la imaginación. Es el caso de la gran campana, hecha a partir de un altar encontrado en un mercado de pulgas, hoy laqueado de blanco y colocado de manera invertida sobre la zona de los fuegos.
A rayas verdes y azules, el corredor cobra un interés que suele ser ajeno a los espacios de circulación, mientras que uno de los baños transmite una imagen espléndida, con una consola ricamente trabajada que enmarca el vibrante patrón de rombos.
En el dormitorio, la delicadeza de los caireles y los géneros bordados se sumerge en un rojo que le da contraste y profundidad.
Acompañando la base celeste y blanca con muebles decapados y artefactos antiguos o que imitan ese estilo, el detalle de la cortina de gasa bordada realza el espíritu romántico del baño de la suite principal.
El declarado gusto por el color -y la intención de darle a cada espacio tanto frescura y vivacidad como un carácter absolutamente distintivo- se manifiesta también en el dormitorio de dos de las hijas, donde un marco aguamarina encierra el estampado floral en los nichos donde se apoyan sendas camas de hierro. Entre ambas, un venerable baúl, cargado de recuerdos, oficia como mesa de luz.
Buscando una altura que lleve la vista más lejos aún, una de las terrazas se convirtió en mirador. Allí, sobre una rústica base se piedra, se dispusieron sillones y camastros, abrigados con mantas de telar para que el fresco del atardecer no interrumpa la contemplación.
Abajo, el comedor al aire libre, uno de los espacios de encuentro más importantes, tiene una innegable atmósfera de campiña europea, en uno de los tantos viajes sentimentales que propone la casa.
Sus contundentes muros de piedra, que dan la sensación de haber sido ganados adentrándose en la montaña, se hacen amables con un gran aparador de madera, y hasta un cuadro, que evoca el placer de los alimentos disfrutados en compañía